lunes, 31 de marzo de 2014

Consagración de nuestra diócesis al Sagrado Corazón de Jesús

Este próximo 9 de mayo se cumplirán 5 años de la consagración de nuestra diócesis al Sagrado Corazón de Jesús. Como todos los años, desde que hemos asumido la fiesta patronal diocesana de la Virgen de Luján como itinerante, en correlación con el encuentro general de las áreas pastorales de nuestra iglesia particular, y con la "Misión Joven" en la misma ciudad, localidad ó barriada de dicha celebración y dicho encuentro, así fue el sábado 9 de mayo de 2009: "toda la diócesis" estaba allí moral y espiritualmente presente, pues literalmente todo el clero, y numerosísimos fieles, junto con su obispo, consagraron la diócesis al Corazón que tanto amó al mundo, tanto, que se entregó por completo por él, y fue traspasado por la lanza, y resurgió glorioso en la Resurrección. Este año la fiesta patronal diocesana de la Virgen de Luján se celebra trasladada al sábado 10 de mayo, en Maquinista Savio. Estará con nosotros la Cruz de los jóvenes, que el Papa Francisco bendijo en Río de Janeiro. Recordemos y renovemos día a día en nuestras vidas la consagración al Corazón de Jesús que, como comunidad diocesana, hemos hecho. "Cumpliré mis votos al Señor, en presencia de todo el Pueblo".
 +Oscar.

Evangelio del Lunes 31 de Marzo.

Santo Evangelio según San Juan 4,43-54

Lunes de la cuarta semana de Cuaresma

Jesús partió hacia Galilea.
El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo.
Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta.
Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaún.
Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo.
Jesús le dijo: "Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen".
El funcionario le respondió: "Señor, baja antes que mi hijo se muera".
"Vuelve a tu casa, tu hijo vive", le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y leanunciaron que su hijo vivía.
El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. "Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre", le respondieron.
El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: "Tu hijo vive". Y entonces creyó él y toda su familia.
Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

es Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

domingo, 30 de marzo de 2014

Papa Francisco: ¿Tenemos nuestro corazón abierto o cerrado al prójimo?

Tomado de: http://www.aleteia.org/

Durante el Ángelus el Papa reflexiona sobre el milagro del ciego de nacimiento



 Radio Vaticano. 30.03.2014

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
   
El Evangelio de hoy nos presenta el episodio del hombre ciego de nacimiento, al que Jesús devuelve la vista. El largo relato, es largo, se abre con un ciego que comienza a ver y se cierra con los que se supone que ven pero que son ciegos en el alma.

El milagro es relatado por Juan en apenas dos versículos, porque el evangelista no quiere llamar la atención sobre el milagro en sí, sino en lo que sucede después, en las discusiones que suscita, sobre las murmuraciones, ¿no?. Tantas veces una obra buena, una obra de caridad suscita discusiones y murmuraciones. Porque hay muchos que no quieren ver la verdad. El Evangelista quiere llamar la atención sobre esto que sucede también en nuestros días, cuando se hace una obra buena. El ciego que es sanado es interrogado por la multitud asombrada, han visto el milagro y le interrogan, después por los fariseos; y estos interrogan incluso a sus padres. Al final el ciego curado llega a la fe, y esta es la gracia más grande que Jesús le concede: no solo el ver, sino el conocerle a Él que es “la luz del mundo” (Jn 9,5)

Mientras el ciego se acerca gradualmente a la luz, los doctores de la ley, al contrario, profundizan cada vez más en su ceguera interior. Cerrados en su presunción, creen tener ya la luz, por esto no se abren a la verdad de Jesús. Estos hacen de todo por negar la evidencia. Ponen en duda la identidad del hombre que ha sido curado, después niegan la acción de Dios en la curación, tomando como excusa que Dios no actúa en sábado; llegan incluso a dudar que ese hombre hubiese nacido ciego. Su cerrazón a la luz se convierte en agresiva y desemboca en la expulsión del templo del hombre sanado.

El camino del ciego sin embargo es una ruta a etapas, que parte del conocimiento del nombre de Jesús. No conoce otra cosa de Él; de hecho dice: “El hombre que se llama Jesús hizo barro y me lo puso en los ojos” (v.11). Seguidamente después de las preguntas insistentes de los doctores, lo considera en primer lugar un profeta (v.17) y después un hombre cercano a Dios (v.31).

Después de que se alejó del templo, excluido de la sociedad, Jesús lo encuentra de nuevo y le “abre los ojos” por segunda vez, revelándole la propia identidad: “¡Yo soy el Mesías!”. En este punto el que fue ciego exclama: “¡Creo, Señor!” (v.38) y se postra ante Jesús. Esta es una cita del Evangelio que nos enseña el drama de la ceguera interior de tanta gente. También la nuestra, también tenemos muchos momentos de ceguera interior.

Nuestra vida a veces es similar a la del ciego que se ha abierto a la luz, a Dios y a su gracia. A veces, es un poco como la de los fariseos: desde nuestro orgullo juzgamos a los otros ¡incluso al Señor! Hoy estamos invitados a abrirnos a la luz de Cristo para traer fruto a nuestra vida, para eliminar los comportamientos que no son cristianos. Todos somos cristianos, pero todos tenemos comportamientos no cristianos, que son pecado y debemos arrepentirnos de esto. Eliminar los comportamientos no cristianos para caminar con decisión por el camino de la santidad. Esta tiene su origen en el Bautismo. También nosotros hemos sido “iluminados” por Cristo en el Bautismo, para que, como nos recuerda San Pablo, podamos comportarnos como “hijos de la luz” (Ef 5,8), con humildad, paciencia y misericordia. Estos doctores de la ley no tenían humildad, ni paciencia ni misericordia.

Yo os aconsejo hoy, cuando volváis a casa: Tomad el Evangelio de Juan, leed esa cita, del capítulo 9 y os hará bien, así podéis ver ese camino de la ceguera a la luz y el camino malvado de una ceguera a una ceguera más profunda. Y preguntémonos: ¿Cómo está nuestra corazón? ¿Cómo es tu corazón, mi corazón? ¿Tengo un corazón abierto o cerrado? ¿Abierto o cerrado hacia Dios? ¿Abierto o cerrado hacia el prójimo? Siempre Todos nosotros tenemos alguna cerrazón provocada por el pecado, por las equivocaciones, los errores. ¡No tengamos miedo! ¡No tengamos miedo!¡ Abrámonos a la luz de Dios! El nos espera siempre, nos espera siempre para hacernos ver mejor, para darnos más luz, para perdonarnos. No olvidemos esto: Él nos espera siempre.

A la Virgen María le confiamos el camino cuaresmal, para que también nosotros, como el ciego sanado, con la gracia de Cristo podamos “llegar a la luz”, renacer a la vida nueva.

Evangelio del Domingo 30 de Marzo.

