En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué estaban discutiendo por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado»
Oremos para que el Señor nos haga buenos servidores:
"Nos has mostrado con tu ejemplo, Señor,
que es posible vivir para los demás.
Tu vida es un espejo fiel
donde mirarnos
para descubrir cuánto nos falta cambiar
y cuánto todavía
podemos dar a los demás.
Tú saliste a recorrer los caminos
para ir al encuentro del necesitado
y el excluido.
Tú acogiste a los despreciados
y a los que todos marginaban
y dejaban a un costado.
Tú atendiste las necesidades del pueblo,
sanaste sus enfermedades,
les enseñaste a compartir el pan,
y vivir unidos.
Tú ofreciste tu vida
hasta el final,
hasta entregarla por amor
y pura donación,
para que todos vivamos más y mejor,
y podamos alcanzar la vida verdadera.
Señor del servicio,
muéstranos el camino
que lleva a darlo todo
por los demás.
Ayúdanos a tener
tus mismos sentimientos,
preocupaciones
y opciones.
Haz que atendamos
las necesidades,
sufrimientos
y esperanzas de nuestro pueblo.
Haznos cercanos
y hermanos de todos.
Enséñanos a vivir
pensando primero en el otro,
enséñanos a vivir
como verdaderos servidores,
dispuestos, generosos,
alegres y fraternos
con todos, Señor, con todos. Amen."
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