miércoles, 31 de diciembre de 2014

Último día del año 2014. Felicidades y bendición para el AÑO NUEVO 2015.

Les deseo, auguro, de corazón, un bendecido Nuevo Año, transformados, animados e impulsados por la Gracia del Señor Jesús. El primer día del Año, 1ro. de enero, está signado por la maternidad de María, la Virgen Madre. La Iglesia celebra a María, Madre de Dios (y Madre nuestra). En sus manos de Madre de Misericordia ponemos nuestras vidas, nuestra salud, nuestras familias, ocupaciones y recorrido existencial, tanto personal como comunitario. Bendiciones de lo Alto con la sonrisa de Jesús Niño.

+Oscar.

1ro. de enero. Solemnidad de María, Madre de Dios.

María, Madre de Dios y la Santísima Eucaristía. .

Felicidades y bendiciones. Rezo por todos y cada uno de ustedes.

Para profundizar sobre el misterio de Dios en María, Virgen y Madre, podemos ver el concilio vaticano II, const. dogm. Lumen gentium, n. 52. Pero sobre todo lo profundizamos desde la oración del corazón y desde el poner nuestras vidas en las Manos paternas de Dios, por intercesión de María, Madre Nuestra. 

Evangelio del Miércoles 31 de Diciembre

7mo día de la Octava de Navidad

Evangelio según San Juan 1,1-18. 

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.

martes, 30 de diciembre de 2014

Evangelio del Martes 30 de Diciembre

6to día de la Octava de Navidad

Evangelio según San Lucas 2,22.36-40. 

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Evangelio de Lunes 29 de Diciembre

5to día de la Octava de Navidad

Evangelio según San Lucas 2,22-35.


Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos". 

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.    

domingo, 28 de diciembre de 2014

Fiesta de la Sagrada Familia

En el día de la Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José, los invitamos a unirse en oración queridos amigos con estas bellas palabras de la Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad.

«Regresaron a Galilea, a su pueblo de Nazaret»

Padre nuestro que estás en el cielo, tú nos has dado un modelo de vida
en la Sagrada Familia de Nazaret.
Ayúdanos, Padre amantísimo, a hacer de nuestra familia
un nuevo Nazareth donde reine la alegría y la paz.
Que sea profundamente contemplativa,
intensamente eucarística y vibrante de gozo.
Ayúdanos a permanecer unidos en los gozos y en las penas
gracias a la oración familiar.
Enséñanos a reconocer a Jesús
en cada miembro de nuestra familia,
particularmente cuando sufre y está herida.
Que el Corazón eucarístico de Jesús
haga nuestros corazones suaves y humildes, semejantes al suyo (Mt 11,29).
Ayúdanos a cumplir santamente nuestra vocación familiar.
Que nos podamos amar los unos a los otros
como Dios nos ama a cada uno
cada día más,
y nos perdonemos mutuamente nuestras faltas
así como tú perdonas nuestros pecados.
Ayúdanos, Padre amantísimo,
a acoger todo lo que nos das
con una amplia sonrisa.
Corazón inmaculado de María, causa de nuestra alegría,
ora por nosotros.
Santos ángeles de la guardia,
permaneced junto a nosotros,
guiadnos, protegednos.
Amén.
 
La bienaventurada Madre Teresa con San Juan Pablo II
La Sagrada Familia, de Bartolomeo Schedoni

La Familia de Nazaret es santa, porque está centrada en Jesús, explicó Francisco en el Ángelus




2014-12-28 Radio Vaticana

En el domingo de la Fiesta de la Sagrada Familia, sumergidos en el clima de la Navidad, ante la multitud de fieles y peregrinos que llegaron a la Plaza del Santuario de San Pedro para rezar con el Papa y recibir su bendición, Francisco invitó a imaginar a esta pequeña familia en medio de tanta gente en el gran templo. No se distinguen, pero no pasan desapercibidos a dos ancianos llenos del Espíritu Santo y de profecía que los reconocen.

"El mensaje que proviene de la Sagrada Familia -explicó el Obispo de Roma- es sobre todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José, Dios es verdaderamente el centro en la persona de Jesús. Por esto la Familia de Nazaret es santa, porque está centrada en Jesús. Cuando los padres y los hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas también difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia, por ejemplo, el evento de la dramática huída a Egipto".

Y el Sucesor de Pedro afirmó: "Esta luz que viene de la Sagrada Familia nos anima ofrecer calor humano en aquellas situaciones familiares en las que, por varios motivos, les falta la paz, les falta la armonía y el perdón. Que nuestra solidaridad concreta no venga a menos, especialmente con aquellas familias que están viviendo situaciones muy difíciles por las enfermedades, la falta de trabajo, la discriminación, la necesidad de emigrar… Confiemos a María, Reina de la familia, todas las familias del mundo, para que puedan vivir en la fe, en la concordia, en la ayuda recíproca, y para esto invoco sobre ellas la materna protección de Aquella que fue madre e hija de su Hijo".

Para Tu Radio, jesuita Guillermo Ortiz de RADIO VATICANA

Texto completo de la reflexión del Papa antes de la oración del ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este primer domingo después de Navidad, mientras estamos todavía inmersos en el clima gozoso de la fiesta, la Iglesia nos invita a contemplar la Santa Familia de Nazaret. El Evangelio hoy nos presenta a la Virgen y San José en el momento en el cual, cuarenta días después del nacimiento de Jesús, se dirigen al templo de Jerusalén. Lo hacen en religiosa obediencia a la Ley de Moisés, que prescribe ofrecer al Señor al primogénito (cfr. Lc 2,22-24).

Podemos imaginar esta pequeña familia, en medio a tanta gente, en los grandes patios del templo. No resalta a los ojos, no se distingue… ¡Pero todavía no pasa inobservada! Dos ancianos, Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, se acercan y se ponen a alabar a Dios por ese Niño, en el cual reconocen al Mesías, luz de las gentes y salvación de Israel (cfr. Lc 2,22-38). Es un momento simple pero rico de profecía: el encuentro entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe por las gracias del Señor; y dos ancianos, también ellos llenos de alegría y de fe por la acción del Espíritu. ¿Quién los hace encontrar? Jesús. Jesús los hace encontrar: a los jóvenes y a los ancianos. Jesús es Aquel que acerca a las generaciones. Es la fuente de aquel amor que une a las familias y a las personas, venciendo toda desconfianza, todo aislamiento, todo alejamiento. Esto nos hace pensar también a los abuelos: ¡Cuánto es importante su presencia, la presencia de los abuelos! ¡Cuánto es precioso su rol en las familias y en la sociedad! Las buenas relaciones entre jóvenes y ancianos es decisiva para el camino de la comunidad civil y eclesial. ¡Y mirando a estos dos ancianos, estos dos abuelos – Simeón y Ana – saludamos desde aquí, con un aplauso, a todos los abuelos del mundo!

El mensaje que proviene de la Sagrada Familia es sobre todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José, Dios está verdaderamente al centro, y lo está en la persona de Jesús. Por esto la familia de Nazaret es santa. ¿Por qué? Porque está centrada en Jesús. Cuando los padres y los hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas también difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia, por ejemplo, en el evento dramático de la huida en Egipto: una dura prueba.