Santo Evangelio según San Juan 9,1-41
Domingo de la cuarta semana de Cuaresma
Jesús, al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?".
"Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios.
Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo".
Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego,
diciéndole: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé", que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.
Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: "¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?".
Unos opinaban: "Es el mismo". "No, respondían otros, es uno que se le parece". El decía: "Soy realmente yo".
Ellos le dijeron: "¿Cómo se te han abierto los ojos?".
El respondió: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: 'Ve a lavarte a Siloé'. Yo fui, me lavé y vi".
Ellos le preguntaron: "¿Dónde está?". El respondió: "No lo sé".
El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos.
Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: "Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo".
Algunos fariseos decían: "Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?". Y se produjo una división entre ellos.
Entonces dijeron nuevamente al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?". El hombre respondió: "Es un profeta".
Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres
y les preguntaron: "¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?".
Sus padres respondieron: "Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego,
pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta".
Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías.
Por esta razón dijeron: "Tiene bastante edad, pregúntenle a él".
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador".
"Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo".
Ellos le preguntaron: "¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?".
El les respondió: "Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?".
Ellos lo injuriaron y le dijeron: "¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés!
Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de donde es este".
El hombre les respondió: "Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad.
Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento.
Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada".
Ellos le respondieron: "Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?". Y lo echaron.
Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: "¿Crees en el Hijo del hombre?".
El respondió: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?".
Jesús le dijo: "Tú lo has visto: es el que te está hablando".
Entonces él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.
Después Jesús agregó: "He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven".
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: "¿Acaso también nosotros somos ciegos?".
Jesús les respondió: "Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: 'Vemos', su pecado permanece".

es Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

sábado, 29 de marzo de 2014

Evangelio del el sábado 29 de marzo

Santo Evangelio según San Lucas 18,9-14

Sábado de la tercera semana de Cuaresma

Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:
"Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".

es Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Francisco celebrará Misa en el Cenáculo

Tomado de: http://vaticaninsider.lastampa.it/

(©AFP) El Cenáculo
03/27/2014

El programa de la visita del Papa a la Tierra Santa: prevista una liturgia con los obispos locales en el sitio de la Última Cena.


ANDREA TORNIELLI
Ciudad del Vaticano


El lunes 26 de mayo, poco después de las 17.00 hrs., Papa Francisco celebrará con los obispos de la Tierra Santa y el séquito papal una Misa en el Cenáculo, en donde según la tradición Jesús compartió la Última Cena con sus discípulos. Un lugar que pertenecía a la Custodia franciscana y que desde hace muchos años los cristianos piden que sea restituido al culto.

Es una de las citas más significativas del intenso programa de la visita de Papa Francisco a la Tierra Santa (que se llevará a cabo del 24 al 26 de mayo).

Francisco partirá el sábado 34 por la mañana de Roma hacia Ammán. A su llegada habrá una ceremonia en el palacio real Al-Husseini y después una visita de cortesía a los reyes de Jordania. Por la tarde, el Papa se reunirá con las autoridades jordanas y pronunciará un discurso; a las 16.00 hrs. está prevista una misa en el International Stadium. A las 19, Francisco visitará el lugar del Bautismo de Jesús, en Bethany beyond the Jordan, y concluirá su intenso día reuniéndose con los refugiados y los jóvenes discapacitados en la Iglesia latina de Bethany beyond the Jordan.

El domingo 15 de mayo, a las 8.30, Francisco dejará Ammán en helicóptero para dirigirse a Belén. Allí, a las 9.30, se llevará a cabo la ceremonia de bienvenida y la visita al «Presidente del Etsado de Palestina», según indica el programa, Abu Mazen. Después habrá un breve encuentro con las autoridades palestinas. A las 11 será la Misa en la Plaza del Pesebre de Belén. El Papa almorzará con las familias palestinas en el Convento franciscano de Casa Nova. Y a las 15 hrs. hará una visita privada a la Gruta de la Natividad. Inmediatamente después, a las 15.20 está previsto un saludo a los niños de los campos de refugiados en el Phoenix Center del Campo de refugiados de Dheisheh. Alrededor de las 16, el Papa se despedirá de Palestina.

De nuevo en helicóptero, Francisco se dirigirá desde Belén hacia el aeropuerto internacional Ben Gurion de Tel Aviv, en donde será la ceremonia de bienvenida, tras la cual se trasladará, en helicóptero, a Jerusalén, en donde aterrizará en el Monte Scopus. A las 18.15 se llevará a cabo un encuentro privado con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla en la Delegación Apostólica, en donde firmarán una declaración conjunta. A las 19 será el evento principal del viaje, en recuerdo del 50 aniversario del abrazo entre Pablo Vi y el Patriarca Atenágoras, en la Basílica del Santo Sepulcro, lugar simbólico de las divisiones entre los cristianos, en donde se llevará a cabo un encuentro ecuménico con todas las confesiones cristianas de Tierra Santa. Este segundo día del viaje papal concluirá con una cena con los patriarcas y los obispos en el Patriarcado Latino de Jerusalén.

El lunes 26 de mayo, Papa Francisco visitará al Gran Muftí de Jerusalén, en el edificio del Gran Consejo sobre la Explanada de las Mezquitas, y pronunciará un discurso. Después irá al Muro Occidental y desde allí al Monte Herzi donde depositará una corona de flores. A las 10,00 visitará el Memorial de Yad Vashem en Jerusalén, y pronunciará un discurso y, a las 10,45, efectuará una visita de cortesía a los dos Grandes Rabinos de Israel en el Centro Heichal Schlomo, cerca de la Gran Sinagoga de Jerusalén. A las 11,45 irá al Palacio Presidencial donde encontrará en visita de cortesía, al presidente del Estado de Israel, Simon Peres. A las 13, 00, en el Centro de Nuestra Señora de Jerusalén tendrá una audiencia privada con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

A las 15,30 se encontrará con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en privado, en el Monte de los Olivos, cerca de la iglesia ortodoxa de los Viri Galileai A las 16,00 en la iglesia de Getsemaní, al lado del Huerto de los Olivos, hablará ante los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas. A las 17.20 celebrará una misa con los Ordinarios de Tierra Santa y el séquito papal en la sala del Cenáculo en Jerusalén. A las 19,30 se trasladará en helicóptero al helipuerto del Monte Scopus y desde allí al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv donde se despedirá del Estado de Israel para emprender a las 20,15 el vuelo de regreso a Roma donde aterrizará a las 23,00.

Hace algunas semanas, debido a la huelga de los empleados del ministerio del Exterior israelí circularon rumores sobre la cancelación del viaje. «Estamos conscientes de que en Israel hay una situación de tensión sindical –dijo hoy el portavoz vaticano Federico Lombardi–, pero esperamos poder retomar cuanto antes los contactos formales con las autoridades competentes para la adecuada preparación de la visita del Papa».

viernes, 28 de marzo de 2014

Mensaje del papa Pablo VI para la cuaresma de 1978

Queridos hermanos: hemos notado que les ha gustado mucho la foto del cuadro que publicamos de Pablo VI (ubicado este en el colegio Santo Tomas de Aquino de Campana). Aqui les compartimos una toma mas cercana del mismo cuadro y ademas el ultimo mensaje de Cuaresma que dirigió en el año 1978 (año de su deceso). Es un hermoso y breve texto para reflexionar acerca de este tiempo litúrgico que estamos transitando, les recomendamos su lectura atenta.


