viernes, 21 de marzo de 2014

Hoy tiene lugar la conmemoración litúrgica de San Nicolás de Flüe, considerado una especie de "Padre de la Patria" de la Confederación Helvética (Suiza)

Durante mis años de vida, ministerio y estudios en ese bello país (en Fribourg y en Belfaux) pude apreciar la veneración del pueblo fiel a este santo (en la parroquia que me estaba encomendada había una ermita-capilla, en medio de la "forêt" -algo así como el bosque virgen, de los pocos que quedaban en zona-) donde celebraba la misa una vez al mes, salvo en invierno. 
También con los fieles de la parroquia de Belfaux peregrinamos a su santuario y a su tumba, donde nos recogimos allí en oración y celebramos la Santa Misa. 
El Papa Juan Pablo II estuvo allí a venerarlo, y lo tenía en gran consideración y estima. Fue, además, un místico, cosa que no se suele mencionar en sus biografías. En síntesis, un gran santo, que amó profundamente a la Iglesia y a quien Dios le dio grandes intuiciones y realizaciones respecto de la paz social. San Nicolás de Flüe, ruega por nosotros.

21 de marzo. San Nicolás de Flüe, ermitaño

Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid

San Nicolás de Flüe, más conocido como Hermano Klaus, es santo muy popular en Suiza. Pío XII lo proclamó Patrono de esa nación, en donde se celebra su fiesta el 25 de septiembre. Nació en 1417 en Flüe, cerca de Sachseln. Aunque se sentía llamado a la vida eremítica (a los 16 años tuvo la “visión de la torre”), tuvo que aceptar algunos cargos civiles (fue corregidor de Sachseln, consejero, juez y diputado) y militares.

En 1445 se casó con Dorotea Wyss: tuvieron cinco hijos y cinco hijas: uno de ellos llegó a ser párroco de Sachseln, y un nieto, Conrado Scheuber, murió en olor de santidad.

Por insistencia de Matías de Bolsheim y Aimo Amgrund entró en contacto con los Gottesfreunde (amigos de Dios), un movimiento religioso alsaciano. Pero la esposa se opuso siempre a sus planes de soledad. Sólo después de haber cumplido los 50 años, en junio de 1567, pudo partir para Alsacia. Pero el Señor lo quería en un lugar mucho más cercano a las regiones habitadas hasta entonces. Por otra parte, él se avergonzaba de esta especie de “fracaso” y se retiró primero a Klisterli-Alpa en Melchtal.

Su vida santa y su riguroso ayuno (existen testigos históricos de que durante un período de 19 años y medio él se alimentó sólo con la Eucaristía) atrajeron la curiosidad de los vecinos. Entonces resolvió retirarse a Ranft, un lugar desierto cerca de Flüe. Sólo salía para ir a Misa y cuando la patria tenía necesidad de él: en 1473 ante la amenaza austríaca, y en 1481 y 1482 cuando hubo un gran peligro de guerra civil: los buenos resultados de estas intervenciones le ganaron el título de “Padre de la Patria”. Su oración más frecuente era: “Señor mío y Dios mío, aleja de mí todo lo que me aleje de ti. Señor mío y Dios mío, concédeme todo lo que me acerque a ti. Señor mío y Dios mío, líbrame de mí mismo y concédeme poseerte sólo a ti”.

Sus vecinos, edificados por su testimonio de oración y de penitencia (lo espiaron durante todo un mes), le construyeron un yermo y una pequeña capilla, consagrada en 1469. San Nicolás de Flüe murió a los 70 años, el día 21 de marzo de 1487.

En 1501, Enrique Wolflin hizo escribir su biografía basada en “hechos confirmados con juramento por testigos oculares y auriculares”.

Fue beatificado en 1669 y canonizado por Pío XII.

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