martes, 15 de abril de 2014

Pequeña guia para la CONFESIÓN


Queridos amigos, como dice el Papa Francisco, la Semana Santa es un buen momento para reflexionar sobre nuestra vida y confesar. Para quienes puedan estar interesados, publicamos esta pequeña guía a la confesión.
Para confesar bien, son necesarias 5 condiciones:

1- Realizar un examen de conciencia, para ser conscientes de los pecados que hemos cometido desde la última confesión.

2-Estar verdaderamente arrepentidos de haber pecado.

3-Propósito de enmienda: hacernos el propósito de no volver a cometer el o los pecados que se confiesan, ni ningún otro.

4- Decir los pecados al sacerdote (la confesión propiamente dicha)

5-Cumplir la penitencia que mande el sacerdote.

En primer lugar, realizamos un examen de conciencia. Hay muchos exámenes de conciencia buenos disponibles en los devocionarios; suelen diferenciarse porque unos son más generales y otros más profundos. Proponemos aquí un ejemplo de carácter general, basado en los mandamientos:

1er Mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
¿Rezo todos los días? ¿Me avergüenzo de aparecer creyente ante los demás? ¿He creído en supersticiones, por ejemplo; amuletos, sales, brujas, lectura de naipes etc.?

2ndo Mandamiento: No tomarás el Nombre de Dios en vano.
¿He blasfemado, o dicho el Nombre de Dios sin respeto y por cualquier tontería? ¿He jurado en falso o sin necesidad?

3er Mandamiento: Santificarás las fiestas.
¿He faltado a misa los domingos? ¿Cuántas veces?

4rto Mandamiento: Honrarás a tu padre y a tu madre.
¿He desobedecido a mis padres? ¿No les he querido ayudar? ¿Los he tratado mal? ¿He perdido el tiempo en vez de estudiar o trabajar?

5to Mandamiento: No matarás.
¿He deseado que a otros les vaya mal? ¿He peleado? ¿He dicho groserías? ¿Tengo resentimientos contra alguna persona y no le quiero perdonar? ¿No rezo por los que me han tratado mal? ¿Me he burlado de alguien? ¿He puesto sobrenombres? ¿He tratado con dureza? ¿He dicho palabras ofensivas? ¿He hablado mal de otras personas? ¿He contado lo malo que han hecho o lo que dicen de ellos? ¿He escandalizado? (o sea, ¿he enseñado lo malo a los que no lo saben?) ¿Cuántas veces? ¿Me he aprovechado de los más débiles?

6to Mandamiento: No cometerás actos impuros.
¿He detenido en mi cerebro por varios minutos pensamientos o deseos impuros? ¿He mirado películas impuras, o revistas pornográficas o escenas impuras por televisión, Internet u otros medios? ¿He dicho o celebrado chistes malos? ¿He hecho acciones impuras conmigo mismo o con algunas personas? ¿Tengo alguna amistad que me hace pecar?

7mo Mandamiento: No robarás.
¿He robado? ¿Cuánto vale lo que he robado? ¿Pienso devolverlo o dar eso a los pobres? ¿He devuelto lo prestado? ¿He tenido pereza en cumplir mis deberes o en el trabajo?

8vo Mandamiento: No dirás falso testimonio ni mentirás.
¿He dicho mentiras? ¿He inventado de otros lo que no han hecho o dicho? ¿He hecho trampas en negocios o estudios? ¿He creído que Dios no me va a ayudar?

9no Mandamiento: No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
¿He codiciado la mujer o el esposo de mi prójimo? ¿He mirado a un hombre a una mujer de manera impura?

10mo Mandamiento: No codiciarás los bienes ajenos.
¿He deseado los bienes ajenos? ¿He sido evidioso? ¿He sido avaro? ¿He comido más de lo que necesito? ¿He sido orgulloso?

Una vez que hemos visto en qué hemos pecado, nos arrepentimos y pedimos perdón al Señor de corazón y nos proponemos no pecar más, ayudados por su Gracia.

Llega entonces el momento de acercarnos al confesionario. El penitente saluda al confesor, diciendo: "Ave María purísima" o "Bendígame Padre, porque he pecado", y hace la señal de la Cruz.

El sacerdote puede decir: “El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados”.

El penitente se acusa de sus pecados:

- Mi última confesión fue hace… (días, meses o años aproximadamente).
- Pido perdón a Dios de... (se dicen los pecados cometidos desde la última confesión.)
- Me arrepiento también de todos aquellos pecados de los que no me acuerdo.

El sacerdote le da los consejos oportunos y le impone la penitencia. El sacerdote invita al penitente a manifestar la contrición.

El penitente puede decir, por ejemplo: “Jesús, Hijo de Dios, apiádate de mí, que soy un pecador”, o también rezar el acto de contricción: “Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre, Redentor mío, por ser vos quien sois, bondad infinita y por que os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme con
las penas del infierno. Animado con tu divina gracia, propongo firmemente nunca mas pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta, para el perdón de mis pecados. Amen”.

El sacerdote, extendiendo ambas manos o, al menos, la derecha sobre la cabeza del penitente, dice:

“Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo”.

El penitente responde: Amén.

El sacerdote despide al penitente:

“La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos, el bien que hagas y el mal que puedas sufrir, te sirvan como remedio de tus pecados, aumento de gracia y premio de vida eterna. Vete en paz”.

El penitente debe cumplir la penitencia impuesta tan pronto como sea posible. Es bueno que también demos gracias a Dios por su misericordia, diciendo por ejemplo: “Te doy gracias, Dios mío, por haberme perdonado mis pecados y recibido de nuevo en tu amistad. Te pido por los méritos de tu Hijo Jesucristo y de su Madre Santísima, la Virgen María y de todos los santos, suplas con tu piedad y misericordia cuanto por mi pequeñez haya faltado a esta confesión de suficiente contrición, pureza e integridad, por Jesucristo nuestro Señor. Amén”.

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