MENSAJE DEL PAPA PABLO VI PARA LA CUARESMA DE 1978


Amadísimos hijos e hijas:

Una vez más llega la Cuaresma con sus urgentes invitaciones. Tiempo que nos acerca a Cristo, la Cuaresma, a través del mismo Cristo, nos acerca los unos a los otros. La Cuaresma es un tiempo de comunión, lo cual lleva también consigo el saber poner las cosas en común.

Quedamos impresionados ante la descripción que hacen los Hechos de los Apóstoles de la vida comunitaria de la Iglesia primitiva, «Todos los fieles vivían unidos; y tenían todas las cosas en común» (Act 2, 44). No se trataba de algo artificial, inventado para cimentar la cohesión de la joven comunidad de Jerusalén; se trataba, más bien, de la manifestación de ese «único corazón» (ibid. 4, 32) que inspiraba todos los gestos de los creyentes, uniéndolos en el corazón mismo de Jesús.

Uno de los efectos más relevantes de esta unanimidad está indicado en los Hechos cuando dicen que el constante compartir los bienes se hacía en función de las necesidades de cada cual. De esta manera, los primeros cristianos practicaban espontáneamente el principio según el cual los bienes de este mundo han sido destinados por el Creador para satisfacer las necesidades de todos sin excepción. El compartir cristiano traduce en hechos esta obligación natural, que el impulso de la caridad convierte en algo infinitamente más urgente.

Compartir es, pues, una actitud cristiana fundamental. En las numerosas iniciativas de amor al prójimo, desde la limosna y el servicio individual hasta la cooperación colectiva a la promoción de los pueblos materialmente menos favorecidos, el cristiano siente la alegría de compartir, de gozar junto con los demás del patrimonio que Dios ha puesto generosamente a disposición de todos.

Se ha dicho que hay un arte de dar y un arte de recibir; los cristianos sólo tienen una palabra para ambos, la de compartir fraternalmente. Este compartir, que la presente Cuaresma nos hace practicar como signo de comunión con todos los hombres, invita a todos a participar en el Misterio de la Cruz y de la Resurrección de Cristo.

Al comenzar este tiempo fuerte de la liturgia, Nos, con las palabras de San Pablo a los primeros cristianos, invitamos a todos los fieles de esta gran comunión que es la Iglesia católica «a poner aparte lo que puedan ahorrar» (cf. 1 Cor 16, 2), con espíritu de penitencia y de caridad, para ofrecerlo en la colecta común. A todos aquellos que están así dispuestos a compartir sus bienes con los hermanos que carecen de lo necesario, los bendecimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Francisco en Santa Marta: Dios pierde en el balance de las cosas pero gana en el amor


28 de marzo, 2014. (Romereports.com) El Papa centró su homilía en Casa Santa Marta en el amor de Dios. Francisco explicó que Dios habla siempre con ternura incluso cuando invita a la conversión.

Misa vespertina este sábado y el domingo 27 de abril la solemnidad de la divina misericordia, en el día de la canonización de Juan Pablo II.

Estatua de Juan Pablo II, presentada a la diócesis para su beatificación, en la iglesia concatedral de Escobar. Obra de Diego Curutchet. Enviada a la capilla que lleva su nombre (Beato Juan Pablo II y Centro misional de San Antonio María Claret) en la ciudad de Campana (Barrio Siderca). Hoy por la mañana estuvimos junto a los PP. Ariel Pérez y Santiago Herrera en dicha capilla, donde se está realizando misión barrial durante la Cuaresma y Semana Santa, y que concluirá el Domingo de la Divina Misericordia. Nos acompañaron Ezequiel, Ariel y el Sr. Juan Eduardo Aguiar Hualde, a quien se la entregué para que la restaurara y le hiciera el aura sobre su cabeza.Nos veremos en la misión y en las celebraciones. Bendiciones. +Oscar.

EL BEATO JUAN PABLO II EN EL BARRIO SIDERCA DE CAMPANA.
BEATO JUAN PABLO II EN CAMPANA

Celebración penitencial en la Basílica de San Pedro

Tomado de: http://www.news.va/

2014-03-28 Radio Vaticana

(RV).- Esta tarde, a partir de las 17.00, en la Basílica Vaticana, el Santo Padre presidirá la Celebración penitencial que nuestra emisora, Radio Vaticano, y el Centro Televisivo Vaticano transmitirá en directo.
Se trata de una iniciativa cuaresmal del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización titulada “24 horas por el Señor”. Durante esta celebración, el Pontífice confesará a algunos fieles. Y por la noche, a partir de las 20.00 en tres iglesias del centro histórico de Roma – Santa Inés en Agón, Santa María en Trastévere y Santísimos Estigmas – los confesores estarán a disposición de los fieles para la celebración individual del sacramento de la penitencia en el contexto de la adoración Eucarística.
En estas tres parroquias habrá jóvenes pertenecientes a diversas realidades eclesiales, quienes como nuevos evangelizadores de sus coetáneos los invitarán a entrar en la iglesia, para confesarse. También será posible confesarse el sábado 29 de marzo, en la rectoría de Santa Inés en Agón hasta las 16.00.
La jornada concluirá una hora más tarde, con la celebración de las primeras vísperas del cuarto domingo de Cuaresma, que presidirá Monseñor Fisichella, en la iglesia del Espíritu Santo en Sassia, santuario romano de la Divina Misericordia.
(María Fernanda Bernasconi – RV).


Evangelio del Viernes 28 de Marzo.

Viernes de la tercera semana de Cuaresma


Evangelio según San Marcos 12,28b-34.

Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos".
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios".
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. 

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

jueves, 27 de marzo de 2014

Encuentro en el Vaticano entre el Papa Francisco y el presidente Obama

Tomado de: http://www.news.va/

2014-03-27 Radio Vaticana
(RV).-  El Papa Francisco recibió esta mañana en la Ciudad del Vaticano al presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama. Se trata del primer encuentro entre ambos, puesto que Obama había sido recibido por Benedicto XVI en julio de 2009.
“Welcome”, “Bienvenido”. El Papa Francisco recibió con la sencillez que lo caracteriza al presidente Barack Obama quien, por su parte, respondió: “Gracias. Es maravilloso encontrarme con usted”. Después, en el momento del coloquio privado entre ambos sólo estuvieron presentes los intérpretes. La conversación duró alrededor de 50 minutos. Posteriormente tuvo lugar la ceremonia de intercambio de dones y la presentación al Pontífice de los miembros de la delegación estadounidense.
El presidente llegó al Vaticano alrededor de las 10.15, acompañado por un gran cortejo de automóviles. En el Patio de San Dámaso lo recibió Monseñor Gaenswein, Prefecto de la Casa Pontificia. Junto a Obama también estuvo presente el Jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, quien en enero pasado mantuvo un encuentro con el Cardenal Pietro Parolin. Y precisamente con el Cardenal Secretario de Estado Obama mantuvo una conversación tras el encuentro con el Papa Francisco.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

Comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede
Esta mañana, jueves 27 de marzo de 2014, S.E. el Señor Barack H. Obama, Presidente de los Estados Unidos de América, ha sido recibido en Audiencia por el Santo Padre Francisco y, sucesivamente, se ha encontrado con Su Eminencia el Card. Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por S.E. el Mons. Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados. Los cordiales coloquios han permitido un intercambio de puntos de vista sobre algunos temas concernientes a la actualidad internacional, auspiciando para las áreas en conflicto el respeto del derecho humanitario y del derecho internacional y una solución negociable entre las partes involucradas. En el contexto de las relaciones bilaterales y de la colaboración entre la Iglesia y el Estado se ha hablado sobre asuntos de especial relevancia para la Iglesia en el País, como el ejercicio de los derechos a la libertad religiosa, a la vida y a la objeción de conciencia, así como el tema de la reforma migratoria. Finalmente, se ha expresado el compromiso común en la erradicación de la trata de seres humanos en el mundo.
Vaticano, 27 de marzo de 2014

Evangelio del Jueves 27 de Marzo.

