Evangelio según San Juan 15,18-21.
Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.
es Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Comentario del Evangelio por San Policarpo: obispo, mártir
Carta a los Filipenses
“Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes”
Sobremanera me he alegrado con vosotros, en nuestro Señor Jesucristo, al enterarme de que recibisteis a quienes son imágenes vivientes de la verdadera caridad [Policarpo y los presbíteros que están con él]… y de que asististeis, como era conveniente, a quienes estaban cargados de cadenas dignas de los santos, verdaderas diademas de quienes han sido escogidos por nuestro Dios y Señor. Me he alegrado también al ver cómo la raíz vigorosa de vuestra fe, celebrada desde tiempos antiguos, persevera hasta el día de hoy y produce abundantes frutos en nuestro Señor Jesucristo, quien, por nuestros pecados, quiso salir al encuentro de la muerte, y “Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte” (Cf Ac 2,24). “No lo veis, y creéis en él con un gozo inefable y transfigurado” (Cf 1P 1,8)… “Aquel que lo resucitó de entre los muertos nos resucitará también a nosotros” (Cf 2 Co 4,14), si cumplimos su voluntad y caminamos según sus mandatos, amando lo que él amó… Seamos imitadores de su paciencia, y si sufrimos por su nombre, démosle gloria. Es este el modelo que él mismo nos presentó, y esto es lo que hemos creído.
Os exhorto a todos a obedecer la palabra de justicia y a perseverar en la paciencia que habéis podido contemplar con vuestros propios ojos, no solamente en los bienaventurados Ignacio, Zósimo y Rufo, sino también en otros que eran de los vuestros, y en el mismo Pablo y en los demás apóstoles, persuadidos de que todos estos no han corrido en vano, sino en la fe y la justicia, y que están en el lugar que les es debido cerca del Señor que es con quien han sufrido. No amaron “El mundo presente” (2Tm 4,10), sino a Cristo que murió por nosotros, y a quien Dios ha resucitado por nosotros.
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