El Niño Jesús con su Madre María y con San José son un icono familiar sencillo pero sobre todo luminoso. La luz que irradia es luz de misericordia y de salvación para el mundo entero, luz de verdad para todo hombre, para la familia humana y para cada familia. Esta luz que viene de la Sagrada Familia nos anima a ofrecer calor humano en aquellas situaciones familiares en el cual, por diversos motivos, falta la paz, falta la armonía y falta el perdón. Que nuestra concreta solidaridad no disminuya especialmente en relación a las familias que están viviendo situaciones muy difíciles por las enfermedades, la falta de trabajo, las discriminaciones, la necesidad de emigrar… Y aquí nos detenemos un instante y en silencio rezamos por todas estas familias en dificultad, sean dificultades de enfermedad, de falta de trabajo, discriminaciones, necesidad de emigrar, sea necesidad de entenderse (porque a veces no se entiende) y también de desunión (porque a veces se está desunido). En silencio rezamos por todas estas familias.

(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)

Saludos del Papa después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

Mi pensamiento va, en este momento, a los pasajeros del avión malayo desaparecido mientras estaba en vuelo entre Indonesia y Singapur, como también a los pasajeros de los barcos en tránsito en las últimas horas en las aguas del mar Adriático afectados en algunos incidentes. Estoy cerca con el afecto y la oración a los familiares y a cuantos viven con tristeza y sufrimiento estas difíciles situaciones y a cuantos están comprometidos en las operaciones de rescate.

¡Hoy el primer saludo va a todas las familias presentes! La Sagrada Familia los bendiga y los guie en su camino.

Saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos; en especial, a los numerosos jóvenes de la diócesis de Bergamo y de Vicenza que han recibido o están por recibir la Confirmación. Saludo a las familias del Oratorio de la catedral de Sarzana, a los fieles de San Lorenzo en Banale (Trento), a los monaguillos de Sambruson (Venecia), a los scouts de Villamassargia y a los colaboradores de la Fraterna Domus.

A todos les deseo un buen domingo. Les agradezco por sus saludos y por sus oraciones, y continúen rezando por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!

(from Vatican Radio)

Evangelio de Sábado 27 de Diciembre

Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José

Evangelio según San Lucas 2,22-40.

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.
Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.    

sábado, 27 de diciembre de 2014

Francisco: El misterio de la Navidad es dar la vida por los demás

Ciudad del Vaticano (AICA):
 “Pensar, sentir y vivir como cristianos. Le pedimos a San Esteban la gracia de la coherencia cristiana”, dijo esta mañana, desde la ventana del estudio apostólico frente a la Plaza de San Pedro, el papa Francisco, en el Ángelus del 26 de diciembre, al recordar a los seguidores de Cristo discriminados por su fe, observando que la liturgia del día recuerda el testimonio de san Esteban, el primer mártir de la Iglesia.

El Pontífice pidió a los fieles que oren por los cristianos discriminados. “Yo le diría a cada uno de ellos: si ustedes llevan esta cruz con amor, ustedes han entrado en el misterio de la Navidad, se encuentran en el corazón de Cristo y de la Iglesia”.

Asimismo, pidió rezar también porque “gracias al sacrificio de estos mártires de hoy, se fortalece en cada parte del mundo el compromiso para reconocer y lograr la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana”.

El Papa aseguró que el misterio de la Navidad es dar la vida por los demás. San Esteban “con su martirio honra la venida al mundo del Rey de reyes, ofreciéndole el don de su propia vida. Y así nos muestra cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad”.

El evangelio –subrayó el Pontífice- habla de las dificultades que deben enfrentar los discípulos de Jesús- "Y serán odiados por todos por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, éste será salvo".

“Estas palabras del Señor –explicó- no arruinan la celebración de la Navidad, pero la desvisten de esa falsa capa empalagosa que no es suya. Entendemos que en las pruebas que aceptamos en la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida, para aceptar realmente a Jesús en nuestra vida y prolongar la alegría de la Noche Santa”.

Se trata de dar testimonio de “Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir en contra de la corriente. Y si no todos están llamados, como san Esteban, a derramar su sangre, para todo cristiano, sin embargo, se requiere que sea coherente en todo momento con la fe que profesa”.

El camino que lleva a Jesús es exigente, aclaró el Papa, pero “los que siguen el camino con fidelidad y valor reciben el regalo prometido por el Señor a los hombres y mujeres de buena voluntad”.

En efecto, “en Belén los ángeles anuncian a los pastores: "En la tierra paz entre los hombres que Dios ama". Esta paz dada por Dios es capaz de calmar la conciencia de los que, a través de las pruebas de la vida, están dispuestos a aceptar la Palabra de Dios y tratar de observarlo con perseverancia hasta el final”.

Después del ángelus, el Obispo de Roma renovó sus saludos de Navidad a todos los fieles junto sus mejores deseos de paz para “las familias, parroquias y comunidades religiosas, movimientos y asociaciones”.

Finalizada la oración y bendición, el Papa agradeció a todos los mensajes y saludos de Navidad: “No siendo posible responder a cada uno, expreso hoy a todos mi sentido agradecimiento, especialmente por las oraciones. ¡Gracias de corazón! ¡Que el Señor los recompense con su generosidad!”.

Evangelio del Sábado 27 de Diciembre

Fiesta de san Juan, apóstol y evangelista

Evangelio según San Juan 20,2-8.

El primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo,y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.   

viernes, 26 de diciembre de 2014

Evangelio de Viernes 26 de Diciembre

Fiesta de san Esteban, protomártir

Evangelio según San Mateo 10,17-22.

Jesús dijo a sus apóstoles:
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Misa de NAVIDAD

En el Hogar de la Paz y la Alegría de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Cacuta, en Zárate. Junto con el P. Lucas Martínez, párroco de Nuestra Señora de Fátima (del bajo de Zárate, la parroquia de jurisdicción). Con las hermanas Misioneras de la caridad, y la nueva superiora (la hermana Damiana) habiendo saludado y despedido a la hermana Tessy, quien fue al capítulo general y le han dado otro destino pastoral. Junto con los ancianos, las niñas, el lindo coro, los colaboradores, los fieles que aman ese lugar y esa gente. Gracias por tanto amor y tanta bondad. Feliz y Santa Navidad y el Señor les dé el Ciento por uno. 
+Oscar.
MISA DE NAVIDAD. Hogar de la Paz y la Alegría
Al término de la misa de NAVIDAD. Hogar de la Paz y la Alegría. Hermanas de la Madre Teresa
VILLANCICOS NAVIDEÑOS. Las hermanas cantan maravillosamente. El obispo y el padre hicieron cuanto mejor pudieron
Compartir fraterno después de la Misa de Navidad
PESEBRE DEL HOGAR DE LA PAZ Y LA ALEGRÍA DE LAS HERMANAS MISIONERAS DE LA CARIDAD DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA EN ZÁRATE

Evangelio del Jueves 25 de Diciembre

Solemnidad de la Natividad del Señor (Misa del día)

Evangelio según San Juan 1,1-18.

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre. 
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.  

miércoles, 24 de diciembre de 2014

¡Feliz Navidad! Mensaje del Obispo


ISAAC, LA SANTA RISA, LAS PROMESAS Y SORPRESAS DE DIOS.

Isaac, generador de la “santa risa” y de la “estupefacción feliz” (pienso que en ese contexto también podemos ver “las sorpresas de Dios” de las que nos ha predicado el Papa Francisco).

En el Libro de Génesis, Isaac (en hebreo יִצְחָקYitzhak o Yiṣḥāq en árabe إسحاق Ish'aq, "reirá" o "risa") es presentado como uno de los patriarcas del pueblo de Israel; hijo de Abraham y Sara. Como dijimos, su nombre significa «hará reír» y esto se produjo en dos vertientes: por un lado, por causa de la hilaridad que causó a su madre, ya anciana, el anuncio por parte de un viajero al que había hospedado acerca de que ella iba a dar aluz a un hijo. Con una lógica humana «dada su edad, no podía creer estar embarazada» (Génesis 17:16-17).