Jueves de la tercera semana de Cuaresma


Evangelio según San Lucas 11,14-23.

Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada,
pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".
Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.
Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.
Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras,
pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Francisco: Wojtyla ofreció testimonio del sufrimiento de manera ejemplar

Tomado de: http://vaticaninsider.lastampa.it/

(©Ansa) Juan Pablo II

Bergoglio con los miembros y asesores del Pontificio Consejo de la Pastoral Sanitaria: promover y custodiar la vida desde su concepción hasta la muerte


Domenico Agasso jr
Turín


Juan Pablo II vivió y ofreció de manera ejemplar sus palabras «hacer el bien con el sufrimiento y hacer el bien a quien sufre». Lo afirmó Papa Francisco recordando a su predecesor (a un mes de la canonicazión que presidirá en Plaza San Pedro) durante el encuentro con los miembros y asesores del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Agentes Sanitarios (creado por el mismo Papa Juan Pablo II).

«El suyo –añadió– fue un magisterio vivo, que el pueblo de Dios ha recambiado con tanto afecto y tanta veneración, al reconocer que Dios estaba con él».

Papa Bergoglio expresó ante los que participaron en la audiencia «el reconocimiento del obispo de Roma por el compromiso que dedican a tantos hermanos y hermanas que llevan el peso de la enfermedad, de la discapacidad, de una vejez difícil».

«En la custodia y en la promoción de la vida, en cualquier estado y condición que se encuentre, podemos reconocer la dignidad y el valor de cada ser humano individual, desde la concepción hasta la muerte», afirmó. Por ello el Pontífice exhortó a tener siempre presente « la carne de Cristo presente en los pobres, en los sufrientes, en los niños, también los no deseados, en las personas con minusvalías físicas o psíquicas, en los ancianos».

«La experiencia del compartir fraterno con quien sufre nos abre –explicó Bergoglio– a la verdadera belleza de la vida humana, que comprende su fragilidad».

Al final del encuentro, el Papa invocó sobre el dicasterio vaticano, como sobre «todas las personas enfermas y que sufren con sus familias, como sobre todos aquellos que los cuidan», la materna protección de María “Salus infirmorum”; que la Virgen ayude «la obra de la defensa y de la promoción de la vida y la pastoral de la salud».

Francisco: fieles, ayudad a vuestros pastores a no ser mediocres.

Tomado de: http://www.news.va/

Ciudad del Vaticano, 26 marzo 2014 (VIS).- “Los sacramentos del Orden y del Matrimonio, dos vocaciones específicas y un mismo camino para dirigirse al Señor”, ha sido el tema de la catequesis del Santo Padre de este miércoles en la Plaza de San Pedro ante los fieles reunidos bajo un cielo lluvioso. “Los ministros que son elegidos y consagrados para este servicio -ha dicho refiriéndose al primer sacramento- prolongan en el tiempo la presencia de Jesús si lo hacen con el poder del Espíritu Santo en el nombre de Dios y con amor”.

“Aquellos que son ordenados se colocan a la cabeza de la comunidad -ha continuado-. Están “a la cabeza” sí, pero para Jesús esto significa poner la propia autoridad al servicio de los otros... “El que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo”... Un obispo que no está al servicio de la comunidad no actúa bien; un cura o un sacerdote que no está al servicio de la comunidad, se equivoca”.

Francisco ha destacado “el amor apasionado por la Iglesia” como una característica que deriva siempre de esta unión sacramental con Cristo. “El obispo, el sacerdote, aman a la Iglesia en su propia comunidad; la aman mucho, como Cristo ama a la Iglesia... El marido ama a su mujer, como Cristo ama a su Iglesia. El ministerio sacerdotal y el del matrimonio son dos sacramentos que representan el camino por el que las personas se dirigen habitualmente al Señor”.

Por último, el Papa ha citado las palabras de San Pablo a Timoteo cuando le recomienda “no descuidar, es más, reavivar siempre el don que hay en él”. “Cuando no se alimenta el ministerio con la oración, con la escucha de la Palabra de Dios, con la celebración cotidiana de la Eucaristía o incluso frecuentando el sacramento de la Penitencia, se termina por olvidar, inevitablemente, el verdadero sentido del propio servicio y la alegría que nace de la profunda comunión con Jesús... El sacerdote que no hace estas cosas, a la larga pierde la unión con Jesús y adquiere una mediocridad que no es buena para la Iglesia. Por esto tenemos que ayudar a los obispos y sacerdotes a orar, a escuchar la Palabra de Dios que es el alimento diario, a celebrar la Eucaristía todos los días y a confesarse con regularidad”.

“No se venden accesorios para convertirse en sacerdote -ha mencionado antes de finalizar-. Esta es una iniciativa que toma el Señor, que es quien llama”. Con estas palabras ha animado a los jóvenes que sienten esta llamada a cuidar esta invitación y a rezar “para que crezca y dé frutos en toda la Iglesia”.

Evangelio del Miércoles 26 de Marzo

Evangelio según Mateo 5,17-19
Miércoles de la tercera semana de Cuaresma

«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Os lo aseguro: mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una tilde de la ley sin que todo se cumpla. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.»

Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor Jesús.

martes, 25 de marzo de 2014

La salvación es un don que hay que recibir con corazón humilde, como hizo María, dijo el Papa en su homilía

Tomado de: http://www.news.va/

2014-03-25 Radio Vaticana

(RV).- (Con audio) El Señor está en camino con nosotros para ablandar nuestro corazón. Lo afirmó el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Casa de Santa Marta. En la Solemnidad de la Anunciación, Francisco subrayó que sólo con un corazón humilde como el de María podemos acercarnos a Dios. Mientras la salvación, dijo, no se compra ni se vende: se regala.
¿A dónde lleva la soberbia del corazón? El Santo Padre desarrolló su homilía deteniéndose en Adán y Eva, que cedieron a la seducción de Satanás y creyeron que eran como Dios. Esa “soberbia suficiente” – dijo – hace que sean alejados del Paraíso. Pero el Señor no los deja caminar solos, les hace una promesa de redención y camina con ellos.
“El Señor – prosiguió diciendo el Papa – acompañó a la humanidad en este largo camino. Hizo un pueblo. Estaba con ellos”. Y aquel “camino que comenzó con una desobediencia, termina con una obediencia”, con el sí de María ante el Anuncio del ángel.
“El nudo que hizo Eva con su desobediencia – dijo además Francisco aludiendo a San Ireneo de León – lo deshizo María con su obediencia. Es un camino en el cual las maravillas de Dios se multiplican”:
“El Señor está en camino con su pueblo. ¿Y por qué caminaba con su pueblo con tanta ternura? Para ablandar nuestro corazón. Explícitamente lo dice, Él: ‘Yo haré de tu corazón de piedra un corazón de carne’. Ablandar nuestro corazón para recibir aquella promesa que había hecho en el Paraíso. Por un hombre entró el pecado, por otro hombre viene la salvación. Y este camino tan largo nos ayudó a todos nosotros a tener un corazón más humano, más cercano a Dios, no tan soberbio, no tan suficiente”.

