domingo, 23 de marzo de 2008

MENSAJE PASCUAL de MONS. OSCAR SARLINGA



«PASCUA PARA REALIZAR EN LA VERDAD NUESTRA DIGNIDAD HUMANA»

Queridos hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos de consagración especial, hermanos e hijos todos en el Señor Jesús, de esta diócesis de Zárate-Campana:

¡Ha llegado la Pascua!. El tiempo de la Pasión del Señor se ha cumplido, ha llegado el Aleluya de la Pascua, el «paso» salvador y liberador, proveniente de aquella noche en que el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud del obstinado Faraón, cuando Dios los hizo pasar de las tinieblas de la servidumbre a la luz admirable de su Promesa. Así se dio el «paso», «pésaj», la salida del pueblo de Israel, hacia la tierra prometida, bajo la guía de Moisés.

Para nosotros, cristianos, herederos de la Promesa, Pascua es por excelencia el «paso» de Jesús Liberador por nuestra vida. La vida de Jesucristo es toda ella un acontecimiento pascual permanente, un paso por la muerte y resurrección, hacia el Padre (Cf. Jn. 13,1), razón por la cual nos dijo: “(...) voy al Padre” (Lc. 9,51).

Como vuestro Pastor quiero decirles, elevando una voz que desea llegar también a quienes están alejados y a quienes no han recibido el don de la Fe: nuestra Pascua no puede quedar limitada – lo cual podría ocurrir sólo por la estrechez de nuestro corazón- a una ceremonia determinada y nada más, puesto que el Culto Divino (que es Fuente y Culmen) posee siempre consecuencias prácticas en nuestra vida. El culto es Luz para llevarla a los hermanos.

Ojalá que, desde esta Eucaristía en la Noche Santa de 2008, nos convirtamos cada día más en defensores infatigables de la dignidad de la persona humana, tal como nos lo señalara el Concilio Vaticano II[1], de su libertad, sin olvidar nunca la esencial dimensión religiosa del ser humano, la cual nos da el sentido más profundo de la libertad y de la fraternidad. Para ello, es capital buscar la verdad con corazón recto, como nos lo ha recordado el Papa, "(…) porque la verdad es que tenemos que compartir nuestra libertad con los otros y podemos ser libres sólo en comunión con ellos"[2].

Sigamos anunciando a quienes nos escuchan que dicha dignidad está ubicada en el primer rango de los valores, y que, más que un ente abstracto (como a veces se entiende de hecho, porque así es más cómodo), es una realidad que exige la verdad, la justicia, el amor y la libertad en las relaciones sociales, empezando por poner todo eso en obra en lo que nos compete más directamente[3].

Prosigamos nuestro trabajo en la diócesis, les pido, cada día con más ánimo y con sincera alegría y comunión de espíritu, como hemos venido creciendo hasta ahora.

Gracias a todos cuantos, muchos, muchísimos, que nos han acompañado –a veces haciendo reales sacrificios- con su respeto, afecto, oración, dedicación y colaboración. ¡FELIZ PASCUA DEL SEÑOR!.

Teniéndolos en la oración y poniéndolos en manos de María, la Madre de la Iglesia, los quiere y bendice,

+Oscar Sarlinga


[1] Cf CONC. ECUM. VAT. II, Const. past. Gaudium et spes, nn. 12-22.

[2] BENEDICTO XVI, Homilía en la Misa Crismal, Ciudad del Vaticano, 19 de marzo de 2008.

[3] Cf. JUAN XXIII, Enc. Pacem in terris, nn. 34-38.

sábado, 22 de marzo de 2008

MISA CRISMAL en la IGLESIA CATEDRAL de SANTA FLORENTINA de la diócesis de ZÁRATE-CAMPANA




Campana, miércoles 19 de marzo, a las 19.

Con una manifiesta y remarcable participación de sacerdotes (60 de entre los 64 sacerdotes con ministerio efectivo en la diócesis, ya sea del clero secular como del clero religioso) y dos diáconos permanentes, tuvo lugar la misa crismal, presidida por el Sr. Obispo Mons. Oscar Sarlinga, en la iglesia de Santa Florentina, catedral de la diócesis de Zárate-Campana. Dada las reducidas dimensiones del templo catedralicio, para estas ocasiones puede participar tan sólo una delegación de fieles laicos provenientes de cada parroquia, lo cual hizo que entre los presbíteros y el pueblo fiel colmaran la iglesia.

En la homilía, que fue transmitida por FM «Santa María» para las ciudades de Campana, Zárate y zonas de influencia, Mons. Sarlinga se refirió en primer lugar a la similitud espiritual entre los «Jubileos» del Antiguo Testamento y la Misa crismal, pues dijo que ésta debía ser también para los sacerdotes «tiempo del gran Retorno y del gran Perdón» y ocasión de júbilo por la renovación de las promesas sacerdotales, como un momento privilegiado del «gran jubileo sacerdotal: la renovación de una vida hecha a imagen de Cristo, renovación obrada por su mano todopoderosa».

Luego prosiguió Mons. Sarlinga explicando a los fieles que todo sacerdocio proviene de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Les habló también de las imágenes o figuras con que el Antiguo Testamento se refería al Mesías, y destacó las de Rey, Pastor y Siervo sufriente, que convergen en la de Sacerdote. Al mismo tiempo, hizo hincapié en cómo denomina a Jesucristo «Sacerdote» y «Pontífice» la carta a los hebreos. Aplicando el tema a la relación entre sacerdocio común bautismal y sacerdocio ministerial, dijo también que existe una distinción no de grado sino de esencia entre el sacerdocio común de los fieles, propio de todo bautizado, y el sacerdocio ministerial, como lo enseña el Concilio Vaticano II en la Const. Dogm. «Lumen Gentium»[1].