Pero hay un significado más profundo y más feliz de la risa patriarcal que causó Isaac: el gozo de la alianza, el solazarse en la alianza, la alegría de la Ley (y de la nueva Ley del Espíritu Santo). Ya en la tradición bíblica, el parto sobrenatural de Isaac fue un resultado del pacto que realizó Yavé con Abraham, y que selló la elección del pueblo judío como receptor de la ley divina (en hebreo, ברית מילה, brit milah). Esta alianza significa literalmente «pacto» (Génesis 17:10). La alianza requiere de "humildad" de nuestra parte. Y la humildad conlleva "humor" (de hecho Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica relaciona a los humildes con quienes tienen "sentido del humor").

Como sabemos, Isaac fue hijo de Abraham y Sara y, sí, su nombre está relacionado con la risa, pues significa "haré reír". Siendo único hijo de Abraham con Sara (cf Ge,17:19), iba a ser sacrificado por su padre, siguiendo una orden divina (Cf Ge. 22).Isaac casó con Rebeca y con ella tuvo dos hijos: Esaú y Jacob, el elegido.
Se aposentó en Beersaba, donde renovó la alianza con Dios. En la Nueva Alianza son expresados distintos paralelismos que hacen ver en Isaac su carácter de “figura anunciadora” (paradéigma, typos) del Cordero Inocente, Jesucristo:

En el Nuevo Testamento:
- Es el hijo de la promesa, Ga.4:28.
- Un héroe de la fe, Heb.11:20.
- Nuestro padre, Ro.11:10.
- Figura de Cristo, Ga.3:16, Heb.11:19
- Fue esperado largo tiempo.
- Nace por un milagro, Ge.18, Lc.l.
- Motivo de gran alegría, Ge.21, Lc.2
- Hijo único del padre, Ge.22:2, Jn.3: 16.
- Carga leña para el sacrificio, Jesús cargó su cruz, Ge.22, Jn.19:17.
- Se dispone a ser víctima, Ge.22:7¬8, Fi1.2:8.
- Dios pondrá el cordero, Ge.22:8, Jesús es el Cordero, Jn.1:29.

Con los mejores deseos de Feliz y Santa Navidad.

+Oscar.

ABRAHAM DISPUESTO A SACRIFICAR A ISAAC ES DETENIDO POR EL ÁNGEL
LA NATIVIDAD (Navidad) del SEÑOR
LA PUERTA DE LA HUMILDAD DE LA BASÍLICA DE LA NATIVIDAD EN BELÉN.
 O del "sentido del humor" (ver el posting)

"La Navidad sea una verdadera ocasión para sanar las heridas y las faltas". El Papa a los empleados del Vaticano

Tomado de: http://es.radiovaticana.va/
Saludo del Papa a los trabajadores del Vaticano - OSS_ROM

(RV).- La mañana de este lunes el Papa Francisco recibió en el Aula Pablo VI a los empleados de la Santa Sede y de la Gobernación del Vaticano para el tradicional intercambio de saludos por Navidad.

Tomando como inspiración la etimología de la palabra “curia”, el Santo Padre exhortó a los empleados a transformar la navidad en una “verdadera ocasión para sanar las heridas y para superar las faltas”. En esta segunda navidad de Bergoglio en el Vaticano, quiso encontrar y saludar a cuantos trabajan sin hacerse ver, los llamados “invisibles o desconocidos”: «No he querido pasar mi segunda Navidad en Roma sin encontrar a las personas que trabajan en la Curia; sin encontrar a las personas que trabajan sin hacerse ver y que se definen irónicamente “los desconocidos, los invisibles”: los jardineros, el personal de limpieza, los porteros, los ascensoristas, los secretarios… y tantos, tantos otros. Gracias a su trabajo cotidiano y a su premurosa fatiga… ».

En su discurso el Papa invitó a realizar un momento de meditación y de examen de conciencia en preparación a una Santa Navidad: «los exhorto paternalmente a meditar este texto poniéndolo como un punto de reflexión para un fructuoso examen de conciencia, en preparación a la Santa Navidad y al Año Nuevo. ¡Los exhorto también a acercarse al sacramento de la Confesión con ánimo dócil, a recibir la misericordia del Señor que toca a la puerta de nuestro corazón, en la alegría de la familia!». Recordando la doctrina de San Pablo sobre el cuerpo, el Obispo de Roma resaltó la importancia que tiene cada miembro del cuerpo, incluso aquel que consideramos de menor cuidado.

Poniendo como ejemplo el cuidado que tiene una madre por su hijo enfermo, el Sucesor de Pedro explico lo que significa cuidar o sanar a alguien o a algo.

«Me viene a la mente la imagen de una mamá que cuida a su hijo enfermo, con total dedicación, considerando como propio el dolor de su hijo. Ella no mira jamás el reloj, no se lamenta jamás por no haber dormido toda la noche, no desea otra cosa que verlo sanar, cueste lo que cueste». En este tiempo trascurrido en medio a ustedes, recordó el Pontífice, he podido notar el cuidado que tienen por su trabajo, y por esto les agradezco mucho. Todavía, permítanme exhortarlos a transformar esta Santa navidad en una verdadera ocasión para “sanar” toda herida y para “curar” toda falta y a ellos los exhortó a: «Cuidar su vida espiritual, su relación con Dios; cuidar su vida familiar; cuidar sus relaciones con los demás, transformando la fe en vida y las palabras en obras buenas; cuidar su hablar, purificando la lengua de las palabras ofensivas; sanar las heridas del corazón con el aceite del perdón; cuidar su trabajo, cumpliendo con entusiasmo, con humildad, con eficacia, con pasión, con ánimo que sabe agradecer al Señor; cuidarse de la envidia, de la concupiscencia, del odio y de los sentimientos negativos que devoran nuestra paz interior; cuidarse del rencor que nos lleva a la venganza; cuidar a los hermanos débiles; cuidar que esta Santa Navidad no sea jamás una fiesta del consumismo comercial, de la apariencia o de los regalos inútiles, o de los gastos superfluos, sino que sea la fiesta de la alegría de recibir al Señor en el pesebre y en el corazón». Todo esto es posible si pusiéramos en práctica la regla de oro descrito en el Sermón de la montaña del Evangelio de Mateo agregó Francisco.

Cuidar tantas cosas, dijo, y animó a los padres jóvenes a analizar el tiempo que transcurren con sus hijos: «“¿Yo tengo tiempo para jugar con mis hijos, o estoy siempre ocupado, y no tengo tiempo para mis hijos?”. Les dejo esta pregunta. Jugar con los hijos: es tan hermoso. Y esto siembra futuro».

Antes de concluir recordó el verdadero sentido de la Navidad y el motivo principal de la venida del Hijo de Dios al mundo. «Esta es la verdadera Navidad: la fiesta de la pobreza de Dios que se despojó de sí mismo tomando la naturaleza de esclavo (cfr. Fil 2,6); de Dios que se pone a servir a la mesa (cfr. Mt 22,27); de Dios que se esconde a los inteligentes y los sabios y que se revela a los pequeños, a los simples y a los pobres (cfr. Mt 11,25); del «Hijo del hombre que no ha venido para ser servido, sino para servir, y para dar su vida como precio de rescate por muchos» (Mc 10,45)».