Y hoy – prosiguió diciendo el Pontífice –la liturgia nos habla “de esta etapa en el camino de restauración, nos habla de obediencia, de docilidad a la Palabra de Dios”:
“La salvación no se compra, ni se vende: se regala. Es gratuita. Nosotros no podemos salvarnos por nosotros mismos: la salvación es un regalo, totalmente gratuito. No se compra con la sangre ni de toros ni de cabras: no se puede comprar. Para entrar en nosotros esta salvación sólo pide un corazón humilde, un corazón dócil, un corazón obediente. Como el de María. Y el modelo de este camino de salvación es el mismo Dios, su Hijo, que no consideró un bien irrenunciable, ser igual a Dios. Lo dice Pablo”.

El Papa hizo hincapié en el “camino de la humildad, de la humillación”. Y afirmó que esto “significa sencillamente decir: yo soy hombre, yo soy mujer y Tú eres Dios, e ir adelante, ante la presencia de Dios, en la obediencia, en la docilidad del corazón”. Por esta razón exhortó en la Solemnidad de la Anunciación a “hacer fiesta: la fiesta de este camino, de una madre a otra madre, de un padre a otro padre”:
“Hoy podemos abrazar al Padre a quien, gracias a la sangre de su Hijo, se ha hecho como uno de nosotros, nos salva. Este Padre que nos espera todos los días… Miremos el icono de Eva y de Adán, miremos el icono de María y Jesús, miremos el camino de la historia con Dios que caminaba con su pueblo. Y digamos: ‘Gracias. Gracias, Señor, porque hoy Tú nos dices a nosotros que nos has regalado la salvación’. Hoy es un día para dar gracias al Señor”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

La Anunciación del Señor

En el día de la Anunciación del Señor. "María, llena de gracia -kekhairitouméne- el Señor es contigo". En la fotografía, el altar de la gruta de la Anunciación, en el lugar donde "el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Tuve la gracia de celebrar la misa allí, en 1997. Y la fotografía de la Basílica de la Anunciación del Señor, en Nazareth. María Virgen, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, no nos dejes de tu mano. Acompáñanos en nuestro caminar
El altar del lugar de la Anunciación, en la Basílica del mismo nombre, en Nazareth.
La Basílica de la Anunciación.
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Evangelio del Martes 25 de Marzo.

Evangelio según San Lucas 1,26-38.

En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.

Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".

María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".

El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios".

María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.

PALABRA DEL SEÑOR. GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

lunes, 24 de marzo de 2014

Dios nos salva en nuestras equivocaciones, no en nuestras seguridades, dice el Papa en su homilía

Tomado de: http://www.news.va/

2014-03-24 Radio Vaticana

(RV).-(Con audio) No nos salva nuestra seguridad de observar los mandamientos, sino la humildad de tener siempre necesidad de ser curados por Dios: es cuanto, en síntesis, afirmó esta mañana el Papa Francisco en su homilía de la Misa presidida en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
“Ningún profeta es bien aceptado en su patria”: la homilía del Papa comenzó con estas palabras de Jesús dirigidas a sus coterráneos, los habitantes de Nazaret, ante los cuales no pudo hacer milagros, porque “no tenían fe”. Jesús les recuerda dos episodios bíblicos: el milagro de la curación de la lepra de Naamán el Sirio, en tiempos del profeta Eliseo, y el encuentro del profeta Elías con la viuda de Sarepta de Sidón, quien fue salvada de la carestía.
“Los leprosos y las viudas – explicó el Papa Francisco – en aquel tiempo eran marginados”. Y sin embargo, estos dos marginados, acogiendo a los profetas, fueron salvados. En cambio, los nazarenos no aceptan a Jesús porque “estaban tan seguros en su ‘fe’, tan seguros en su observancia de los mandamientos, que no tenían necesidad de otra salvación”:
“Es el drama de la observancia de los mandamientos sin fe: ‘Yo me salvo solo, porque voy a la sinagoga todos los sábados, trato de obedecer a los mandamientos, ¡pero que éste no venga a decirme que eran mejor que yo aquel leproso y aquella viuda!’. ¡Esos eran marginados! Y Jesús nos dice: ‘Pero, mira, si tú no te marginas, no te sientes en el margen, no tendrás salvación’. Ésta es la humildad, el camino de la humildad: sentirse tan marginados que tenemos necesidad de la salvación del Señor. Sólo Él salva, no nuestra observancia de los preceptos. Y esto no gustó, se enojaron y querían matarlo”.

La misma rabia – comentó el Papa – afecta, inicialmente, también a Naamán, porque considera ridículo y humillante la invitación de Eliseo de bañarse siete veces en el río Jordán para quedar curado de la lepra. “El Señor le pide un gesto de humildad, que obedezca como un niño, que haga el ridículo”. Se va desdeñado, pero después, convencido por sus siervos, vuelve y hace cuanto le dijo el profeta. Aquel acto de humildad lo cura. “Es éste el mensaje de hoy, en esta tercera semana de Cuaresma” – afirmó el Papa – y señaló que si queremos ser salvados, “debemos elegir el camino de la humildad”:
“María en su Cántico no dice que está contenta porque Dios ha mirado su virginidad, su bondad y su dulzura, tantas virtudes que ella tenía. No. Sino porque el Señor ha mirado la humildad de su sierva, su pequeñez, su humildad. Es lo que mira el Señor. Y debemos aprender esta sabiduría de marginarnos, para que el Señor nos encuentre. No nos encontrará en el centro de nuestras seguridades, no, no. Allí no va el Señor. Nos encontrará en la marginación, en nuestros pecados, en nuestras equivocaciones, en nuestras necesidades de ser curados espiritualmente, de ser salvados; allí nos encontrará el Señor”.

“Es éste – reafirmó Francisco – el camino de la humildad”:
“La humildad cristiana no es la virtud de decir: ‘Pero, yo no sirvo para nada’ y esconder la soberbia allí, ¡no, no! La humildad cristiana es decir la verdad: ‘Soy pecador, soy pecadora’. Decir la verdad: es ésta nuestra verdad. Pero hay otra: Dios nos salva. Pero nos salva allá, cuando nosotros somos marginados; no nos salva en nuestra seguridad. Pidamos la gracia de tener esta sabiduría de marginarnos, la gracia de la humildad para recibir la salvación del Señor”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

Evangelio del Lunes 24 de Marzo.

Evangelio según San Lucas 4,24-30.

Cuando Jesús llegó a Nazaret, dijo a la multitud en la sinagoga: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.
Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país.
Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio".
Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

PALABRA DEL SEÑOR. GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

domingo, 23 de marzo de 2014

Evangelio del Domingo 23 de Marzo.