A continuación, el Obispo hizo alusión al Evangelio, deteniéndose en la expresión de Jesús: «El Señor me ha consagrado por la unción» y dijo, citando a Juan Pablo II, que la ordenación sacramental determina en el presbítero «un nexo ontológico específico, que une el sacerdote a Cristo Sumo Sacerdote y Buen Pastor»[2], explicando que «ontológico» significa, «del ser mismo», y que «nuestro sacerdocio ministerial es de Dios, y lo llevamos en vasijas de barro, en el decir de San Pablo, en bien del pueblo que nos ha sido confiado».

Mons. Sarlinga trajo a colación un párrafo de la Exhortación «Sacramentum Caritatis» del Santo Padre Benedicto XVI, sobre el que pidió a los sacerdotes que lo escucharan con atención y lo reflexionaran: “Jesús instituyó la Eucaristía y fundó al mismo tiempo el sacerdocio de la nueva alianza. Él es sacerdote, víctima y altar; mediador entre Dios Padre y el pueblo (Cf Hb 5,5-10), víctima de expiación que se ofrece a sí mismo en el altar de la cruz. Nadie puede decir: «esto es mi cuerpo y éste es el cáliz de mi sangre» si no es en el nombre y en la persona de Cristo, único sumo sacerdote de la nueva y eterna Alianza»[3]

Las razones antedichas llevaron al Obispo a establecer en su homilía un nexo indisoluble entre la referencia del sacerdote a Cristo y su relación con la Iglesia, diciendo que «la unción que hemos recibido comporta un profundo sentido de pertenencia en el ser (por consiguiente también «ontológico»; un amor leal, sincero, incondicionado, a la Iglesia», puesto que Cristo mismo la ama como su Esposa, «como a su Cuerpo peregrinante (Cf. Fil. 2,5)» y «en el momento supremo de su entrega al Padre, en la Cruz, se entregó enteramente por ella, por la Iglesia (Cf Ef 5,25)».

Seguidamente hizo una señalada referencia a la 2da. Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios cuando, afirmando que en su apostolado no tuvo sosiego sino tribulaciones, las describe así: «por fuera, luchas, por dentro, temores» (II Cor 7,5), recordando a la vez nuestro Obispo que el Papa Pablo VI, en épocas difíciles (las cuales, acotó, «no son sustancialmente diferentes hoy día») dijo que “(…) una de las impresiones recogidas de los distintos acontecimientos que caracterizan la vida de la Iglesia en estos últimos tiempos dice referencia al doble aspecto dramático (…) en el cual tal vida se desenvuelve, aspecto el cual parece definido por las siempre vigentes palabras de San Pablo: «por fuera, luchas, por dentro, temores». La Iglesia resiste, sufre, lucha, como puede. Sobrevive porque Dios la asiste, y porque muchos de sus hijos son fuertes, pero tal vez son estos los días preanunciados por Cristo: «la caridad de muchos se enfriará» (Mt. 24,12)”[4].

Mons. Sarlinga añadió que «para quien cree, siempre son tiempos de esperanza y de alegría profunda, también éste, y de una esperanza viva y operante». Al mismo tiempo expresó que era entendible que se tuviera «luchas y fatigas» (en el sentido de San Pablo) por causa de la evangelización («En el mundo tendrán muchas luchas», nos anunció el Señor). Ése es un sentido en el que puede entenderse la primera parte de la frase citada de san Pablo en la IIda. a los Corintios: «por fuera, luchas». En cuanto a la segunda frase de la misma: «por dentro, temores», puede significarse con ello «el vivir, en sí, signados interiormente por el miedo o el temor» (porque esto puede darse, es que nos había pedido S.S. Juan Pablo II al inicio de su Pontificado, y luego lo reiteró S.S. Benedicto XVI: «No tengan miedo»).

Hizo luego otra precisión: «Sin embargo, peor aún sería otro significado posible, consistente en «tenernos temor los unos de los otros, dentro de la Iglesia, lo cual sería inconcebible entre hermanos. Si tuviéramos que deber cuidarnos de que los otros no nos hagan daño o insidias, o que no nos tiendan trampas o que procuren hacernos mal, ello obraría en contra de la caridad, destruiría la fraternidad y pondría obstáculos serios a la obra de la evangelización, porque sería como una evidente manifestación de las obras de la carne de las que habla San Pablo en la carta a los Gálatas».

«En cambio, dentro de la Iglesia y en su irradiación al mundo de hoy, donde hay Amor y Perdón, no podrá entrar «el humo de Satanás» - (y añadió el Obispo que citaba allí una expresión de S.S. Pablo VI)[5]- porque, «con la Justicia, el Amor, la Misericordia y el Perdón se le cierra toda fisura o grieta por la que ese tóxico y destructor humo, puede penetrar». Esto dicho, recordó que un Apóstol siempre y en todas circunstancias tiene que ofrecer su sufrimiento por el pueblo que le ha sido confiado, en especial para el fruto de su misión pastoral, y recordó otra vez a San Pablo, «cuando aconsejaba a su discípulo Timoteo, a quien luego ordenó Obispo, cuando lo exhortaba: “Sufre junto conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús” (Tim, 2).

