En la PRESENTACIÓN DEL SEÑOR. Hacernos cargo, de una "cultura del encuentro", sí... y más profundamente aún, de una "espiritualidad del encuentro" y de nuestra "vocación al encuentro". Para ello hemos de luchar, para vencer al mal en todas sus formas, con "el poder del Amor".
"Hagamos nuestras, en nuestro interior, las luminarias en el Templo de Jerusalén, y abramos el corazón para recibir las gracias del Señor, en la celebración del luminoso testimonio y de la profecía que es la Candelaria, fiesta de Cristo, “Luz de Luz”, y de María, Madre de la “nueva familia” que es la Iglesia, conforme a las palabras del Divino Maestro: "Éstos son mi hermano, hermana, y madre" (Cf. Mc 3,35). Señaló luego que en el misterio de la unidad, la “nueva familia” de Jesús no quiere “muros de enemistad” ( citó allí a San Pablo en Ef 2, 14).
"Hagamos nuestras, en nuestro interior, las luminarias en el Templo de Jerusalén, y abramos el corazón para recibir las gracias del Señor, en la celebración del luminoso testimonio y de la profecía que es la Candelaria, fiesta de Cristo, “Luz de Luz”, y de María, Madre de la “nueva familia” que es la Iglesia, conforme a las palabras del Divino Maestro: "Éstos son mi hermano, hermana, y madre" (Cf. Mc 3,35). Señaló luego que en el misterio de la unidad, la “nueva familia” de Jesús no quiere “muros de enemistad” ( citó allí a San Pablo en Ef 2, 14).
El Señor quiere “el luminoso reencuentro”, con el don del perdón y la reconciliación, entre los hermanos. Es la razón del antiquísimo nombre de esta festividad, celebrada por la Iglesia desde sus primeros tiempos : “Ypapantè”, sencillamente “encuentro”, que significa en lengua griega)"
(De la homilía en la fiesta de la Presentación del Señor en Belén de Escobar, en 2012).
A veces su presencia en la Presentación del Señor queda algo obnubilada, pero él fue siempre "padre terreno amantísimo" de Jesús. Imagen de San José en la iglesia catedral de Santa Florentina en Campana. |
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