Evangelio según San Juan 4,5-42.

Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José.
Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: "Dame de beber".
Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.
La samaritana le respondió: "¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?". Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.
Jesús le respondió: "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva".
"Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva?
¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?".
Jesús le respondió: "El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed,
pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna".
"Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla".
Jesús le respondió: "Ve, llama a tu marido y vuelve aquí".
La mujer respondió: "No tengo marido". Jesús continuó: "Tienes razón al decir que no tienes marido,
porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad".
La mujer le dijo: "Señor, veo que eres un profeta.
Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar".
Jesús le respondió: "Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre.
Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre.
Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad".
La mujer le dijo: "Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo".
Jesús le respondió: "Soy yo, el que habla contigo".
En ese momento llegaron sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: "¿Qué quieres de ella?" o "¿Por qué hablas con ella?".
La mujer, dejando allí su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
"Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?".
Salieron entonces de la ciudad y fueron a su encuentro.
Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús, diciendo: "Come, Maestro".
Pero él les dijo: "Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen".
Los discípulos se preguntaban entre sí: "¿Alguien le habrá traído de comer?".
Jesús les respondió: "Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra.
Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega.
Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría.
Porque en esto se cumple el proverbio: 'no siembra y otro cosecha'
Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos".
Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: "Me ha dicho todo lo que hice".
Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y él permaneció allí dos días.
Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra.
Y decían a la mujer: "Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo".

PALABRA DEL SEÑOR. GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

sábado, 22 de marzo de 2014

Orar con el Salmo de hoy:

EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO

Del salmo 102:

El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
Él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

La Corona de Espinas.

Este 2014 es el año del Octavo Centenario del nacimiento de San Luis, Rey de Francia. Este viernes II de Cuaresma fue expuesta la Corona de espinas del Señor, que San Luis hizo llevar a la Sainte Chapelle, y dada la bendición. 
El 25 de agosto tendrá lugar la apertura del Octavo Centenario.


Mostración de la Corona de espinas. En la Sainte Chapelle.
El relicario con la Corona de espinas, los clavos y la lanza de la crucifixión.
Relicario con la corona de espinas. Notre Dame de Paris.
San Luis, Rey de Francia (Luis IX)

Tweet del Santo Padre Francisco


Papa Francisco: el clericalismo es uno de los males de la Iglesia

Tomado de: http://www.aleteia.org/

¿Quién es más importante en la Iglesia? ¿El Papa o esa viejecita que todos los días reza el rosario por la Iglesia?” Que lo diga Dios: yo no puedo decirlo.

Radio Vaticano. 22.03.2014

AFP PHOTO / FILIPPO MONTEFORTE

Buscad la verdad, la bondad y la belleza. Así lo dijo hoy el Papa Francisco a los miembros de la asociación “Corallo” que reúne a las emisoras locales de radio y televisión italianas. En su discurso, totalmente improvisado, el Papa puso en guardia contra la tentación de clericalizar a los laicos. En la Iglesia, subrayó, nadie debe sentirse demasiado pequeño. Todos son importantes.

Los comunicadores deberían siempre buscar la verdad, la bondad y la belleza. El Papa Francisco instó así en su apasionada intervención sin papeles, que amplió el horizonte mucho más allá de los límites de los mass media. El Pontífice puso en guardia contra las trampas que encuentran los agentes de la comunicación:

“Pero, yo creo, busco la verdad …”: pero estate atento, ¿eh?, a no convertirte en un intelectual sin inteligencia. “Pero yo voy, busco la bondad …”: pero atento a no convertirte en un eticista sin bondad. “A mi me gusta la belleza”: sí, pero atento a no hacer eso que tanto se hace, ¿no?, maquillar la belleza, buscar los cosméticos para crear una belleza artificial que no existe. La verdad, la bondad y la belleza como vienen de Dios y son del hombre, Y este es el trabajo de los medios de comunicación, el vuestro”.

En la Iglesia, añadió, “no hay ni grande ni pequeño: cada uno tiene su función”. Todos somos miembros, dijo, y también los medios de inspiración cristiana, “sean más grandes o más pequeños” responden a la “vocación de servicio en la Iglesia”.

“Nadie debe sentirse pequeño, demasiado pequeño respecto a otro demasiado grande. Todos pequeños ante Dios, en la humildad cristiana, pero todos tenemos una función. ¡Todos, todo! Como en la Iglesia… Yo haría esta pregunta: “¿Quién es más importante en la Iglesia? ¿El Papa o esa viejecita que todos los días reza el rosario por la Iglesia?” Que lo diga Dios: yo no puedo decirlo. La importancia de cada uno en esta armonía, porque la Iglesia es la armonía de la diversidad”.

El Cuerpo de Cristo, reafirmó, “es esta armonía de la diversidad, y el que hace la armonía es el Espíritu Santo”. Refiriéndose a la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, se detuvo en la tentación del clericalismo:

“Es uno de los males, es uno de los males de la Iglesia. Pero es un mal cómplice, ¿eh?, porque a los curas les gusta la tentación de clericalizar a los laicos. Pero muchos laicos, de rodillas, piden ser clericalizados, porque es más cómodo, ¿eh? Y este es un pecado a dos manos, ¿eh? Y debemos vencer esta tentación. El laico debe ser laico, bautizado; tiene la fuerza que viene de su bautismo”.

“Servidor”, por tanto, “pero con su vocación laical” y esta “no se negocia” porque implica identidad. “Muchas veces– prosiguió el Papa – he oído decir en mi tierra a sacerdotes que querían “hacer diáconos” a los laicos. “Es la propuesta del cura, en seguida: clericalizar”.

“Este laico, hagámoslo… ¿Y por qué? ¿Por qué es más importante el diacono, el cura, que el laico? ¡No! ¡Este es el error! Ah, ¿es un buen laico? Que siga así y que crezca así. Porque ahí va la identidad de la pertenencia cristiana, ahí. Para mí, el clericalismo impide el crecimiento del laico. Pero tened presente lo que he dicho, ¿eh? Es una tentación cómplice entre los dos, ¿eh? Porque no habría clericalismo si no hubiera laicos que quisieran ser clericalizados.

El Papa Francisco volvió a hablar de los “pecados de los medios de comunicación”. Los más graves, dijo, “son los que van por la vía de la mentira, y son tres: la desinformación, la calumnia y la difamación”.

“La calumnia es pecado mortal, pero se puede aclarar y llegar a saber que esa era una calumnia. La difamación es pecado mortal, pero se puede llegar a decir: “Esto es una injusticia porque esta persona hizo eso entonces, después se ha arrepentido, ha cambiado de vida”. Pero la desinformación es decir la mitad de las cosas, las que son para mí más convenientes, y no decir la otra mitad. Y así, lo que se ve en la TV y se escucha por radio no permite un juicio perfecto porque no tiene los elementos y no se les dan. Por favor, huid de estos tres pecados”.