Continuó su homilía exhortando a los sacerdotes a no descuidar, en el pastoreo eclesial, «la dimensión del ofrecimiento de los sufrimientos, como lo hizo el Pontífice Misericordioso de la carta a los Hebreos, cuando nos exhorta a la fidelidad y a la confianza». Razón por la cual, dijo, «nosotros también somos servidores (como el Siervo sufriente) y hacedores de puentes (a imagen del Pontífice Misericordioso de la carta a los Hebreos); con la gracia del Señor, co-constructores de la Iglesia, que queremos ayudar cada día a la construcción de la sociedad». Aquí estamos, dijo, «para renovar hoy nuestra caridad ardiente; para sanar heridas, para darnos consuelo y fortalecimiento los unos a los otros, y no luchas, batallas o temores… Para ser fieles seguidores de Cristo, mediadores, en Cristo y desde su Gracia, entre el Padre y el pueblo, para ser, en un sentido, víctimas de expiación y causa de Alegría y Paz, entregándonos por completo a nuestra misión, para que los pobres sean evangelizados y penetre en nuestras vidas el Reino de Dios. Éstos son los sentimientos de Cristo Jesús, que hoy queremos de nuevo abrazar e imitar».

Mons. Oscar Sarlinga agradeció mucho a los sacerdotes la entrega generosa de la que han dado muestras, en bien de la porción del Rebaño que les fue encomendada, y pidió a los fieles laicos que oraran por ellos, que los quisieran y acompañaran, «cada uno según su vocación y misión» en el pastoreo que el Obispo les encargó.

Concluyó pidiendo «la ayuda de la siempre Virgen María, la Madre de Dios y Madre de la Iglesia».



[1] CONC. ECUM. VAT. II, Const. Dogm. Lumen Gentium, 10.

[2] JUAN PABLO II, Exh. Ap. Postsinodal «Pastores dabo vobis», 11.

[3] BENEDICTO XVI, Exh. Ap. Postsinodal «Sacramentum Caritatis», 23.

[4] PABLO VI, Discurso del 15 de noviembre de 1970, Ciudad del Vaticano.

[5] Cf. PABLO VI, Homilía "Resistite fortes in fide", en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, 29 de junio de 1972, Ciudad del Vaticano.

jueves, 20 de marzo de 2008

CELEBRACION DEL DOMINGO DE RAMOS E INICIO DE LA SEMANA SANTA EN LA IGLESIA CATEDRAL DE SANTA FLORENTINA





El Sr. Obispo diocesano, Mons. Sarlinga, presidió la celebración del Domingo de Ramos en la iglesia Catedral, acompañado del Pbro. W. Morales y el Pbro. Mauricio Aracena. Junto con gran concurrencia de fieles, la misa fue transmitida por la FM "Santa María" y televisada. Durante la homilía, Mons. Sarlinga explicó algunos pasajes de su Mensaje con motivo del inicio de la Semana Santa.

lunes, 17 de marzo de 2008

INICIO DE LAS CELEBRACIONES DE SEMANA SANTA PRESIDIDAS POR EL OBISPO, EN EXALTACIÓN DE LA CRUZ

Luego de celebrar la Solemnidad de San José, en la ciudad de Zárate, el sábado 15, a las 11 (oportunidad en que entregó los títulos pontificios de «capellanes de Su Santidad» a dos sacerdotes de la diócesis), en una misa con gran participación de fieles, concelebrada por 27 sacerdotes, y con asistencia de las autoridades municipales de los partidos de Zárate, Campana y Pilar, el Obispo Mons. Sarlinga presidió la eucaristía, el mismo día sábado, en las vísperas del Domingo de Ramos, dando así inicio a las celebraciones de Semana Santa, en Capilla del Señor (partido de Exaltación de la Cruz), oportunidad en que se inauguraba la televisación de las misas vespertinas del sábado en la ciudad, a través del canal local. Concelebraron con el Obispo el cura párroco y Delegado diocesano de la Pastoral Juvenil, Pbro. Hugo Lovatto, y el Pbro. Mauricio Aracena, Delegado para la Liturgia.

Durante la homilía, Monseñor Sarlinga hizo referencia a ciertos aspectos de su Mensaje pastoral para la Semana Santa 2008, que consta de tres partes fundamentales: I. “Bendito el que viene en Nombre del Señor, el que nos trae una civilización más digna; II. “Dar testimonio de Cristo victorioso desde su Padecimiento”, y III. Jesús exhala su espíritu; la Iglesia adquiere Alma evangelizadora (“Recibirán la fuerza del Espíritu Santo).

Dijo allí: “Domingo de Pasión es Domingo del Espíritu. Si la Iglesia no tuviera Alma (que es el mismo Espíritu Santo), quedaría sin misión ni razón de ser alguna. Pero la tiene; es el Espíritu de Amor. El mismo Espíritu inspiró la “profesión de fe” del centurión romano: “Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39). Fue el primer ser humano que, viendo expirar a Jesús, lo confesó como Hijo de Dios. Más aún, fue cuando lo vio expirar, en ese momento, cuando el centurión fue penetrado por la evangelización, y a continuación él mismo evangelizó, confesándolo de tal modo, delante de otros. Porque, el evangelizado, evangeliza”. Y acotó: “Fue una importante enseñanza de la Evangelii nuntiandi: “El que ha sido evangelizado, a su vez, evangeliza.

Asimismo, después de pedir unirse en espíritu al Papa Benedicto XVI para la próxima XXIII Jornada Mundial de la Juventud 2008, bajo el lema: «Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos» (Hch 1, 8), recordó que en la diócesis que pastorea, los jóvenes también “(…) han recibido esa fuerza de lo Alto (…) en esta iglesia local de Zárate-Campana, tan rica en potencialidades humanas y cristianas, y también heterogénea…”. Se manifestó muy contento, como Pastor diocesano “(…) de la cantidad de grupos juveniles misioneros que han querido formarse, y han aceptado el desafío de la Misión dentro de esta propia diócesis (que ha experimentado una gran inmigración del interior del país, y de países vecinos, una razón más, entre otras numerosas, para lo cual todos hemos debido “redescubrir” la necesidad de misionarla”.