Francisco terminó diciendo que no habría verdadera Navidad sin el perdón de unos a otros y les dijo: «No quiero terminar estas palabras de saludos sin pedirles perdón por las faltas, las mías y la de mis colaboradores, y también por algunos escándalos, que hacen tanto mal. Perdónenme».

Renato Martinez -RV

TEXTO COMPLETO DEL SALUDOS DEL SANTO PADRE


Ha sido el orgullo que ha transformado a los ángeles en diablos;

Es la humildad que hace a los hombres iguales a los ángeles (San Agustín).

Queridos colaboradores y colaboradoras, !buenos días!

Queridos empleados de la Curia – no desobedientes de la Curia, como alguno los ha involuntariamente definido cometiendo un error de escritura – hace poco he encontrado a los jefes de los Dicasterios y a los Superiores de la Curia Romana para el tradicional intercambio de saludos por la Navidad, y ahora los recibo a ustedes, para expresar a cada uno mi más sentido agradecimiento y mis más sinceros deseos de una verdadera Navidad del Señor.

Es un dato real que la mayor parte de ustedes son de nacionalidad italiana, por eso permítanme expresar un especial, y diría debido, agradecimiento a los italianos que a lo largo de la historia de la Iglesia y de la Curia Romana ha obrado constantemente con ánimo fiel y generoso, poniendo al servicio de la Santa Sede y del Sucesor de Pedro la propia singular laboriosidad y la dedicación filial , ofreciendo a la Iglesia grandes Santos, Papas, mártires, misioneros, artistas que ninguna sombra pasajera de la historia podrá oscurecer. ¡Muchas gracias!

Agradezco a las personas que provienen de otros países y que trabajan generosamente en la Curia, lejos de sus países y de sus familias, representando para la Curia el rostro de la “catolicidad” de la Iglesia.

Hablando a los Superiores de la Curia Romana, comparando a un Cuerpo que busca siempre estar más unido y más armonioso para reflejar, en cierto sentido, el Cuerpo místico de Cristo, es decir la Iglesia, los exhorto paternalmente a meditar este texto poniéndolo como un punto de reflexión para un fructuoso examen de conciencia, en preparación a la Santa navidad y al Año Nuevo. ¡Los exhorto también a acercarse al sacramento de la Confesión con ánimo dócil, a recibir la misericordia del Señor que toca a la puerta de nuestro corazón, en la alegría de la familia!

No he querido pasar mi segunda Navidad en Roma sin encontrar a las personas que trabajan en la Curia; sin encontrar a las personas que trabajan sin hacerse ver y que se definen irónicamente “los desconocidos, los invisibles”: los jardineros, el personal de limpieza, los porteros, los ascensoristas, los secretarios… y tantos, tantos otros. Gracias a su trabajo cotidiano y a su premurosa fatiga, la Curia se expresa como un cuerpo vivo y en camino: un verdadero mosaico rico de fragmentos diversos, necesarios y complementarios.

Dice San Pablo, hablando del Cuerpo de Cristo, que «no puede el ojo decir a la mano: “No te necesito”; ni la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de ti”. Al contrario aquellos miembros del cuerpo que parecen los más débiles son más necesarios – pensemos en los ojos – y aquellas partes del cuerpo que consideramos menos importantes los consideramos con mayor respeto … Dios ha compuesto el cuerpo, confiriendo mayor honor a lo que le faltaba, para que no hubiese desunión en el cuerpo, sino al contrario los diversos miembros tuvieran cuidado uno de los otros» (1 Cor 12,21-25).

Queridos colaboradores y colaboradoras de la Curia, pensando en las palabras de San Pablo y en ustedes, es decir en las personas que forman parte de la Curia y que la hacen un Cuerpo vivo, dinámico y bien cuidado, he querido escoger la palabra “cuidado” como referencia de este encuentro.

Cuidar significa manifestar interés diligente y premuroso, que empeña sea nuestro ánimo sea nuestra actividad, hacia alguno o alguna cosa; significa mirar con atención a alguien que necesita cuidado sin pensar a otro; significa aceptar de dar o recibir el cuidado. Me viene a la mente la imagen de una mamá que cuida a su hijo enfermo, con total dedicación, considerando como propio el dolor de su hijo. Ella no mira jamás el reloj, no se lamenta jamás por no haber dormido toda la noche, no desea otra cosa que verlo sanar, cueste lo que cueste.

En este tiempo trascurrido en medio a ustedes he podido notar el cuidado que tienen a su trabajo, y por esto les agradezco mucho. Todavía, permítanme exhortarlos a transformar esta Santa navidad en una verdadera ocasión para “sanar” toda herida y para “curar” toda falta.

Por esto los exhorto a:

Cuidar su vida espiritual, su relación con Dios, porque esta es la columna vertebral de todo lo que hacemos y de todo lo que somos. Un cristiano que no se nutre con la oración, los sacramentos y la Palabra de Dios, inevitablemente se marchita y se seca. Cuidar la vida espiritual;

Cuidar su vida familiar, dando a los hijos y sus familiares no solo dinero, sino sobre todo tiempo, atención y amor;
Cuidar sus relaciones con los demás, transformando la fe en vida y las palabras en obras buenas, especialmente hacia los más necesitados;
Cuidar su hablar, purificando la lengua de las palabras ofensivas, de su vulgaridad y del diccionario de decadencia mundana;
Sanar las heridas del corazón con el aceite del perdón, perdonando a las personas que nos han herido y medicando las heridas que hemos hecho a los otros;
Cuidar su trabajo, cumpliendo con entusiasmo, con humildad, con eficacia, con pasión, con ánimo que sabe agradecer al Señor;
Cuidarse de la envidia, de la concupiscencia, del odio y de los sentimientos negativos que devoran nuestra paz interior y nos transforman en personas destruidas y destructivas;
Cuidarse del rencor que nos lleva a la venganza, y de la pereza que nos lleva a la eutanasia existencial, del apuntar el dedo que nos lleva a la soberbia, y de lamentarnos continuamente que nos lleva a la desesperación. Yo sé que algunas veces, por conservar el trabajo, se habla mal de alguien, para defenderse. Yo entiendo estas situaciones, pero el camino no termina bien. Al final seremos todos destruidos entre nosotros, y esto no, no sirve. Más bien, pedir al Señor la sabiduría de saber moderar la lengua a tiempo, para no decir palabras injuriosas, que después te dejan la boca amarga;
Cuidar a los hermanos débiles: he visto tantos bellos ejemplos entre ustedes, en esto, y les agradezco, ¡felicitaciones! Es decir, cuidar a los ancianos, los enfermos, los hambrientos, los sin techo y los extranjeros porque sobre esto seremos juzgados;
Cuidar que esta Santa Navidad no sea jamás una fiesta del consumismo comercial, de la apariencia o de los regalos inútiles, o de los gastos superfluos, sino que sea la fiesta de la alegría de recibir al Señor en el pesebre y en el corazón.

Cuidar. Cuidar tantas cosas. Cada uno de nosotros puede pensar: “¿Cuál es la cosa que yo debo curar más?”. Piensen en esto: “Hoy curo esto”. ¡Pero sobre todo cuidar la familia! La familia es un tesoro, los hijos son un tesoro.

Una pregunta que los padres jóvenes pueden hacerse: “¿Yo tengo tiempo para jugar con mis hijos, o estoy siempre ocupado, y no tengo tiempo para mis hijos?”. Les dejo esta pregunta. Jugar con los hijos: es tan hermoso. Y esto siembra futuro.

