martes, 14 de julio de 2015

Tomemos ejemplo y fuerza de la vivencia de la "comunidad-madre" de Jerusalén.

NOS RENOVARÁ. Nos preparamos a la festividad de la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Carmen (el 16 de julio).
Para vivir con mayor intensidad la festividad de Nuestra Señora del Carmen los invito a "transportarnos" a la comunidad de la Iglesia-madre de Jerusalén. Esa comunidad viviente, primordial, tenía como ejemplo y guía a María Santísima, "la Mujer", Madre de Jesús, en cuyo seno se hizo carne el Verbo de Dios (cf. Lc 1,32.35; Jn 1,14). Ella, hoy, para nosotros, sigue siendo una presencia singular en nuestra comunidad «eucarística», no ya sólo de Jerusalén sino de toda la Iglesia, y por ende también de nuestra iglesia particular de Zárate-Campana,como lo es en todo el mundo. Y esto se da de manera análoga a como nos narra el evangelista Lucas, con esos elementos esenciales de los cristianos de aquella «Iglesia-madre», esto es, las características de los discípulos, quienes «eran asiduos en escuchar la enseñanza de los Apóstoles y en la unión fraterna, en la fracción del pan y en la oración» (Hech 2,42).
+Oscar Sarlinga.

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