Concluyó su homilía otro parágrafo de su mensaje pastoral, expresando: “Queremos, con renovada Esperanza, comprometernos una vez más a proclamarlo, con humildad, con Fe (Cf Rm 1, 16) y a ponernos al servicio de una humanidad dramáticamente necesitada del Amor, para construir una civilización más digna de Dios y del hombre, más como la merecemos por ser hijos del Padre”.

Cabe señalar que la localidad de Capilla del Señor es muy antigua, llegando sus orígenes al año 1580, en tiempos cercanos a la 2ª fundación de Buenos Aires, en tierras que integraban el "Pago de la Cañada de la Cruz". En 1750 la capilla de la estancia existente fue donada a la Iglesia, y en 1772 se fue aglomerando la población, en torno de la capilla "del Señor de la Exaltación de la Cruz", formándose un pueblo que luego se transformó en la ciudad actual.

domingo, 16 de marzo de 2008

MENSAJE PASTORAL DEL OBISPO DIOCESANO MONS. OSCAR SARLINGA

PARA LA SEMANA SANTA 2008

En el Domingo de Pasión, o Domingo de Ramos

I

BENDITO EL QUE VIENE, EN NOMBRE DEL SEÑOR, EL QUE NOS TRAE UNA CIVILIZACIÓN MÁS DIGNA

Exclamamos hoy, con la Escritura: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mc 11,9). Como hoy nosotros, fieles de Cristo, aclamamos al Señor, los jóvenes y los niños de Jerusalén acudieron llenos de alegría a Jesús, en el descenso desde el monte de los Olivos, agitando ramos del mismo olivo y de palmera, haciendo fiesta, según el antiguo himno: Los jóvenes hebreos, llevando ramos de olivo, / salieron al encuentro al Señor…”

La Liturgia es actual: la vivimos hoy. Hacemos, con un solo corazón y una sola alma, la solemne procesión con los ramos de olivo y de palma, en este domingo llamado, precisamente, de Ramos y de la Pasión del Señor, domingo que nos invita al testimonio y a la misión, puesto que es el Espíritu Santo el que nos hace testigos que aclaman a Cristo, para poner nuestras vidas al servicio de una civilización más digna, la civilización del Amor.

II

DAR TESTIMONIO DE CRISTO VICTORIOSO DESDE SU PADECIMIENTO

Volvemos a vivir, en cierto sentido, en y desde la fe, lo que ocurrió ese día de Ramos- Vemos la multitud exultante que ve a un Jesús, aclamado como el Enviado del Señor, montado sobre un asno. Lo aclamaban todos, jóvenes, niños y adultos, aunque con reticencia de algunos fariseos que hubieran querido hacerlos callar. Pero, si el gentío hubiera callado la aclamación, la habrían gritado las piedras (Cf Lc 19,39-40).

Nosotros lo hacemos hoy también, en esta Liturgia que celebramos, como Iglesia congregada en la unidad. La lectura de la Pasión (“Padecimiento”) nos pone frente a un Cristo realmente viviente en su Cuerpo, que es la Iglesia, a la cual no podríamos comprender cabalmente si no nos remontáramos al Cenáculo, donde los discípulos permanecían juntos, unidos, (cf. Lc 24, 49), rezando con María, la «Madre», a la espera del Espíritu prometido, el Espíritu que hizo nacer la misión eclesial.

Ahora, desde la imagen del Jesús padeciente, ¿me permitirán ustedes proponerles, a modo de examen de conciencia eclesial, algunos temas, concordantes con el inicio de esta Semana Santa?: El primero podría ser: en nuestro comportamiento eclesial, ¿nos inspiramos de verdad y con entera confianza en ese ícono viviente que nos presenta la Iglesia naciente, y que sigue siempre vivo y obrante en la Iglesia actual?. Dicha inspiración podría verse obstaculizada. Sería letal dejarnos abrumar por los problemas (que por cierto no escasean), las dificultades para las cuales no se ve inmediata solución, las no pocas veces graves faltas a la comunión, la caridad enfriada de muchos, o la duplicidad de espíritu, no exenta de internismo, que a veces puede aquejarnos. La caridad se enfriará, si nos dejamos abatir, y la misión perdería, así, toda eficacia. La unión de los corazones, en cambio, hace la fuerza que vence todo mal. Esto es válido también, y en especial, para nuestras familias y comunidades.

Una vez más, les pido, profundicemos en nuestra conciencia la relación más que estrecha entre esa unión de los corazones -que ha de identificar a los cristianos- y la eficacia de la misión. Nuestro Papa Benedicto nos ha dicho, el pasado año 2007: “La eficacia de la misión presupone, además, que las comunidades estén unidas, que tengan «un solo corazón y una sola alma» (cf. Hch 4, 32), y que estén dispuestas a dar testimonio del amor y la alegría que el Espíritu Santo infunde en los corazones de los creyentes (cf. Hch 2, 42)[1]. Tengámoslo también presente en nuestro camino común, en nuestro itinerario en la fe, y, por qué no, en la aplicación de nuestro proyecto pastoral diocesano, que estamos elaborando desde las bases, desde los consensos profundos y evangélicos, y sobre todo desde la “pasión por la Iglesia” que ha de caracterizarnos, en un estado de “misión permanente” o de “dimensión misionera de toda la pastoral”. Como todo proyecto en y desde Cristo, exige conversión del corazón.

