PARA
En el Domingo de Pasión, o Domingo de Ramos
I
BENDITO EL QUE VIENE, EN NOMBRE DEL SEÑOR, EL QUE NOS TRAE UNA CIVILIZACIÓN MÁS DIGNA
Exclamamos hoy, con
II
DAR TESTIMONIO DE CRISTO VICTORIOSO DESDE SU PADECIMIENTO
Volvemos a vivir, en cierto sentido, en y desde la fe, lo que ocurrió ese día de Ramos- Vemos la multitud exultante que ve a un Jesús, aclamado como el Enviado del Señor, montado sobre un asno. Lo aclamaban todos, jóvenes, niños y adultos, aunque con reticencia de algunos fariseos que hubieran querido hacerlos callar. Pero, si el gentío hubiera callado la aclamación, la habrían gritado las piedras (Cf Lc 19,39-40).
Nosotros lo hacemos hoy también, en esta Liturgia que celebramos, como Iglesia congregada en la unidad. La lectura de
Ahora, desde la imagen del Jesús padeciente, ¿me permitirán ustedes proponerles, a modo de examen de conciencia eclesial, algunos temas, concordantes con el inicio de esta Semana Santa?: El primero podría ser: en nuestro comportamiento eclesial, ¿nos inspiramos de verdad y con entera confianza en ese ícono viviente que nos presenta
Una vez más, les pido, profundicemos en nuestra conciencia la relación más que estrecha entre esa unión de los corazones -que ha de identificar a los cristianos- y la eficacia de la misión. Nuestro Papa Benedicto nos ha dicho, el pasado año 2007: “La eficacia de la misión presupone, además, que las comunidades estén unidas, que tengan «un solo corazón y una sola alma» (cf. Hch 4, 32), y que estén dispuestas a dar testimonio del amor y la alegría que el Espíritu Santo infunde en los corazones de los creyentes (cf. Hch 2, 42)”[1]. Tengámoslo también presente en nuestro camino común, en nuestro itinerario en la fe, y, por qué no, en la aplicación de nuestro proyecto pastoral diocesano, que estamos elaborando desde las bases, desde los consensos profundos y evangélicos, y sobre todo desde la “pasión por
Convertirnos según el Amor de Cristo, contemplando su Rostro: aquí está lo que sostiene todo gran Proyecto Pastoral; luego, las concreciones son necesarias, iluminadoras, orientadoras. El Papa Pablo VI nos hizo unas más que oportunas consideraciones al respecto en su célebre exhortación “Evangelii nuntiandi”, cuando nos dijo que la fecundidad apostólica y misionera, más que el resultado –principalmente- de programas y métodos pastorales, sabiamente elaborados y «eficientes», es el fruto de la oración comunitaria incesante[2]. Como es manifiesto, una cosa no quita la otra, pero hay una jerarquía de verdades. Oración y acción consiguiente, como del árbol bueno surge el fruto bueno.
Domingo de Pasión, o de Ramos, es, pues, Domingo misional. Si queremos misión, vamos a las raíces. El Papa Juan Pablo II nos lo había enseñado, refiriéndose a
“Vean cómo se aman entre ellos”. Teniéndolo en cuenta, podríamos proponer otro interesante tema de reflexión, increíblemente actual, acerca de la innegable existencia de ciertas manifestaciones de neo-paganismo en nuestras sociedades del mundo hoy (y que no han dejado de penetrar, en distintos niveles, nuestros ambientes pastorales). Me parece que faltaríamos a la honestidad, creo, si dejáramos de plantearnos en nuestro espíritu un interrogante: ¿Cuál es la irradiación que, de verdad, estamos proyectando sobre nuestros ambientes?. ¿En qué estado se encuentra la irradiación humanizadora y evangelizadora que, como cristianos, como “luz y sal”, les debemos a nuestras sociedades actuales?. Pero esta pregunta surgirá en nuestras conciencias si antes hemos tomado conciencia “real” de “las ovejas perdidas” del rebaño encomendado, dicho esto en sentido del Evangelio, y sin aplicar aquí un criterio meramente numérico. Sin descuidar el ver primero cuántos también se acercan cada día, ¿cuáles son las causas del alejamiento de muchos? (principalmente en esto último pensaba el Papa Juan Pablo II cuando nos propuso por primera vez, para nuestra América Latina, la «nueva evangelización», nueva en su ardor, nueva en sus métodos, y nueva en sus modos de expresión).
