¿Quién es más importante en la Iglesia? ¿El Papa o esa viejecita que todos los días reza el rosario por la Iglesia?” Que lo diga Dios: yo no puedo decirlo.
Radio Vaticano. 22.03.2014AFP PHOTO / FILIPPO MONTEFORTE |
Buscad la verdad, la bondad y la belleza. Así lo dijo hoy el Papa Francisco a los miembros de la asociación “Corallo” que reúne a las emisoras locales de radio y televisión italianas. En su discurso, totalmente improvisado, el Papa puso en guardia contra la tentación de clericalizar a los laicos. En la Iglesia, subrayó, nadie debe sentirse demasiado pequeño. Todos son importantes.
Los comunicadores deberían siempre buscar la verdad, la bondad y la belleza. El Papa Francisco instó así en su apasionada intervención sin papeles, que amplió el horizonte mucho más allá de los límites de los mass media. El Pontífice puso en guardia contra las trampas que encuentran los agentes de la comunicación:
“Pero, yo creo, busco la verdad …”: pero estate atento, ¿eh?, a no convertirte en un intelectual sin inteligencia. “Pero yo voy, busco la bondad …”: pero atento a no convertirte en un eticista sin bondad. “A mi me gusta la belleza”: sí, pero atento a no hacer eso que tanto se hace, ¿no?, maquillar la belleza, buscar los cosméticos para crear una belleza artificial que no existe. La verdad, la bondad y la belleza como vienen de Dios y son del hombre, Y este es el trabajo de los medios de comunicación, el vuestro”.
En la Iglesia, añadió, “no hay ni grande ni pequeño: cada uno tiene su función”. Todos somos miembros, dijo, y también los medios de inspiración cristiana, “sean más grandes o más pequeños” responden a la “vocación de servicio en la Iglesia”.
“Nadie debe sentirse pequeño, demasiado pequeño respecto a otro demasiado grande. Todos pequeños ante Dios, en la humildad cristiana, pero todos tenemos una función. ¡Todos, todo! Como en la Iglesia… Yo haría esta pregunta: “¿Quién es más importante en la Iglesia? ¿El Papa o esa viejecita que todos los días reza el rosario por la Iglesia?” Que lo diga Dios: yo no puedo decirlo. La importancia de cada uno en esta armonía, porque la Iglesia es la armonía de la diversidad”.
El Cuerpo de Cristo, reafirmó, “es esta armonía de la diversidad, y el que hace la armonía es el Espíritu Santo”. Refiriéndose a la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, se detuvo en la tentación del clericalismo:
“Es uno de los males, es uno de los males de la Iglesia. Pero es un mal cómplice, ¿eh?, porque a los curas les gusta la tentación de clericalizar a los laicos. Pero muchos laicos, de rodillas, piden ser clericalizados, porque es más cómodo, ¿eh? Y este es un pecado a dos manos, ¿eh? Y debemos vencer esta tentación. El laico debe ser laico, bautizado; tiene la fuerza que viene de su bautismo”.
“Servidor”, por tanto, “pero con su vocación laical” y esta “no se negocia” porque implica identidad. “Muchas veces– prosiguió el Papa – he oído decir en mi tierra a sacerdotes que querían “hacer diáconos” a los laicos. “Es la propuesta del cura, en seguida: clericalizar”.
“Este laico, hagámoslo… ¿Y por qué? ¿Por qué es más importante el diacono, el cura, que el laico? ¡No! ¡Este es el error! Ah, ¿es un buen laico? Que siga así y que crezca así. Porque ahí va la identidad de la pertenencia cristiana, ahí. Para mí, el clericalismo impide el crecimiento del laico. Pero tened presente lo que he dicho, ¿eh? Es una tentación cómplice entre los dos, ¿eh? Porque no habría clericalismo si no hubiera laicos que quisieran ser clericalizados.
El Papa Francisco volvió a hablar de los “pecados de los medios de comunicación”. Los más graves, dijo, “son los que van por la vía de la mentira, y son tres: la desinformación, la calumnia y la difamación”.
“La calumnia es pecado mortal, pero se puede aclarar y llegar a saber que esa era una calumnia. La difamación es pecado mortal, pero se puede llegar a decir: “Esto es una injusticia porque esta persona hizo eso entonces, después se ha arrepentido, ha cambiado de vida”. Pero la desinformación es decir la mitad de las cosas, las que son para mí más convenientes, y no decir la otra mitad. Y así, lo que se ve en la TV y se escucha por radio no permite un juicio perfecto porque no tiene los elementos y no se les dan. Por favor, huid de estos tres pecados”.
En el discurso entregado y no pronunciado, el Papa Francisco subraya que los medios están llamados a dar atención a los temas importantes para la vida de las personas “no de forma sensacionalista, sino responsable, con sincera pasión por el bien común y la verdad”. A menudo, lamenta, “en las grandes emisoras estos temas se afrontan sin el debido respeto por las personas y los valores en causa, de modo espectacular”. En cambio, exhorta, “es esencial que en vuestras transmisiones se perciba este respeto, que las historias humanas nunca se instrumentalicen”.
“Hoy, afirma el Papa – hay mucha contaminación, y también el clima mediático tiene sus formas de contaminación, sus venenos”. La gente lo sabe, prosigue el Papa, “se da cuenta, pero después por desgracia se acostumbra a respirar de la radio y de la TV un aire sucio, que no hace bien”. “Es necesario – concluye Francisco – hacer circular aire limpio, que la gente pueda respirar libremente y que de oxígeno a la mente y al alma”.
Artículo publicado en Radio Vaticano
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