domingo, 21 de junio de 2015

El móvil de Jesús fue indefectiblemente el Amor


 

2015-06-21 Radio Vaticana

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- Un amor capaz de perdonar y de dar una oportunidad nueva incluso al enemigo que lo condena injustamente, lo castiga cruelmente, le hace morder el polvo, lo desfigura, lo crucifica, lo mata. Su amor es el más grande; es más fuerte que todo; capaz de transformarlo todo… Pero sin imposición. Es de algún modo “tenue”, como el rostro que se ve en el Santo Sudario, en Turín.

Ésta es la fuerza con la que graba su profunda impronta en el corazón del creyente. ¿Cómo puede devolver bien por mal, así como lo hace Jesús en la pasión?, ¿Cómo puede perdonar así tan generosamente al que lo hiere?, ¿Cómo puede invertir y entregar todo, hasta su cuerpo y sangre por mí?, ¿Cómo puede arriesgar su vida toda, sin que yo lo merezca en absoluto y sabiendo que yo hasta puedo ser indiferente y hasta llegar a tirar a la basura su sacrificio por mí, como lo hicieron ayer sus coetáneos?

Pero la acción que su fuerte impronta engendra en sus discípulos, es también “tenue” como la imagen de su Rostro en el Santo Sudario, porque debe aparecer poco a poco, a través del testimonio de sus testigos mártires de amor como él. Y más que con el impacto del milagro, con la firmeza suave de la caricia de amor. Esto es lo que Jesús genera, lo que él nos pide, lo que él ofrece y da: un amor fuerte, probado y victorioso, pero que a la vez es una invitación suave y hasta tenue a salir de la esclavitud en la que estamos, hacia la libertad, hacia el otro, hacia el hermano, hacia la paz, hacia la alegría, hacia la vida.

Con este ‘sacerdocio’ ejercido así, él nos dona el Espíritu de Amor santo, generado por el Padre y el Hijo. ¿Qué pensás de la imagen de este ‘Rostro tenue’ del Santo Sudario capaz de imprimir semejante impronta en nuestro corazón?

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