En el discurso entregado y no pronunciado, el Papa Francisco subraya que los medios están llamados a dar atención a los temas importantes para la vida de las personas “no de forma sensacionalista, sino responsable, con sincera pasión por el bien común y la verdad”. A menudo, lamenta, “en las grandes emisoras estos temas se afrontan sin el debido respeto por las personas y los valores en causa, de modo espectacular”. En cambio, exhorta, “es esencial que en vuestras transmisiones se perciba este respeto, que las historias humanas nunca se instrumentalicen”.

“Hoy, afirma el Papa – hay mucha contaminación, y también el clima mediático tiene sus formas de contaminación, sus venenos”. La gente lo sabe, prosigue el Papa, “se da cuenta, pero después por desgracia se acostumbra a respirar de la radio y de la TV un aire sucio, que no hace bien”. “Es necesario – concluye Francisco – hacer circular aire limpio, que la gente pueda respirar libremente y que de oxígeno a la mente y al alma”.

Artículo publicado en Radio Vaticano

Fiestas patronales de Villa Lía

Sábado 22 de marzo. Fiestas patronales de Villa Lía, en San Antonio de Areco. Asiste nuestro Obispo Mons. Oscar, y el cura párroco de San Antonio de Padua, el P. Santiago Whelan. Villa Lía fue uno de los lugares en que se realizaron los gestos propios del estado de misión en la diócesis, en camino hacia la Misión Joven, en 2010 y 2011. 

Para recuerdo y aliciente de la comunión y misionariedad, veamos:

http://www.arecosemanal.com.ar/


Evangelio del Sábado 22 de Marzo.

Evangelio según San Lucas 15,1-3.11b-32.

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Un hombre tenía dos hijos.
El menor de ellos dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de herencia que me corresponde'. Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones.
Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos.
El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!
Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti;
ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros'.
Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo'.
Pero el padre dijo a sus servidores: 'Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos,
porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado'. Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.
Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.
El le respondió: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo'.
El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara,
pero él le respondió: 'Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos.
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!'.
Pero el padre le dijo: 'Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo.
Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'".


viernes, 21 de marzo de 2014

"La utopía consiste en rendirse a Jesús sin condiciones"

Maravilloso testimonio.
http://www.periodistadigital.com/

El secretario de Roncalli escribe "Mis años con el Papa Juan XXIII" (La Esfera)

El "testamento" de Loris Capovilla: "La utopía consiste en rendirse a Jesús sin condiciones"

"Él se merecía un colaborador más digno y culto, más preparado y equilibrado, y también más valiente"

Redacción, 15 de marzo de 2014 a las 19:18

(Loris Capovilla, epílogo de "Mis años con el Papa Juan XXIII"-La Esfera-).- He recorrido un largo y accidentado trayecto antes de llegar a Ca' Maitino, la última casa de mi vida. He conocido a muchas personas, y he conversado largamente con algunas de ellas. He vivido acontecimientos más grandes que yo.

He pasado por experiencias que me han marcado, incluso que me han herido. No llegué a paladear el paraíso de la infancia. Por consiguiente, un atisbo de melancolía, púdicamente disimulada, me ha acompañado un día tras otro; en ocasiones ha perturbado las relaciones con mi prójimo, ha recortado las alas a mis arranques.

Ahora, en el crepúsculo de mi jornada, como último entre los suyos, me gusta volver a escuchar la pregunta que le hacía Jesús a los apóstoles, y que resuena en lo más profundo de mi conciencia: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15). Aquellos jóvenes lo habían dejado todo para seguirle. Vivían junto a él, a la escucha, deseosos de ayudar, de aprender. Recorrían con él los caminos de Palestina, animados por la misma fe de Abraham, testigos de las señales que acompañaban a las palabras del Maestro. Pedro escuchó la pregunta y respondió en nombre de todos: «Tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente». Y vuelve a decir lo mismo en otra ocasión en la sinagoga de Cafarnaúm, tras la multiplicación de los panes y los peces: «Y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Jn 6, 69).

Poco tiempo me separa del redde rationem, y tengo que reducirlo todo a los términos más simples, desembarazarme del lastre residual, de los patéticos diarios y de los álbumes ilustrativos, de románticas fantasías y de estériles añoranzas. He de reducirlo todo a lo esencial, y apuntar la proa hacia el puerto.

A ello me incita Juan XXIII en una reflexión suya de 1945, cuando tenía sesenta y cuatro años, treinta y tantos años menos de los que tengo yo ahora: «No debo esconderme la verdad: decididamente, voy camino de la vejez. El espíritu se rebela y protesta, sintiéndome todavía tan joven, ligero, ágil y fresco. Pero basta que me mire al espejo para llenarme de confusión. Es la estación de la madurez; debo, pues, producir más y mejor, pensando que quizá el tiempo que tengo concedido para vivir es breve, y que me encuentro ya cerca de las puestas de la eternidad».

¡Así fue mi parábola! Me sentí atraído al sacerdocio desde que era un muchacho, que creció en la provincia véneta en una familia carente de recursos y sin historia, fundada en unos principios indiscutibles, guardiana de unos valores originarios, cristiana solo lo necesario.

Al ser invitado a dejarme modelar por Cristo, y a sumergirme en la tradición milenaria de la Iglesia, intenté responder desde un principio a la pregunta a la que nadie puede sustraerse: «¿Quién es Jesús para mí?». Tuve que dar una respuesta no evasiva, y la di: «Jesús es el hijo de la Virgen María, el Salvador, el Maestro, el fundador de la Iglesia, el Resucitado, el Viviente».

Soy sacerdote desde hace más de setenta años, obispo desde hace casi cincuenta, y sin embargo para mí Jesús es el mismo que mi madre y mis educadores me enseñaron a escuchar y a amar: el mismo al que conocí en el catecismo parroquial en Azione Cattolica. Es el Jesús de los curas y de los laicos que me sirvieron de ejemplo, en ocasiones hasta la exaltación, a lo largo de las décadas.

¿Quién es Jesús? Es el que me hizo partícipe de la naturaleza divina, y el que me ayuda a ser consciente de ella y a portarme de una forma coherente, como me sugiere una vez más Juan XXIII en una breve nota suya de 1948: «El camino más seguro para mi santificación personal [...] es siempre el esfuerzo vigilante por reducir todo -principios, directrices, posiciones, asuntos- al máximo de sencillez y de calma, con cuidado de podar en todo tiempo mi viña de lo que solo son hojas o ramas inútiles, marchando derecho a lo que es verdad, justicia y caridad: sobre todo, caridad. Cualquier otro sistema de actuación no es más que jactancia y afán de afirmación personal, que pronto se traiciona y resulta molesta y ridícula».

La utopía, así la llaman los incrédulos, consiste en rendirse a Jesús sin condiciones, en leer su Evangelio sin glosa, en poner nuestro propio yo debajo de nuestros pies y verle a Él en todos nuestros semejantes, servirle y amarle. Ese era el sentir de Juan XXIII: un sentir que edifica y que une.

No estoy satisfecho conmigo mismo, y con toda seguridad tampoco lo estuvieron ni lo están muchos de los que cruzaron sus pasos con los míos.

Extiendo la mano y pido caridad como un mendigo, y a la espera de recibir el pan del perdón, recito el Padrenuestro en el umbral de las casas como hacían antiguamente los pobres.

