"Lo pongo hoy en el corazón de ustedes (y me incluyo) para que hagamos de ese “clamor de esperanza del santo abandono” de Jesús en la Cruz, un incentivo de vida; no nos desanimemos, incluso aunque suframos por querer hacer el bien, incluso aunque nos hagan sufrir por ello. El Señor ha resucitado y, aun misteriosamente, en nuestro interior nos hace “ver su Rostro” (Cf Jn 12, 21), si es que lo imitamos en ser "mansos y humildes de corazón" (Cf Mt 11,29). Requiere, esto sí, de una ascesis de nuestra parte, la dimensión ascética es importante si uno se prepara para caminar “hacia dentro” en esta misión".
Mons. Oscar Sarlinga.Cruz del altar mayor de la iglesia concatedral de Belén de Escobar |
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