Convertirnos según el Amor de Cristo, contemplando su Rostro: aquí está lo que sostiene todo gran Proyecto Pastoral; luego, las concreciones son necesarias, iluminadoras, orientadoras. El Papa Pablo VI nos hizo unas más que oportunas consideraciones al respecto en su célebre exhortación “Evangelii nuntiandi”, cuando nos dijo que la fecundidad apostólica y misionera, más que el resultado –principalmente- de programas y métodos pastorales, sabiamente elaborados y «eficientes», es el fruto de la oración comunitaria incesante[2]. Como es manifiesto, una cosa no quita la otra, pero hay una jerarquía de verdades. Oración y acción consiguiente, como del árbol bueno surge el fruto bueno.

Domingo de Pasión, o de Ramos, es, pues, Domingo misional. Si queremos misión, vamos a las raíces. El Papa Juan Pablo II nos lo había enseñado, refiriéndose a la Misión: antes de ser acción, decía, la misión de la Iglesia es testimonio e irradiación[3]. Perder esta preeminencia equivale, creo, a descarrilar en nuestro itinerario. Fue por esa irradiación por la cual el cristianismo “arrasó” en sus inicios, en medio de un mundo pagano y tantas veces perseguidor, cuando, como escribe Tertuliano, los paganos se convertían, viendo el amor que reinaba entre los cristianos: «Vean –dicen– cómo se aman entre ellos»[4].

“Vean cómo se aman entre ellos”. Teniéndolo en cuenta, podríamos proponer otro interesante tema de reflexión, increíblemente actual, acerca de la innegable existencia de ciertas manifestaciones de neo-paganismo en nuestras sociedades del mundo hoy (y que no han dejado de penetrar, en distintos niveles, nuestros ambientes pastorales). Me parece que faltaríamos a la honestidad, creo, si dejáramos de plantearnos en nuestro espíritu un interrogante: ¿Cuál es la irradiación que, de verdad, estamos proyectando sobre nuestros ambientes?. ¿En qué estado se encuentra la irradiación humanizadora y evangelizadora que, como cristianos, como “luz y sal”, les debemos a nuestras sociedades actuales?. Pero esta pregunta surgirá en nuestras conciencias si antes hemos tomado conciencia “real” de “las ovejas perdidas” del rebaño encomendado, dicho esto en sentido del Evangelio, y sin aplicar aquí un criterio meramente numérico. Sin descuidar el ver primero cuántos también se acercan cada día, ¿cuáles son las causas del alejamiento de muchos? (principalmente en esto último pensaba el Papa Juan Pablo II cuando nos propuso por primera vez, para nuestra América Latina, la «nueva evangelización», nueva en su ardor, nueva en sus métodos, y nueva en sus modos de expresión).

Acerca de cuánto responderemos por ellas, las “ovejas perdidas” (en especial quienes tenemos cura de almas)[5], sólo Dios lo sabe; creemos en su Misericordia y en su Justicia infinitas. Nosotros pongamos Amor, pongamos Verdad, pongamos Esperanza; hagámoslo desde la oración y la acción, con un propósito más firme al meditar en la Pasión de Jesucristo.

III

JESÚS EXHALA SU ESPÍRITU; LA IGLESIA ADQUIERE ALMA EVANGELIZADORA

«Recibirán la fuerza del Espíritu Santo»

Domingo de Pasión es Domingo del Espíritu. Si la Iglesia no tuviera Alma (que es el mismo Espíritu Santo), quedaría sin misión ni razón de ser alguna. Pero la tiene; es el Espíritu de Amor. El mismo Espíritu inspiró la “profesión de fe” del centurión romano: “Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39). Fue el primer ser humano que, viendo expirar a Jesús, lo confesó como Hijo de Dios. Más aún, fue cuando lo vio expirar, en ese momento, cuando el centurión fue penetrado por la evangelización, y a continuación él mismo evangelizó, confesándolo de tal modo, delante de otros.

Porque, el evangelizado, evangeliza; es decir, se convierte en evangelizador y, precisamente por ello, en factor de promoción humana integral. El que evangeliza en serio, es porque está evangelizado. Fue una importante enseñanza de la ya citada Evangelii nuntiandi: “El que ha sido evangelizado, a su vez, evangeliza. Esta es la prueba de la verdad (…) de la evangelización: es impensable que un hombre haya recibido la palabra y se haya dado al Reino, sin que llegue a ser, a su vez, alguien que da testimonio y que anuncia[6].

El antiguo dicho: “Obras son amores, y no buenas razones”, dice una verdad. Pero mayor aún es la verdad de la Escritura, de labios de San Pedro: “Listos siempre para responder a quien fuera que pida razón de la esperanza que hay en ustedes”(1Pt 3,15). En este orden, el del laicado joven que es signo de Esperanza, tendrá lugar este año, del 15 al 20 de julio, la XXIII Jornada Mundial de la Juventud 2008, bajo el lema: «Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos» (Hch 1, 8). Nos unimos al Santo Padre Benedicto XVI y a todos los jóvenes, en la preparación misional para dicha Jornada, que tendrá lugar en Sydney, siguiendo también nosotros su hilo conductor, que es el Espíritu Santo y la misión[7].