Queridos colaboradores y colaboradoras,

Imaginamos como cambiaria nuestro mundo si cada uno de nosotros iniciaría enseguida, y aquí, a cuidar seriamente y a sanar generosamente la propia relación con Dios y con el prójimo; si pondríamos en práctica la regla de oro del Evangelio, propuesto por Jesús en el Sermón de la montaña: «Todo cuanto quieran que los hombres hagan con ustedes, también ustedes háganlo a ellos: esto de hecho es la lay y los Profetas» (Mt 7,12); si miráramos al otro, especialmente al más necesitado, con los ojos de la bondad y de la ternura, como Dios nos mira, nos espera y nos perdona; si encontráramos en la humildad nuestra fuerza y nuestro tesoro! ¡Y tantas veces tenemos temor de la ternura, tenemos miedo de la humildad!

Esta es la verdadera Navidad: la fiesta de la pobreza de Dios que se despojó de sí mismo tomando la naturaleza de esclavo (cfr. Fil 2,6); de Dios que se pone a servir a la mesa (cfr. Mt 22,27); de Dios que se esconde a los inteligentes y los sabios y que se revela a los pequeños, a los simples y a los pobres (cfr. Mt 11,25); del «Hijo del hombre que no ha venido para ser servido, sino para servir, y para dar su vida como precio de rescate por muchos» (Mc 10,45).

Pero es sobre todo la fiesta de la Paz traída a la tierra por el Niños Jesús: «Paz entre el cielo y la tierra, paz entre todos los pueblos, paz en nuestros corazones» (Himno litúrgico); la paz cantado por los Ángeles: «Gloria a Dios en el alto del cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad» (Lc 2,14).

¡La paz necesita nuestro entusiasmo, nuestro cuidado, para calentar los corazones congelados, para alentar las almas desconsoladas y para iluminar los ojos apagados con la luz del rostro de Jesús!

Con esta paz en el corazón quisiera saludar a ustedes y sus familiares. ¡También a ellos quiero decirles gracias y darles un abrazo, sobre todo a sus hijos y especialmente a los más pequeños!

No quiero terminar estas palabras de saludos sin pedirles perdón por las faltas, las mías y la de mis colaboradores, y también por algunos escándalos, que hacen tanto mal. Perdónenme. ¡Feliz Navidad y, por favor, recen por mí! Oremos a la Virgen: Ave María …

Traducción del original italiano: Renato Martinez - Radio Vaticana

HACIA UN RE-NACIMIENTO. EL GOZO, LA RISA (ISAAC) Y NAVIDAD.

Hermanos, hermanas. En algunos mensajes de Navidad, grabados o televisados en ámbitos de nuestra diócesis, he hecho alusión a la obra de la fe, "que nos abre a los horizontes infinitos de la esperanza.... y esa esperanza nos consolida en el gozo y la alegría, que nadie nos podrá quitar". Gozo y alegría natalicios, por lo demás, que "renacen" en nuestro corazón de "creaturas nuevas" en esta NAVIDAD. Es por eso que les ofrezco también, para nuestra consideración espiritual, el gozar de la ternura de Dios, siendo afincados en el "realismo de la esperanza", con una espiritualidad "de la santa risa" que nos trajo Isaac, patriarca del pueblo de Israel, y nuestro. Para no ser largo se lo transmito en posting siguiente. FELIZ Y SANTA NAVIDAD, con la santa risa del gozo y la alegría de las creaturas nuevas, sanadas y sanantes, regeneradas y regenerantes, causa de bendición para quienes con nosotros convivan o se relacionen. Con bendiciones abundantes del Señor y la protección de la Virgen.

El sacrificio de Isaac. Abraham es detenido por el Ángel

LA NATIVIDAD (NAVIDAD) DEL SEÑOR

Evangelio del Miércoles 24 de Diciembre

Natividad del Señor

Evangelio según San Lucas 2,1-14.

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo.
Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.
Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David,
para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;
y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.
De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor,
pero el Angel les dijo: "No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".
 
Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús. 

martes, 23 de diciembre de 2014

ORAR CON EL SALMO DE HOY: SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN

Del Salmo 24:

R/. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque Tú eres mi Dios y Salvador.
R/.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
R/.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
R/.
 
 

Evangelio del Martes 23 de Diciembre

Evangelio según San Lucas 1,57-66.

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él. 

 Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

lunes, 22 de diciembre de 2014

"La Navidad sea una verdadera ocasión para sanar las heridas y las faltas". El Papa a los empleados del Vaticano

 
2014-12-22 Radio Vaticana

(RV).- La mañana de este lunes el Papa Francisco recibió en el Aula Pablo VI a los empleados de la Santa Sede y de la Gobernación del Vaticano para el tradicional intercambio de saludos por Navidad.

Tomando como inspiración la etimología de la palabra “curia”, el Santo Padre exhortó a los empleados a transformar la navidad en una “verdadera ocasión para sanar las heridas y para superar las faltas”. En esta segunda navidad de Bergoglio en el Vaticano, quiso encontrar y saludar a cuantos trabajan sin hacerse ver, los llamados “invisibles o desconocidos”: «No he querido pasar mi segunda Navidad en Roma sin encontrar a las personas que trabajan en la Curia; sin encontrar a las personas que trabajan sin hacerse ver y que se definen irónicamente “los desconocidos, los invisibles”: los jardineros, el personal de limpieza, los porteros, los ascensoristas, los secretarios… y tantos, tantos otros. Gracias a su trabajo cotidiano y a su premurosa fatiga… ».

En su discurso el Papa invitó a realizar un momento de meditación y de examen de conciencia en preparación a una Santa Navidad: «los exhorto paternalmente a meditar este texto poniéndolo como un punto de reflexión para un fructuoso examen de conciencia, en preparación a la Santa Navidad y al Año Nuevo. ¡Los exhorto también a acercarse al sacramento de la Confesión con ánimo dócil, a recibir la misericordia del Señor que toca a la puerta de nuestro corazón, en la alegría de la familia!». Recordando la doctrina de San Pablo sobre el cuerpo, el Obispo de Roma resaltó la importancia que tiene cada miembro del cuerpo, incluso aquel que consideramos de menor cuidado.

Poniendo como ejemplo el cuidado que tiene una madre por su hijo enfermo, el Sucesor de Pedro explico lo que significa cuidar o sanar a alguien o a algo.

«Me viene a la mente la imagen de una mamá que cuida a su hijo enfermo, con total dedicación, considerando como propio el dolor de su hijo. Ella no mira jamás el reloj, no se lamenta jamás por no haber dormido toda la noche, no desea otra cosa que verlo sanar, cueste lo que cueste». En este tiempo trascurrido en medio a ustedes, recordó el Pontífice, he podido notar el cuidado que tienen por su trabajo, y por esto les agradezco mucho. Todavía, permítanme exhortarlos a transformar esta Santa navidad en una verdadera ocasión para “sanar” toda herida y para “curar” toda falta y a ellos los exhortó a: «Cuidar su vida espiritual, su relación con Dios; cuidar su vida familiar; cuidar sus relaciones con los demás, transformando la fe en vida y las palabras en obras buenas; cuidar su hablar, purificando la lengua de las palabras ofensivas; sanar las heridas del corazón con el aceite del perdón; cuidar su trabajo, cumpliendo con entusiasmo, con humildad, con eficacia, con pasión, con ánimo que sabe agradecer al Señor; cuidarse de la envidia, de la concupiscencia, del odio y de los sentimientos negativos que devoran nuestra paz interior; cuidarse del rencor que nos lleva a la venganza; cuidar a los hermanos débiles; cuidar que esta Santa Navidad no sea jamás una fiesta del consumismo comercial, de la apariencia o de los regalos inútiles, o de los gastos superfluos, sino que sea la fiesta de la alegría de recibir al Señor en el pesebre y en el corazón». Todo esto es posible si pusiéramos en práctica la regla de oro descrito en el Sermón de la montaña del Evangelio de Mateo agregó Francisco.