A quien me pregunta en qué lugar se detienen con mayor serenidad mis recuerdos, le contesto: en la parroquia, en Venecia, entre los muchachos de Azione Cattolica, en Parma, entre los aviadores, y por doquier, en las horas silenciosas y solitarias.

Estoy descontento del servicio que presté a Juan XXIII a lo largo de una década, a pesar de mi dedicación y de mi devoción. Me corroe el remordimiento por no haber sido capaz de sacar el máximo partido de aquella cercanía, de no haber conseguido penetrar en el secreto de su pobreza de espíritu.

En su último y misterioso trecho del camino, él se merecía un colaborador más digno y culto, más preparado y equilibrado, y también más valiente. En efecto, no me reconozco en la exhortación de Pablo a su discípulo Timoteo, al que invitaba a permanecer firme sobre la roca de las Sagradas Escrituras, «a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (2 Tim 3, 17). Al lado de Juan XXIII sí lo fueron Alfredo Cavagna, su confesor, y Angelo Dell'Acqua, sustituto en la Secretaría de Estado, dos eclesiásticos que están más allá de cualquier elogio.

Ahora, con plena lucidez, quisiera sentir cómo madura dentro de mí la decisión manifestada por Juan XXIII en su testamento: «Pido perdón a todos aquellos a quienes pudiera haber ofendido sin darme cuenta, a todos los que no he podido servir de ejemplo. Siento que no tengo nada que perdonar a nadie, porque a todos los que me conocieron y tuvieron alguna relación conmigo, aunque me ofendieran, o me despreciaran, o me tuvieran en poca estima, por otra parte con toda justicia, o hubieran sido motivo de aflicción para mí, no los reconozco más que como mis hermanos y benefactores, a los que estoy agradecido, y por los que rezo y rezaré siempre».

Me hace mucha compañía un pensamiento, no sabría decir si amargo o realista, de Hermann Hesse: «Cuando uno se ha hecho viejo y ha cumplido con su parte, la tarea que le corresponde es trabar amistad, en silencio, con la muerte; ya no necesita a los hombres, ya ha conocido bastantes». El ovillo de mi existencia se ha devanado entre dos acontecimientos fúnebres: la muerte de mi padre cuando yo tenía seis años, y la de mi madre cuando yo tenía sesenta y nueve. Dentro de ese espacio brilla el tránsito pentecostal de Juan XXIII. Por consiguiente, el ángel de la muerte está a mi lado desde siempre, y no es un esqueleto con una guadaña en la mano; es un rayo de luz que rasga las tinieblas. Mi hora no puede tardar. Pienso en ello todos los días, a veces con una pizca de melancolía, y me preparo para el juicio sin presunción ni temor. No soy tan insensato como para considerarme un justo. Conozco lo suficiente el balance final. Me repito a menudo: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2 Tim, 4, 7). Tengo confianza en los destinos del planeta Tierra. Sigo alegando atenuantes a las faltas de la humanidad, no por inclinación al vituperado «buenismo», sino por deber de justicia atemperada por la misericordia. Al despedirme de mi querido lugar de retiro y de mis seres queridos, me lleno del enardecido amor de san Francisco por todas las criaturas: «Quisiera conduciros a todos al Paraíso »; y me reafirma en mi fe el credo de Juan XXIII: «Mi jornada terrenal llega a su fin. El Cristo vive y su Iglesia sigue adelante con su obra en el tiempo y en el espacio». Veo nítidamente la breve estancia de mis restos mortales sobre el suelo de la capilla doméstica de Ca'Maitino y su salmodiante recorrido hasta el soleado y desnudo cementerio de montaña; veo cómo desciende mi ataúd hasta la tierra desnuda, y oigo las voces de los asistentes diciéndome píamente adiós con el rostro surcado por las lágrimas y la sonrisa en los labios, conscientes de que todo es hermoso y nuevo bajo el resplandor del Resucitado: todo es gracia.

Santidad, cuando contemplo en la máscara mortuoria realizada por Giacomo Manzù vuestro semblante majestuoso y plácido, marcado por el sufrimiento; o bien cuando tengo entre mis manos alguno de vuestros libros, que hacían vuestro mayor placer; o vuestros epistolarios, o el Diario del alma; o mejor todavía, cuando vuelvo a veros y a hablar con vos en las horas de oración y de contemplación, algo se derrite dentro de mí. La melancolía (si la hay) desaparece. Las ansiedades se aplacan. Vuelve el valor. Florece la esperanza. Abro la Biblia y leo: «La sabiduría del hombre ilumina su rostro» (Ece 8, 1). Y dentro de mí surge el deseo de convertirme en discípulo de Cristo como vos, discípulo no vacilante ni dubitativo, sino decidido y constante; el deseo de imitaros cuando andabais descalzo siguiendo al divino Maestro; cuando arreglabais las redes a la orilla del lago, cuando remabais en la hora de la tormenta e ibais «sin alforja, ni pan, ni dinero» (Lc 9, 3) de aldea en aldea, «perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal» (Job 1, 1).

"Mis años con el Papa Juan XXIII" (La Esfera) saldrá a la venta el martes.

Es historia sagrada. No salimos "iguales" después de leerla, y tanto menos después de meditarla en el espíritu (gn 37, 3-4. 12-13. 17-28)

Lectura del libro del Génesis.

Israel amaba a José más que a ningún otro de sus hijos, porque era el hijo de su vejez, y le mandó hacer una túnica de mangas largas. Pero sus hermanos, al ver que lo amaba más que a ellos, le tomaron tal odio que ni siquiera podían dirigirle el saludo. Un día, sus hermanos habían ido hasta Siquém para apacentar el rebaño de su padre. Entonces Israel dijo a José: “Tus hermanos están con el rebaño en Siquém. Quiero que vayas a verlos”. José fue entonces en busca de sus hermanos, y los encontró en Dotán. Ellos lo divisaron desde lejos, y antes que se acercara, ya se habían confabulado para darle muerte. “Ahí viene ese soñador”, se dijeron unos a otros.

“¿Por qué no lo matamos y lo arrojamos en una de esas cisternas? Después diremos que lo devoró una fiera. ¡Veremos entonces en qué terminan sus sueños!”.

Pero Rubén, al oír esto, trató de salvarlo diciendo: “No atentemos contra su vida”. Y agregó: “No derramen sangre. Arrójenlo en esa cisterna que está allá afuera, en el desierto, pero no pongan sus manos sobre él”. En realidad, su intención era librarlo de sus manos y devolverlo a su padre sano y salvo.

Apenas José llegó al lugar donde estaban sus hermanos, éstos lo despojaron de su túnica –la túnica de mangas largas que llevaba puesta –, lo tomaron y lo arrojaron a la cisterna, que estaba completamente vacía. Luego se sentaron a comer. De pronto, alzaron la vista y divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad, transportando en sus camellos una carga de goma tragacanto, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. Entonces Judá dijo a sus hermanos: “¿Qué ganamos asesinando a nuestro hermano y ocultando su sangre? En lugar de atentar contra su vida, vendámoslo a los ismaelitas, porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne”. Y sus hermanos estuvieron de acuerdo. Pero mientras tanto, unos negociantes madianitas pasaron por allí y retiraron a José de la cisterna. Luego lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata, y José fue llevado a Egipto.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.