Los jóvenes han recibido esa fuerza de lo Alto aquí también, en esta iglesia local de Zárate-Campana, tan rica en potencialidades humanas y cristianas, y también heterogénea…Estoy muy contento, como Pastor diocesano (y no podría dejar de decirlo), de la cantidad de grupos juveniles misioneros que han querido formarse, y han aceptado el desafío de la Misión dentro de esta propia diócesis (que ha experimentado una gran inmigración del interior del país, y de países vecinos, una razón más, entre otras numerosas, para lo cual todos hemos debido “redescubrir” la necesidad de misionarla)[8].

Gracias de nuevo por haber recibido con fe el llamado del Obispo junto con su Consejo presbiteral (de lo cual han sido testimonio elocuente las dos “Misas de envío misional”, en 2006, en Pilar, y en 2007, en Baradero). Los han alentado a la vez, queridos jóvenes, no pocos sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos de nuestras parroquias, asociaciones y movimientos. Incluyo aquí, por supuesto, a las delegaciones diocesanas competentes (en especial, sin menoscabar a nadie, sino agradeciendo a todos, la Delegación de Pastoral Juvenil, con su secretariado, y la Delegación de Misiones, con su e animación misionera). Los frutos han superado incluso las potencialidades humanas de que disponíamos.

IV

SALUDO FINAL

Por eso, al inicio de esta Semana Santa 2008, también en nuestra iglesia local, en comunión con el Papa, con un servidor, y con toda la Iglesia universal, es la fuerza de Cristo, de su Espíritu, junto con la intercesión materna y la mediación de María, la que nos hace “subir a Jerusalén”, para anunciar que la Iglesia está viva y que quiere ser anunciadora y fiel, con un sufrimiento madurado en la Cruz.

Él, Jesucristo, “(…) deberá padecer y resucitar de entre los muertos el tercer día” (Lc 24,46). Mientras esperamos ver esa Gloria, podríamos vernos tentados a llegar a avergonzarnos de Él (¡es una tentación siempre al acecho!). Queremos, con renovada Esperanza, comprometernos una vez más a proclamarlo, con humildad, con Fe (Cf Rm 1, 16) y a ponernos al servicio de una humanidad dramáticamente necesitada del Amor, para construir una civilización más digna de Dios y del hombre, más como la merecemos por ser hijos del Padre.

Les deseo de corazón que tengan una Feliz Semana Santa, vivida con la Gracia del Señor, reactualizando en sus vidas la Última Cena, la Cruz Pascual, la Resurrección Gloriosa, con Paz y unidad familiar. Ofrezco la oración por todos y cada uno, y en especial por quienes más sufren, por los enfermos y abandonados, y por quienes más lo necesitan.

Con afecto y bendición,

+Oscar Sarlinga



[1] BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre a los Jóvenes del mundo con ocasión de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud 2008, dado en Lorenzago, el 20 de julio de 2007, n. 5.

[2] Cf. PABLO VI, Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 75

[3] Cf. JUAN PABLO II, Enc. Redemptoris missio, 26.

[4] Cf TERTULIANO, Apologético, 39, 7.

[5] Nos enseñaba Juan Pablo II: “Los obispos, por consiguiente, están llamados a ser semejantes al «Hijo del hombre», quien «ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19, 10), como dijo Jesús durante su visita a la casa de Zaqueo. Esta es la esencia misma de su vocación misionera” (JUAN PABLO II, Audiencia General, Ciudad del Vaticano, miércoles 28 de octubre de 1992, n. 5). Por supuesto que la afirmación es válida para los presbíteros, estrechos colaboradores de su ministerio episcopal, de carácter sacramental. .

[6] PABLO VI, Exh. apost. Evangelii nuntiandi, 24.

[7] BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre a los Jóvenes del mundo con ocasión de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud 2008, dado en Lorenzago, el 20 de julio de 2007, n. 1.

[8] Han misionado dentro de la propia diócesis, entre 2006 y 2007, el grupo misionero de la parroquia de Maquinista Savio, el grupo juvenil de la iglesia catedral de Santa Florentina (junto con el movimiento de “Partida”), el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, los jóvenes del Movimiento de Partida de las distintas parroquias, la Acción Católica, el grupo misionero del movimiento Santa María de la Estrella (de Pilar), los jóvenes de la Legión de María, los de Villa Rosa (Pilar) los jóvenes de la parroquia de San Vicente de Paul (de Ariel del Plata), los jóvenes de Nuestra Señora del Carmen, de Zárate, de la parroquia del mismo nombre, de Campana, el grupo misionero Juan Pablo II de Santiago Apóstol, de Baradero, los jóvenes del grupo en formación de Nuestra Señora de Luján (Zárate), los de Santa Teresa de Jesús (Garín), de Jesús Misericordioso (Garín) y de la cuasi-parroquia de Nuestra Señora de Luján y los Santos Apóstoles Pedro y Pablo (Campana), los distintos grupos misioneros de colegios donde actúan los Misioneros de San Juan (con sede en Pilar), el grupo “Koinonía” (de la parroquia de Manuel Alberti), el grupo Arnoldo Jansen (del Instituto Verbo Divino, de Pilar), los jóvenes de la parroquia Beata Teresa de Calcuta (Zárate) -que se encuentra en formación-, los jóvenes de Ntra. Señora de Caacupé (de Pte. Derqui), el grupo juvenil de la parroquia de Exaltación de la Cruz (Capilla del Señor), los jóvenes del Colegio “Aníbal Di Francia” (Campana) y jóvenes de la parroquia de la Sgda. Familia, de Los Cardales, así como también de “La Posada de la vida” (Pilar). En distintas ocasiones fueron acompañados por grupos misioneros de la diócesis de San Isidro, de la parroquia de San José Obrero, de Mercedes, y del grupo de jóvenes del Focolar Zona Norte, así como de jóvenes misioneros de Del Viso. Los mismos grupos misioneros también han acudido a otras provincias o regiones, y asimismo algunos jóvenes de distintos colegios han efectuado misiones fuera de nuestra diócesis.

jueves, 13 de marzo de 2008

Bendición del hogar «Jean Bertier» Manuel Alberti (Partido de Pilar)


El día miércoles 5 de marzo, tuvo lugar la bendición e inauguración del Hogar «Jean Bertier» para sacerdotes ancianos, construido recientemente junto a la casa parroquial de la iglesia de Santa Rosa de Lima, en Manuel Alberti, perteneciente a los Misioneros de la Sagrada Familia.