Cuidar tantas cosas, dijo, y animó a los padres jóvenes a analizar el tiempo que transcurren con sus hijos: «“¿Yo tengo tiempo para jugar con mis hijos, o estoy siempre ocupado, y no tengo tiempo para mis hijos?”. Les dejo esta pregunta. Jugar con los hijos: es tan hermoso. Y esto siembra futuro».

Antes de concluir recordó el verdadero sentido de la Navidad y el motivo principal de la venida del Hijo de Dios al mundo. «Esta es la verdadera Navidad: la fiesta de la pobreza de Dios que se despojó de sí mismo tomando la naturaleza de esclavo (cfr. Fil 2,6); de Dios que se pone a servir a la mesa (cfr. Mt 22,27); de Dios que se esconde a los inteligentes y los sabios y que se revela a los pequeños, a los simples y a los pobres (cfr. Mt 11,25); del «Hijo del hombre que no ha venido para ser servido, sino para servir, y para dar su vida como precio de rescate por muchos» (Mc 10,45)».

Francisco terminó diciendo que no habría verdadera Navidad sin el perdón de unos a otros y les dijo: «No quiero terminar estas palabras de saludos sin pedirles perdón por las faltas, las mías y la de mis colaboradores, y también por algunos escándalos, que hacen tanto mal. Perdónenme».

Renato Martinez -RV

Papa Francisco: Una Curia que no se actualiza, que se endurece o es indiferente ante los demás es un cuerpo enfermo


Ciudad del Vaticano, 22 diciembre 2014 (VIS).-

El Papa tuvo esta mañana en la Sala Clementina el encuentro anual con la Curia Romana para intercambiar las felicitaciones navideñas con los miembros de los diversos dicasterios, consejos, oficinas, tribunales y comisiones que la componen. ''Es hermoso -dijo- pensar en la Curia Romana como en un pequeño modelo de la Iglesia, es decir como un cuerpo que intenta día tras día ser más vivo, más sano y armonioso y más unido entre sí y con Cristo''.

''La Curia está siempre llamada a mejorar y crecer en comunión, santidad y sabiduría para realizar plenamente su misión. Y sin embargo, como cada cuerpo, también está expuesta a las enfermedades... Me gustaría mencionar algunas de las más frecuentes en nuestras vidas de curia. Son enfermedades y tentaciones que debilitan nuestro servicio al Señor'', prosiguió el Pontífice que tras haber invitado a todos a un examen de conciencia para prepararse a la Navidad, enumeró las ''enfermedades'' curiales:

''La enfermedad de sentirse "inmortal", "inmune" o incluso "indispensable", dejando de lado los controles necesarios y normales. Una Curia que no es autocrítica, que no se actualiza, que no intenta mejorarse es un cuerpo enfermo... Es la enfermedad del rico insensato que pensaba vivir eternamente y también de aquellos que se convierten en amos y se sienten superiores a todos y no al servicio de todos''.

La enfermedad de "martalismo" (Marta), de la excesiva operosidad: es decir, de aquellos que están inmersos en el trabajo, dejando de lado, inevitablemente,''la mejor parte": Sentarse a los pies de Jesús. Por eso, Jesús invitó a sus discípulos a "descansar'' porque descuidar el necesario reposo conduce al estrés y la agitación. El tiempo del reposo para aquellos que han completado su misión, es necesario, es debido y debe tomarse en serio: pasar un "tiempo de calidad ''con la familia y respetar las vacaciones como un tiempo para recargarse espiritual y físicamente; hay que aprender lo que enseña el Eclesiastés que "hay un tiempo para todo".

''La enfermedad del endurecimiento mental y espiritual:.. Es la de los que, a lo largo del camino, pierden la serenidad interior, la vivacidad y la audacia y se esconden bajo los papeles convirtiéndose en ''máquinas de trabajo'' y no en "hombres de Dios"... Es peligroso perder la sensibilidad humana necesaria para hacernos llorar con los que lloran y se regocijan con los que gozan. Es la enfermedad de los que pierden "los sentimientos de Jesús".

''La enfermedad de la planificación excesiva y el funcionalismo: Es cuando el apóstol planifica todo minuciosamente y cree que haciendo así, las cosas efectivamente progresan, convirtiéndose en un contador o contable...Se cae en esta enfermedad porque siempre es más fácil y cómodo quedarse en la propia posición estática e inmutable. De hecho, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo ... Él es la frescura, la fantasía, la innovación ".

''La enfermedad de la mala coordinación: Sucede cuando los miembros pierden la comunión entre sí y el cuerpo pierde la funcionalidad armoniosa y la templanza convirtiéndose en una orquesta que hace ruido porque sus miembros no cooperan y no viven el espíritu de comunión y equipo''.

''La enfermedad de Alzheimer espiritual: Es decir, la de olvidar la "historia de la salvación" la historia personal con el Señor, el "primer amor". Es una disminución progresiva de las facultades espirituales... Lo vemos en los que han perdido el recuerdo de su encuentro con el Señor...en los que construyen muros alrededor de sí mismos y se convierten. cada vez más. en esclavos de las costumbres y de los ídolos que han esculpido con sus propias manos''.

''La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria: Pasa cuando la apariencia, los colores de las ropas y las insignias de honor se convierten en el principal objetivo de la vida... Es la enfermedad que nos lleva a ser hombres y mujeres falsos y a vivir una "mística" falsa y un falso "quietismo".

''La enfermedad de la esquizofrenia existencial: Es la enfermedad de los que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y del progresivo vacío espiritual que ni grados ni títulos académicos pueden llenar. Se crean así su propio mundo paralelo, donde dejan a un lado todo lo que enseñan con severidad a los demás y empiezan a vivir una vida oculta y, a menudo, disoluta''.

''La enfermedad de las habladurías, de la murmuración, del cotilleo: Es una enfermedad grave que comienza con facilidad, tal vez sólo para charlar, pero que se apodera de la persona convirtiéndola en "sembradora de cizaña "(como Satanás), y en muchos casos en "asesino a sangre fría'' de la fama de sus colegas y hermanos. Es la enfermedad de las personas cobardes que por no tener valor de hablar a la cara, hablan a las espaldas''.

''La enfermedad de divinizar a los jefes: Es la enfermedad de los que cortejan a los superiores, con la esperanza de conseguir su benevolencia. Son víctimas del arribismo y del oportunismo, honran a las personas y no a Dios. Son personas que viven el servicio pensando sólo en lo que tienen que conseguir y no en lo que tienen que dar. Personas mezquinas, infelices e inspiradas sólo por su egoísmo fatal''.

''La enfermedad de la indiferencia hacia los demás: Es cuando todo el mundo piensa sólo en sí mismo y pierde la sinceridad y la calidez de las relaciones humanas. Cuando los más expertos no ponen us conocimientos al servicio de los colegas con menos experiencia. Cuando, por celos.. se siente alegría al ver que otros caen en lugar de levantarlos y animarlos''.

''La enfermedad de la cara de funeral: Es decir, la de las personas rudas y sombrías, que consideren que para ser serios hace falta pintarse la cara de melancolía, de severidad y tratar a los demás - especialmente a aquellos considerados inferiores - con rigidez, dureza y arrogancia. En realidad, la severidad teatral y el pesimismo estéril son a menudo los síntomas del miedo y la inseguridad en sí mismo''.

