jueves, 13 de febrero de 2014

La bienaventuranza de ocuparse de los enfermos.

La coronación de la Madre de Dios

En manos de la Madre de Dios ponemos nuestras intenciones, nuestra salud y la oración por los enfermos y desamparados. Este año celebramos la festividad de Nuestra Señora de Lourdes (trasladada) el día domingo 16 de febrero, en el centro de promoción humana integral del mismo nombre, en Maquinista Savio. A las 17 habrá confesiones, a las 18.30 se inicia la procesión y a las 19.00 será celebrada la Santa Misa. 
Recordamos a propósito de la enfermedad y la salud unas palabras de Mons. Oscar (desgrabadas) en su homilía de 2013 en la iglesia catedral de Santa Florentina, con motivo de la Jornada del enfermo:

“De alguna manera, enfermos podemos estar todos, en sentido más literal, o en otros sentidos. Podemos padecer algunas enfermedades, que pueden consistir en estados específicos de enfermedad, propios del "hombre doliente" (la expresión es de Viktor Frankl) o bien en los achaques propios de los años que se van sumando.
En la "enfermedad" es donde Cristo actúa con su Amor. Aquí es donde la Iglesia actúa como familia de Dios, y, como en una familia, como hay amor, se da ese cuidado con aquellos miembros que mas lo necesitan: los enfermos, los abandonados, los dolientes.
Tenemos que hacer nosotros lo mismo que hizo el buen samaritano, imitando su actitud. Debemos entender que el envío: “Ve y haz tu lo mismo”, es personal y para cada uno.
Poco a poco, la Pastoral de la salud en nuestra diócesis se va haciendo mas orgánica.
Es fundamental la presencia de grupos laicales : en las visitas a los hospitales, a los hogares y en las mismas familias”
Además agregó: “Esta pastoral tiene una bienaventuranza: Vengan, benditos de mi Padre, porque estuve enfermo y me visitaron. Entonces debemos recordar que esta el mismo Señor en aquellos hermanos y hermanas enfermos , a El mismo estamos visitando.” Y también lo relacionó con el significado del cuarto mandamiento: Honrar padre y madre: “Tiene que ver esto también con el cuarto mandamiento: con los padres, por lo que hacen las veces de padres , con los que nos fueron encomendados, o a quienes nosotros mismos hemos sido encomendados. Hacen todos las veces del mismo Dios". 

Mons. Oscar

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