Precisamente en el año centenario de la fundación de dicho instituto religioso, presente en la diócesis de Zárate-Campana en el partido de Pilar, el P. Tomás Llorente Martínez, Provincial de la Congregación invitó a Mons. Oscar Sarlinga a la bendición de las nuevas instalaciones, modernas y adaptadas a necesidades de ancianos, incluso con problemas especiales. Junto al Sr. Obispo y al P. Tomás Llorente Martínez, se hicieron presentes en la celebración, diversos provinciales de la Congregación, el Sr. Cónsul general ad junto de España, Juan José Escobar; la presidenta de la Fundación Educar, Sra. Bettina Bulgheroni; junto con curas párrocos y sacerdotes del Instituto; el Decano de Pilar, Pbro. Oscar Iglesias; el Pbro. Mauricio Aracena, delegado para la Liturgia; religiosos, religiosas y benefactores.

lunes, 10 de marzo de 2008

El Colegio "San Antonio" recibió la visita de Monseñor Oscar Sarlinga.

El Colegio "San Antonio" del partido de San Antonio de Areco recibió la visita de nuestro Obispo, Mons. Oscar Sarlinga. La mencionada casa de estudios pertenece a una fundación privada, que en sus estatutos establece la inspiración católica. Cuenta incluso con una capilla, erigida y bendecida por Mons. Rafael Rey. El establecimiento se encuentra en la jurisdicción parroquial de San Patricio, una de las dos parroquias de San Antonio de Areco, atendida también por la Sociedad del Apostolado Católico (Padres Palotinos). La atención espiritual se encuentra desde hace unos años encomendada al actual Instituto de los Misioneros de San Juan (que tienen su sede en el partido de Pilar), siendo el P. José Yanzón quien se desempeña a la manera de un capellán. La visita comenzó con la celebración de la misa (presidida por el Obispo y concelebrada por el P. Néstor Morón, cura párroco de la jurisdicción, y el P. José Yanzón), de la que participaron alumnos, personal directivo y docente, padres y madres de familia. Continuó con un encuentro con los directivos y finalizó con un interesante encuentro con un grupo importante de jóvenes, que quisieron compartir con el Obispo algunas reflexiones, preguntas, orientaciones.

jueves, 6 de marzo de 2008

ENCUENTRO DIOCESANO DE DOCENTES CATÓLICOS



El pasado martes 26 de febrero se llevó a cabo el Encuentro Diocesano de Educadores Católicos, bajo el lema "Educando construimos una Sociedad mas justa" que reunió en la localidad de Alberti a cientos de docentes. La convocatoria reunió a los docentes de toda la diócesis, así como también algunas comunidades educativas venidas de la diócesis de San Miguel, específicamente de Tortuguitas.

Se inició con la Santa Misa oficiada por el Sr. Obispo y sacerdotes de toda la Diócesis.

Monseñor Oscar, pidió una mutua autonomía y una sana cooperación entre la Iglesia y el Estado en el ámbito de la educación y señaló que los colegios católicos deben cumplir con todas las normas que hacen al empleo registrado, la contratación de seguros y aquellas concernientes al mal desempeño de sus funciones tanto del personal laico como de los sacerdotes que actúan en el ámbito de la educación.

A su vez hubo un encuentro fraterno entre el Obispo y directivos, docentes y empleados de los colegios católicos de la diócesis, quienes sobrepasaron la capacidad del estadio deportivo del colegio María Madre Nuestra, de Manuel Alberti. También participaron funcionarios regionales del ministerio de educación bonaerense, encabezados por el director provincial de Gestión Privada, doctor Néstor Ribet.

Monseñor Sarlinga dedicó la homilía de la misa a reflexionar sobre la necesidad de que en las escuelas se enseñe a generar justicia. “Hay dos maneras de vivir la justicia –dijo-, una es haciendo que se cumpla y obrando conforme a ella, pero hay otra forma muy importante que antecede a esto: es la acción de generar justicia. En este sentido, una sociedad educada así seguramente será más justa. La escuela debe enseñar a ser más justos”.

En otro momento el obispo destacó el afecto que los docentes brindan a los alumnos más allá de su salario: “lo que existencialmente hacen ustedes es superior a un contrato de trabajo”. Aseguró también que la escuela católica tiene algo que aportar contra los flagelos de la sociedad actual. Asimismo llamó a las familias a afrontar los desafíos y a buscar caminos de mutua colaboración entre la escuela y los padres. “A la Iglesia –añadió- no le es lícito abdicar de la educación en la fe, una tarea que debe ser propuesta, nunca impuesta, y se debe brindar en forma permanente”.

También les habló a los docentes católicos el doctor Ribet quien admitió que la presencia de la educación privada es imprescindible y que en el caso de la Iglesia, el derecho a estar le viene desde la época de la colonia. “El Estado –señaló- debe promover y acompañar la educación de gestión privada para que los padres puedan elegir, con lo cual queda garantizada su identidad cultural y religiosa”.

