2015-07-04 Radio Vaticana
(RV).- “El único insustituible en la Iglesia es el Espíritu Santo, y Jesús es el único Señor”, fueron palabras de Papa Francisco ante los miles de fieles que participaron en la apertura del Congreso Nacional de la Renovación en el Espíritu Santo, el primer viernes de julio en la plaza de San Pedro. Una emocionante tarde amenizada con un concierto ecuménico, en la que el Papa trató varios temas durante un discurso totalmente improvisado, y que hizo que la plaza entera siguiera con atención sus palabras a pesar del calor intenso, mezclado también con lluvia intensa, típica del verano romano.
El Papa reflexionó sobre las tentaciones de los líderes, la sensación de creerse indispensable, sea cual sea su cargo: “Existe queridos hermanos una tentación de los líderes -yo repito, prefiero el término servidores, que sirven- y esta tentación para los servidores viene del demonio, pero la tentación de creerse indispensable, sea cual sea la tarea. El demonio les lleva a querer ser aquellos que mandan, aquellos que están en el centro de todo, y así paso a paso caen en el autoritarismo, en el personalismo y no dejan vivir a las comunidades renovadas en el Espíritu. Esta tentación hace que sea eterna la posición a la que ellos se consideran insustituibles, posición que siempre tiene alguna u otra forma de poder o de estar sobre los otros. Tengamos esto claro: el único insustituible en la Iglesia es Espíritu Santo, y Jesús es el único Señor. Les pregunto ¿quién es el único insustituible en la Iglesia?, ¡El Espíritu Santo!, ¿Quién es el único Señor? ¡Jesús!. Pero digamos que el Señor Jesús es el Señor, alabemos a Jesús, ¡fuerte! ¡Jesús es el Señor! No hay otros, ¿eh?”.
Y continuó hablando de la tentación de pasar de servidor a amo y del hecho de apoderarse de una comunidad o un grupo, llegando así a la vanidad: “’Aprendan de mí que soy manso y humilde’, dice Jesús. Esta tentación es el diablo, ¿eh?, te hace pasar de servidor a amo, tú te adueñas de esa comunidad de ese grupo, ese tentación te hacen resbalar en la vanidad”.
Entre clamorosos aplausos, el Obispo de Roma reconoció el significado tan importante que tiene el servicio de ayudar al pueblo de Dios, al encuentro personal con Jesucristo. “Han vivido esta experiencia, compártanla en el Iglesia. Y éste es el servicio más importante, más importante que se pueda dar a todos en la Iglesia, ayudar al pueblo de Dios al encuentro personal con Jesucristo, que nos transforma en hombres y mujeres nuevos, en pequeños grupos, humildes pero eficaces porque es el Espíritu que trabaja. No miren tanto en hacer grandes reuniones que muchas veces terminan ahí, pero sí a las relaciones artesanales derivadas del testimonio, en familia, en el trabajo, en la vida social, en las parroquias, en los grupos de oración, ¡Con todos!”
Y así continuó invitándoles a crear lazos de confianza con los obispos, quienes tienen la responsabilidad pastoral de guiar el Cuerpo de Cristo. “Y aquí les pido que tomen la iniciativa para crear lazos de confianza y de cooperación con los obispos, que tienen la responsabilidad pastoral de guiar el cuerpo de Cristo y también la Renovación Carismática. Comiencen a tomar las iniciativas necesarias para que todas las realidades carismáticas italianas nacidas de la corriente de gracia, puedan vincularse con estos lazos de confianza y de cooperación directamente con sus obispos allí donde estén. Hay otro signo fuerte en el Espíritu de Renovación Carismática: la búsqueda de la unidad el cuerpo de Cristo. Ustedes carismáticos tienen una gracia especial para rezar y trabajar por la unidad de los cristianos, porque la corriente de gracia atraviesa todas las iglesias cristianas, la unidad e los cristianos es obra del Espíritu Santo y tenemos que rezar juntos.
(MZ-RV)
El Papa reflexionó sobre las tentaciones de los líderes, la sensación de creerse indispensable, sea cual sea su cargo: “Existe queridos hermanos una tentación de los líderes -yo repito, prefiero el término servidores, que sirven- y esta tentación para los servidores viene del demonio, pero la tentación de creerse indispensable, sea cual sea la tarea. El demonio les lleva a querer ser aquellos que mandan, aquellos que están en el centro de todo, y así paso a paso caen en el autoritarismo, en el personalismo y no dejan vivir a las comunidades renovadas en el Espíritu. Esta tentación hace que sea eterna la posición a la que ellos se consideran insustituibles, posición que siempre tiene alguna u otra forma de poder o de estar sobre los otros. Tengamos esto claro: el único insustituible en la Iglesia es Espíritu Santo, y Jesús es el único Señor. Les pregunto ¿quién es el único insustituible en la Iglesia?, ¡El Espíritu Santo!, ¿Quién es el único Señor? ¡Jesús!. Pero digamos que el Señor Jesús es el Señor, alabemos a Jesús, ¡fuerte! ¡Jesús es el Señor! No hay otros, ¿eh?”.
Y continuó hablando de la tentación de pasar de servidor a amo y del hecho de apoderarse de una comunidad o un grupo, llegando así a la vanidad: “’Aprendan de mí que soy manso y humilde’, dice Jesús. Esta tentación es el diablo, ¿eh?, te hace pasar de servidor a amo, tú te adueñas de esa comunidad de ese grupo, ese tentación te hacen resbalar en la vanidad”.
Entre clamorosos aplausos, el Obispo de Roma reconoció el significado tan importante que tiene el servicio de ayudar al pueblo de Dios, al encuentro personal con Jesucristo. “Han vivido esta experiencia, compártanla en el Iglesia. Y éste es el servicio más importante, más importante que se pueda dar a todos en la Iglesia, ayudar al pueblo de Dios al encuentro personal con Jesucristo, que nos transforma en hombres y mujeres nuevos, en pequeños grupos, humildes pero eficaces porque es el Espíritu que trabaja. No miren tanto en hacer grandes reuniones que muchas veces terminan ahí, pero sí a las relaciones artesanales derivadas del testimonio, en familia, en el trabajo, en la vida social, en las parroquias, en los grupos de oración, ¡Con todos!”
Y así continuó invitándoles a crear lazos de confianza con los obispos, quienes tienen la responsabilidad pastoral de guiar el Cuerpo de Cristo. “Y aquí les pido que tomen la iniciativa para crear lazos de confianza y de cooperación con los obispos, que tienen la responsabilidad pastoral de guiar el cuerpo de Cristo y también la Renovación Carismática. Comiencen a tomar las iniciativas necesarias para que todas las realidades carismáticas italianas nacidas de la corriente de gracia, puedan vincularse con estos lazos de confianza y de cooperación directamente con sus obispos allí donde estén. Hay otro signo fuerte en el Espíritu de Renovación Carismática: la búsqueda de la unidad el cuerpo de Cristo. Ustedes carismáticos tienen una gracia especial para rezar y trabajar por la unidad de los cristianos, porque la corriente de gracia atraviesa todas las iglesias cristianas, la unidad e los cristianos es obra del Espíritu Santo y tenemos que rezar juntos.
(MZ-RV)
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