jueves, 23 de enero de 2014

África Central; misión bajo ataque

Artículo tomado de:  http://vaticaninsider.lastampa.it/es/

Una decena de rebeldes de la Seleka asaltó a los misioneros; tres muertos y saqueos. La población huyó a la selva y la ciudad de Bocaranga está desierta

Terror en África Central
DAVIDE DEMICHELIS
ROMA

«Eran una decena. Dispararon por doquier: en la calle, a las ventanas, a la gente que trataba de escapar». La voz de Denis Ngoto todavía tiembla por la fuerte emoción. El ataco fue hace dos días, pero él se quedó en la selva, en busca de refugio, a cinco kilómetros de Bocaranga, en el norte de la República Centroafricana. Denis es un catequista y también se encontraba en la misión el martes pasado, cuando llegaron los rebeldes de la Seleka. Todos huyeron: padres, monjas, catequistas. Denis todavía no sabe en dónde están los demás. Bocaranga tenía alrededor de 16 mil habitantes antes de la guerra; ahora está prácticamente desierta.

Denis es seguramente uno de los pocos que todavía tiene un teléfono celular. Su voz va y viene porque la señal es muy débil. Pero logra contar esos dramáticos momentos: «Entraron a la misión. El padre Robert salió, trató de dialogar con ellos, les suplicó que se fueran. Pero ellos no le escucharon, ni a él ni al padre Néstor, que salió para ayudarle». Los rebeldes estaban huyendo de África Central y pasaron por Bocaranga, que se encuentra a pocos kilómetros de la frontera con Chad. Querían sembrar el terror y, sobre todo, llevarse todo lo que encontraran. Robaron unas diez motos, un coche, computadoras, teléfonos, cámaras fotográficas, dinero y todo lo que hallaron a su paso.

«Cuando vio que no podía hacer nada, el padre Robert les suplicó que, por lo menos, no dañaran a nadie». Denis recuerda con la voz entrecortada esos interminables instantes de terror. «Y, al contrario, cuando vieron que un hombre trataba de huir lo mataron. Su cuerpo todavía estará allí. Después también mataron a un hombre y a una mujer. Por suerte no tocaron a todas las demás mujeres que acampaban alrededor; muchas llevaban a sus hijos en brazos».

«Dispararon y dispararon enloquecidos», confirmó el padre Serge Mbremandji, superior de los Frailes capuchinos de la República Centroafricana. «Fue horrible; también fray Néstor fue herido en un brazo. Indicamos a todos los religiosos que tomaran todas las precauciones para el caso». Hoy en Bocaranga los pocos que quedaron temen un nuevo ataque de los Seleka, pues otro grupo de guerrilleros fue visto en la carretera que lleva hacia Chad. «Eran chadianos, les escuché hablar en árabe –recuerda Denis–, pero también había algunos centroafricanos. Les escuché también expresarse en francés y en nuestra lengua, el sango».

Un día antes de este ataque, el Consejo nacional de transición de África Central eligió a la nueva presidenta: Catherine Samba-Phanza. La primer mujer encargada de guiar la República Centroafricana pidió a todas las milicias que dejaran las armas, y a la comunidad internacional que intervenga con mayores medios para volver a llevar la paz al país. Al día siguiente, mientras los rebeldes de la Seleka atacaban Bocaranga, una delegación de centroafricanos (en la sede de la Comunidad de Sant’Egidio de Roma) pidió un mayor compromiso para un nuevo pacto republicano. Una delegación de Sant’Egidio viajará a Bangui en los próximos días para reunirse con la nueva presidenta. Mientras tanto, el arzobispo y el imán de Bangui, Dieudonné Nzapalainga y Oumar Kobine Layama, recordaron hoy en París que, mientras en Bangui la situación está relativamente bajo control, en el resto del país la población sigue estando a merced de los rebeldes de la Seleka y Anti-balaka. De hecho, Denis, los misioneros y gran parte de la población siguen escondidos en la selva.

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