NOMBRAMIENTOS DIOCESANOS


TOMA DE POSESIÓN DE LA PARROQUIA DE SAN JOSÉ OBRERO EN LA CIUDAD DE ZÁRATE:

El domingo 2 de marzo nuestro Obispo diocesano Mons. Oscar Sarlinga puso en posesión de su ministerio de cura párroco al R.P. Fernando Montes, S.D.B., quien le había sido presentado por el Padre García, Inspector de los Salesianos, a cuya Orden ha sido confiada esa parroquia. Al mismo tiempo, designó vicarios parroquiales a los Padres Carlos Barbero, Alejandro Davico y Bruno Rossi, todos salesianos, quienes componen la comunidad la Orden Salesiana en Zárate.

TOMA DE POSESIÓN DE LA PARROQUIA DE SAN ISIDRO LABRADOR, DE LIMA (partido de Zárate):

El día sábado 8 de marzo, a las 20, Mons. Oscar Sarlinga pondrá en posesión de su oficio de cura párroco de San Isidro Labrador (Lima) al Pbro. Hernán Chávez, quien hasta el presente se había desempeñado como vicario parroquial de la Natividad del Señor, de la ciudad de Belén de Escobar. El Pbro. Agustín Torti, quien era administrador parroquial, presentó su renuncia por razones de salud.

Invitamos a la comunidad diocesana a acompañar con su oración y afecto espiritual al nuevo Pastor, y al mismo tiempo también a quienes puedan asistir a la ceremonia. La localidad de Lima, célebre por ser sede de la central nuclear y la que se encuentra en construcción, ha tenido recientemente un importante aumento poblacional, que es creciente en la medida del aumento de las fuentes de trabajo. El Sr. Obispo le ha encomendado al quien será el nuevo cura párroco que atienda especialmente esa realidad social desde una perspectiva evangelizadora y de promoción humana integral.

CÁRITAS DIOCESIS ZÁRATE-CAMPANA, INFORMA



El pasado martes 26 de febrero se realizó la entrega de la primera vivienda del plan de construcción de casas que viene realizando Caritas Diocesana. La entrega comenzó con la bendición de la vivienda, la cual fue realizada por el Pbro. Mauricio Aracena, coordinador General de Caritas diocesana. En la celebración estuvieron presentes asistentes sociales pertenecientes al municipio de Pilar quienes colaboran en este proyecto de promoción humana. Así también algunos miembros de la comisión diocesana los cuales tienen a su cargo este proyecto, el Sr. Federico Fuentes y la Sra. Margarita Andreini.

Este proyecto tiene su origen bajo un convenio entre Cáritas Argentina y el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, con el objetivo de proveer de vivienda digna a familias carenciadas mediante el sistema de autoconstrucción participativa y capacitación en obra.

Se trata de la construcción de viviendas nuevas, destinadas a familias de muy escasos recursos, cuya distribución y localización fue determinada conforme a la demandas recibidas por Cáritas Nacional y relevadas por las Cáritas parroquiales de diversas zonas del país a través de sus Cáritas diocesanas. Esta iniciativa se llevará adelante en forma progresiva, comenzando en un primer momento la construcción de 320 viviendas en las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, Chaco y Buenos Aires.

En el marco de este programa, Cáritas realizará su atención mayormente a familias numerosas, desocupados estructurales, changuistas ocasionales, localizados en parajes rurales o urbanos dispersos, isleños o asentados en la periferia de los centros urbanos que en muchas ocasiones ni siquiera fueron beneficiarios de algún programa social.

El programa también facilitará la capacitación en oficios, en la administración de recursos (materiales, financieros y humanos) y la capacitación en modelos asociativos de trabajo para su inserción posterior en el mercado laboral.

Una vez otorgada la posesión de las viviendas, los beneficiarios participarán de un plan de reintegro en cuotas para constituir un fondo solidario con destino a gastos y/o inversiones de fomento social para la comunidad: microcréditos, microemprendimientos, etc.

Partiendo de la valoración del hombre como sujeto de su propio desarrollo, y para contribuir a recuperar la cultura del trabajo, Cáritas propone nuevas alternativas de acción que permitan la inclusión social de las personas en situación de pobreza desde los valores de la promoción humana y la solidaridad.

Asimismo, el Gobierno Nacional tomó la decisión de entregar un subsidio de $100.000 para la obra que lleva adelante la institución.

VISITA PASTORAL DE MONS. SARLINGA A LA COMUNIDAD DE CENÁCULO


El pasado jueves 28 de febrero Mons. Oscar visitó la comunidad de Cenáculo. Al llegar el Sr. Obispo celebró la celebración eucarística con los jóvenes. Luego en un clima muy fraterno compartió la merienda, los chicos de la comunidad le regalaron a Mons. Oscar un reclinatorio elaborado por uno de ellos, realizado en madera de ciprés.

La Comunidad de Cenáculo nace de la intuición del Espíritu Santo, a través de una mujer consagrada, Sor Elvira Petrozzi, nació en julio de 1983 la Comunidad Cenáculo como respuesta de la ternura de Dios Padre, al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general, que buscaban la alegría y el sentido verdadero de la vida.


Actualmente colaboran con la Comunidad, voluntarios, consagrados y familias que viven y operan a tiempo completo y en total gratuidad al servicio de esta obra.
La “Casa Madre” de la Comunidad se encuentra sobre la colina de Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia. Desde ese año, han nacido numerosas Fraternidades del Cenáculo: actualmente son 56 dispersas en Italia y entre las cuales esta presente la que esta en nuestra diócesis.