Acerca de cuánto responderemos por ellas, las “ovejas perdidas” (en especial quienes tenemos cura de almas)[5], sólo Dios lo sabe; creemos en su Misericordia y en su Justicia infinitas. Nosotros pongamos Amor, pongamos Verdad, pongamos Esperanza; hagámoslo desde la oración y la acción, con un propósito más firme al meditar en
III
JESÚS EXHALA SU ESPÍRITU;
«Recibirán la fuerza del Espíritu Santo»
Domingo de Pasión es Domingo del Espíritu. Si
Porque, el evangelizado, evangeliza; es decir, se convierte en evangelizador y, precisamente por ello, en factor de promoción humana integral. El que evangeliza en serio, es porque está evangelizado. Fue una importante enseñanza de la ya citada Evangelii nuntiandi: “El que ha sido evangelizado, a su vez, evangeliza. Esta es la prueba de la verdad (…) de la evangelización: es impensable que un hombre haya recibido la palabra y se haya dado al Reino, sin que llegue a ser, a su vez, alguien que da testimonio y que anuncia”[6].
El antiguo dicho: “Obras son amores, y no buenas razones”, dice una verdad. Pero mayor aún es la verdad de
Los jóvenes han recibido esa fuerza de lo Alto aquí también, en esta iglesia local de Zárate-Campana, tan rica en potencialidades humanas y cristianas, y también heterogénea…Estoy muy contento, como Pastor diocesano (y no podría dejar de decirlo), de la cantidad de grupos juveniles misioneros que han querido formarse, y han aceptado el desafío de
Gracias de nuevo por haber recibido con fe el llamado del Obispo junto con su Consejo presbiteral (de lo cual han sido testimonio elocuente las dos “Misas de envío misional”, en 2006, en Pilar, y en 2007, en Baradero). Los han alentado a la vez, queridos jóvenes, no pocos sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos de nuestras parroquias, asociaciones y movimientos. Incluyo aquí, por supuesto, a las delegaciones diocesanas competentes (en especial, sin menoscabar a nadie, sino agradeciendo a todos,
IV
SALUDO FINAL
Por eso, al inicio de esta Semana Santa 2008, también en nuestra iglesia local, en comunión con el Papa, con un servidor, y con toda
Él, Jesucristo, “(…) deberá padecer y resucitar de entre los muertos el tercer día” (Lc 24,46). Mientras esperamos ver esa Gloria, podríamos vernos tentados a llegar a avergonzarnos de Él (¡es una tentación siempre al acecho!). Queremos, con renovada Esperanza, comprometernos una vez más a proclamarlo, con humildad, con Fe (Cf Rm 1, 16) y a ponernos al servicio de una humanidad dramáticamente necesitada del Amor, para construir una civilización más digna de Dios y del hombre, más como la merecemos por ser hijos del Padre.
Les deseo de corazón que tengan una Feliz Semana Santa, vivida con
Con afecto y bendición,
+Oscar Sarlinga
[1] BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre a los Jóvenes del mundo con ocasión de
[2] Cf. PABLO VI, Exhort. apost. Evangelii nuntiandi, 75
[3] Cf. JUAN PABLO II, Enc. Redemptoris missio, 26.
[4] Cf TERTULIANO, Apologético, 39, 7.
[5] Nos enseñaba Juan Pablo II: “Los obispos, por consiguiente, están llamados a ser semejantes al «Hijo del hombre», quien «ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19, 10), como dijo Jesús durante su visita a la casa de Zaqueo. Esta es la esencia misma de su vocación misionera” (JUAN PABLO II, Audiencia General, Ciudad del Vaticano, miércoles 28 de octubre de 1992, n. 5). Por supuesto que la afirmación es válida para los presbíteros, estrechos colaboradores de su ministerio episcopal, de carácter sacramental. .
[6] PABLO VI, Exh. apost. Evangelii nuntiandi, 24.
[7] BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre a los Jóvenes del mundo con ocasión de
[8] Han misionado dentro de la propia diócesis, entre 2006 y 2007, el grupo misionero de la parroquia de Maquinista Savio, el grupo juvenil de la iglesia catedral de Santa Florentina (junto con el movimiento de “Partida”), el Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, los jóvenes del Movimiento de Partida de las distintas parroquias,
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