''La enfermedad de la acumulación: Cuando el apóstol busca llenar un vacío existencial en su corazón acumulando bienes materiales, no por necesidad, sino simplemente para sentirse seguro... La acumulación solamente pesa y ralentiza el camino inexorablemente''.

''La enfermedad de los círculos cerrados: Donde la pertenencia al grupo se vuelve más fuerte que la del Cuerpo y, en algunas situaciones que la de a Cristo mismo. También esta enfermedad comienza siempre con buenas intenciones, pero con el paso del tiempo esclaviza a los miembros convirtiéndose en "un cáncer" que amenaza la armonía del cuerpo y puede causar tanto daño - escándalos - especialmente a nuestros hermanos más pequeños''.

''La enfermedad de la ganancia mundana, del lucimiento: Cuando el apóstol transforma su servicio en poder, y su poder en mercancía para conseguir beneficios mundanos o más poderes. Es la enfermedad de la gente que busca insaciablemente multiplicar su poder y para ello son capaces de calumniar, difamar y desacreditar a los demás, incluso en periódicos y revistas. Naturalmente para lucirse y demostrarse más capaces que los otros''.

''Por lo tanto -señaló Francisco, después de explicar el catálogo de las enfermedades- estamos llamados - en este tiempo de Navidad y todo el tiempo de nuestro servicio y de nuestra existencia - a vivir "según la verdad en el amor, intentando crecer en todo hacia aquel que es la cabeza, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado, mediante la colaboración de todas las coyunturas, según la energía propia de cada miembro, recibe fuerza para crecer de manera de edificarse a sí mismo en la caridad''.

''Una vez leí -concluyó- que "los sacerdotes son como los aviones, son noticia sólo cuando se caen, pero hay tantos que vuelan. Muchos los critican y pocos rezan por ellos''. Es una frase muy simpática, pero también muy cierta, ya que describe la importancia y la delicadeza de nuestro servicio sacerdotal y cuanto daño puede causar un sacerdote que "cae" a todo el cuerpo de la Iglesia''.

Si sientes el deseo de ser más bueno “es el Señor, que golpea a tu puerta”, dice el Papa Francisco

Tomado de: https://www.aciprensa.com/

Papa Francisco. Foto: L'Osservatore Romano

VATICANO, 21 Dic. 14 / 10:42 am (ACI/EWTN Noticias).- En sus palabras posteriores al rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco señaló a los fieles que si alguno siente el deseo de mejorar y ser más bueno “es el Señor, que golpea a tu puerta”.

El Santo Padre pidió “no olvidar: el Señor pasa, y si tu sientes el deseo de mejorar, de ser más bueno, es el Señor, que golpea a tu puerta. En esta Navidad, el Señor pasa”.

El Papa también expresó su saludo a los fieles y peregrinos reunidos y llegados de diversos países, especialmente “a los jóvenes del Movimiento de los Focolares, la Comunidad Papa Juan XXIII y a los scout AGESCI de Tor Sapienza (Roma)”.

“Les deseo a todos un buen domingo y una Navidad de esperanza, con las puertas abiertas al Señor, una Navidad de alegría y de fraternidad”.

“No se olviden por favor, de rezar por mí. Buen almuerzo. ¡Hasta pronto!”, concluyó.

“¡Con Jesús la alegría está en casa!”, asegura el Papa Francisco

Tomado de: https://www.aciprensa.com/

Papa Francisco besa al niño Jesús en la Misa de Navidad de 2013. Foto: L'Osservatore Romano.

VATICANO, 14 Dic. 14 / 10:11 am (ACI/EWTN Noticias).- En el domingo llamado “De Gaudete” (De alegría), la Plaza de San Pedro en el Vaticano se vio colmada de fieles que quisieron participar en el rezo del Ángelus con el Papa Francisco, y que recibieron un particular regalo de su parte: un libro de oraciones, pensado también para los niños.

El pequeños fascículo lleva en su portada una imagen de las Catacumbas de Priscila, en Roma, del siglo III. Unas de las más conocidas y de más valor de la historia. El librito recoge textos de la Biblia, de los libros litúrgicos, del compendio del Catecismo de la Iglesia, del Manual de las Indulgencias y de la tradición.

Muchos de los presentes en la Plaza llevaron también imágenes del niño Jesús del pesebre, para que el Papa los bendijera. Ahí ellos escucharon cómo Francisco aseguró que “el corazón del hombre desea la alegría”.

El Santo Padre, en su discurso previo al rezo mariano explicó por qué a este día se le llama “De la alegría”: “Se llama así porque la misa inicia con una antífona que dice 'Alegraos siempre en el Señor', recogiendo la exhortación del apóstol San Pablo”.

“Toda familia, todo pueblo aspira a la felicidad”, dijo para explicar después cuál es la alegría a la que está llamado el cristiano para vivir y testimoniar.

“Es aquella que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida”.

El Papa recordó que la llegada de Jesús a la historia, con su nacimiento en Belén, ha hecho que “la humanidad haya recibido el germen del Reino de Dios, como un terreno que recibe la semilla, promesa del futuro recogido”.

Para el Santo Padre “no se trata de una alegría que hay que esperar o pospuesta hasta el Paraíso: que aquí en la tierra estamos tristes, pero en el Paraíso estaremos jubilosos”, sino que “es una alegría real y se puede experimentar ahora”.

“Jesús mismo es nuestra alegría, y Con Jesús la alegría está en casa, como dice vuestra pancarta (señalando a la que llevaba un grupo en la Plaza): ¡Con Jesús la alegría está en casa”, exclamó recibiendo aplausos por ello.

El Papa pidió a los asistentes repetirlo una y otra vez junto a él: “Con Jesús la alegría está en casa”.

“Sin Jesús no hay alegría”, aseguró, porque “Él está vivo, es el Resucitado, y obra en nosotros y entre nosotros, especialmente con la Palabra y los Sacramentos”.

El Papa recordó que los bautizados “estamos llamados a acoger siempre nuevamente la presencia de Dios en medio de nosotros y a ayudar a los otros a descubrirla, o a redescubrirla en el caso de que la hubieran olvidado”.

Esto es “una misión bellísima, similar a aquella de Juan Bautista: orientar la gente a Cristo - ¡no a nosotros mismos! – porque es Él la meta hacia la cual tiende el corazón del hombre cuando busca la alegría y la felicidad”.

El Papa dio algunas claves, tomando la epístola de San Pablo a los Tesalonicenses de la liturgia de hoy, sobre las condiciones para “ser misionero de la alegría”. Se trata de “orar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, secundar su Espíritu, buscar el bien y evitar el mal”.

Cultivar esto ayudará “a descubrir que en Jesús está la salvación” porque “en Él es posible encontrar la paz interior y la fuerza para afrontar cada día las diversas situaciones de la vida, también aquellas más pesadas y difíciles”.

“Nunca se ha escuchado de un santo triste o de una santa con cara de funeral. ¡Jamás se ha escuchado! Sería un contrasentido. El cristianos es una persona que tienen el corazón rebosante de paz porque sabe poner su alegría en el señor también cuando atraviesa los momentos difíciles de la vida. Tener fe no significa no tener momentos difíciles, sino tener la fuerza de afrontarlos sabiendo que no estamos solos. Y ésta es la paz que Dios dona a sus hijos”.

El Papa invitó que ante la proximidad de la Navidad se testimonie “que Jesús no es un personaje del pasado”.

Tras el rezo del Ángelus, saludó a varios grupos presentes, entre ellos al Centro de Oratorios Romanos que organizaron la bendición de los “Niños Jesús”. Entre ellos, muchos niños y jóvenes que llevaban en sus manos uno de ellos.

“Cuando recéis en casa, delante de vuestro pesebre, acordaos también de rezar por mí, como yo también me acuerdo de ustedes. La oración es la respiración del alma: es importante encontrar momentos en el día para abrir el corazón a Dios, también con simples y breves oraciones del pueblo cristiano”.

Evangelio del Lunes 22 de Diciembre

Evangelio según San Lucas 1,46-56.

María dijo entonces:
"Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.


Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

domingo, 21 de diciembre de 2014

San Pedro Canisio - 21 de diciembre

«Doctor de la Iglesia; el más importante e intrépido defensor de la religión. Llevó el carisma jesuita por gran parte de Europa. De forma particular evangelizó Alemania. Fue un brillante teólogo y autor de importantes obras»

Madrid, 21 de diciembre de 2014 (http://www.zenit.org/)

Este insigne apóstol de Alemania, incansable apologeta que siguió los pasos de san Bonifacio en la evangelización germana jesuita, no se concedió ni un instante para sí, haciendo de su vida un permanente acto de ofrenda a Cristo.

Nació el 8 de mayo de 1521 en la localidad holandesa de Nimega. Su influyente familia pertenecía a la nobleza; su padre era el alcalde de su ciudad natal. Fue el primogénito de dos hermanos, y de ocho vástagos más que nacieron del segundo matrimonio de su progenitor, quien contrajo nuevas nupcias al enviudar. Todos los hijos fueron educados en la fe tanto por él como por sus dos esposas. En 1536 Pedro inició sus estudios en la universidad de Colonia. Y fue allí donde la eficaz labor apostólica de dos sacerdotes le fueron conduciendo hacia una vida espiritual intensa. El segundo, Nicolás van Esche, que fue su confesor, le sugirió leer el evangelio todos los días y le proporcionó las pautas elementales de la oración. Solía frecuentar el monasterio cartujo de santa Bárbara.

Fue un alumno excepcional. En 1540 obtuvo el Magister en Teología. Entonces vivía en un estado de búsqueda, y se hallaba a la espera de que Dios le mostrara el camino a seguir, mientras barajaba la opción sacerdotal. Todo se concretó al conocer al jesuita Pedro Fabro en 1543; le había puesto en contacto con él otro jesuita compañero de estudios. Se trasladó a Maguncia expresamente para hablar con el beato, y quedó bajo su amparo. Después hizo los ejercicios espirituales, y en mayo de ese año ingresó en la Compañía de Jesús. El noviciado coincidió con la muerte de su padre y decidió distribuir los cuantiosos bienes que le legaron entre los pobres, estudiantes sin recursos y también entre los jesuitas. Le encomendaron la delicada misión de dirigir como vicesuperior a la reducida comunidad que quedó en Colonia tratando de esquivar el decreto de expulsión que pendía sobre los conventos. Y en 1544 comenzó a dedicarse a la predicación, acción apostólica que le distinguiría y en la que obtuvo grandes conversiones.

Profesó en mayo de 1545. Le avalaba su prestigio en la universidad cuando le designaron para participar en la Dieta de Worms donde se dirimían los conflictos entre protestantes y católicos. Otra de sus actuaciones se produjo en el ámbito de la diplomacia. Trabajaba arduamente, consciente de que no tenía ni un instante para sí, como expresaba al padre Fabro en sus cartas. Fue ordenado en junio de 1546 y en agosto de este año moría el beato, noticia que Pedro acogió con incontenible emoción ya que se había formado bajo su tutela. La situación eclesial era gravísima porque el arzobispo Max Hermann von Wied se había involucrado en la herejía y le habían excomulgado. Las misiones diplomáticas que Canisio llevó a cabo fueron esenciales para el mantenimiento de la fe en Colonia; por ellas se le califica como «el más importante e intrépido defensor de la religión». Se distinguió por su celo apostólico, la oración, la meditación y la caridad que mostraba hacia todos. Fue un apologeta de la fe, cuya defensa efectuó con rigor y respeto, imbatible en su manera de refutar los errores.

En 1547 participó en el Concilio de Trento, trabajando con Diego Laínez y Alfonso Salmerón. En calidad de teólogo había acompañado al prelado de Austria. Después se trasladó a Roma por indicación de san Ignacio de Loyola, que se ocupó personalmente de completar su formación. Se doctoró en 1549. Humilde, obediente y dispuesto a todo por Cristo, partió a Messina para trabajar en un colegio infantil. Reconoció: «Me apego a la obediencia, con el corazón. Obligo al espíritu a no inclinarse». Cuando se entrevistó con el papa Pablo III, sabiendo que iba a partir a Alemania, se postró de hinojos en la basílica de san Pedro rogando fervientemente la bendición de los apóstoles Pedro y Pablo. Salió confortado: «Allí he sentido que un gran consuelo y la presencia de la gracia me eran concedidas por medio de estos intercesores (Pedro y Pablo). Ellos confirmaban mi misión en Alemania y parecían transmitirme, como apóstol de Alemania, el apoyo de su benevolencia. Tú conoces Señor, de que manera y cuantas veces en ese mismo día me has confiado Alemania, a la que luego cuidaré y por la cual deseo vivir y morir».

Con la magnánima resolución de no defraudar a Cristo y a sus superiores transcurrió el resto de su vida entre Alemania, Austria y Holanda, siendo incansable apóstol, insigne profesor, ardiente predicador y reconciliador que supo tocar la fibra íntima de los apartados de la fe. Pacificador y mediador en graves conflictos, hombre de gran visión y sabio gobierno, por donde pasaba surgían vocaciones y, con ellas, el incremento de sacerdotes. Fue fundador de colegios, vice gran canciller y rector universitario, administrador de la diócesis de Viena, a su pesar, por expresa indicación del papa Julio III, y reputado autor. Retazos de sus experiencias místicas ponen de relieve su pasión por Cristo: «Tú, al final, como si me pudieses abrir el corazón del Santísimo Cuerpo, que me parecía ver delante de mí, me has mandado beber en esa fuente, invitándome por decir así a sacar las aguas de mi salvación de tus fuentes, oh mi Salvador».

Entre sus obras se halla el famoso compendio de doctrina cristiana, luego convertido en catecismo, que sería objeto de numerosas traducciones y reediciones. En 1556 Ignacio lo designó provincial de Alemania hallándose bajo su jurisdicción: Austria, Bohemia, Baviera y el Tirol. En tres décadas recorrió miles de kilómetros evangelizando a las gentes.«Descansaremos en el cielo», decía. Todos, fueran o no creyentes, le estimaban. Fue designado nuncio por Pío IV, y Pío V le encomendó asistir a la Dieta de Augsburgo. Los últimos diecisiete años de su vida los pasó en Friburgo, animando, consolando, estudiando, escribiendo e impulsando las fundaciones. Murió el 21 de diciembre de 1597 contemplando a María. Pío IX lo beatificó el 20 de noviembre de 1864. Pío XI lo canonizó y declaró doctor de la Iglesia el 21 de mayo de 1925.

Evangelio del día Domingo 21 de Diciembre

Quinto Domingo de Adviento

Evangelio según San Lucas 1,26-38.

En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.


Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Reflexión Espiritual: «EL MISTERIO DE NUESTRA RECONCILIACIÓN»