domingo, 30 de diciembre de 2012

El 1ro. de enero, en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, se cumplen tres años del fallecimiento de S.E. Mons. Alfredo Esposito Castro, CMF, primer Obispo de Zárate-Campana

Fotografía de archivo del Obispado de Zárate-Campana: S.E. Mons. Alfredo Esposito Castro con S.S. Paulo VI, el Papa que creó la mencionada diócesis.
El I de enero del año 2010 fallecía quien fuera el primer Obispo de la diócesis de Zárate-Campana, S.E. Mons. Alfredo Esposito Castro. Rogamos una oración por su eterno descanso. En la iglesia catedral se tendrá un recordatorio junto a su tumba, en el área tumbal de los Obispos, que mandara construir Mons. Oscar Sarlinga y donde actualmente también se encuentran expuestos algunos objetos pertenecientes al Obispo difunto, como por ejemplo su báculo pastoral.

El día de su fallecimiento, desde la Clínica “San Camilo”, en Buenos Aires, el cuerpo del Obispo fue trasladado a la iglesia catedral de Santa Florentina donde sus restos mortales fueron velados con el decoro y veneración merecidos y la misa de cuerpo presente fue presidida por S.E. Mons. Oscar Sarlinga, Obispo diocesano, con la concelebración de gran cantidad de sacerdotes y presencia del pueblo fiel, que colmó el templo. Pueden verse, al respecto, los links de algunos significativos medios de comunicación en versión digital, que se ofrecen más abajo.

Mons. Alfredo Mario Eposito Castro nació en Nápoles, Italia, el 20 de mayo de 1927, aunque su nacionalidad era argentina, ya que su padre se había desempeñado como cónsul argentino en Nápoles; ordenado sacerdote en la Congregación de los Misioneros Hijos del Corazón Inmaculado de María el 1 de agosto de 1954; elegido obispo de Zárate-Campana el 21 de abril de 1976 por S.S. Pablo VI; ordenado Obispo el 4 de julio de 1976, por S.E. Mons. Pío Laghi, Nuncio Apostólico de Su Santidad (habiendo sido co-consagrantes S.E. Mons. Ramón José Castellano, Arzobispo de Córdoba y S.E. Mons. José María Márquez Bernal CMF, Obispo prelado de Humahuaca, todos ellos hoy difuntos).Monseñor Esposito tomó posesión e inició su ministerio pastoral como primer Obispo de Zárate-Campana el 4 de julio de 1976; renunció por razones de salud el 18 de diciembre de 1991, habiendo sido sucedido por S.E. Mons. Rafael Rey.

Alfredo Mario, Obispo de la Iglesia de Dios, requiescat in pace.


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martes, 25 de diciembre de 2012

Monseñor Sarlinga celebró la misa de Nochebuena en la cocatedral de Escobar


Fuente: escobarnews.com

El Obispo Monseñor Oscar Sarlinga celebró la misa de Nochebuena en la iglesia cocatedral de la Natividad del Señor, con oportunidad a la vez de las Fiestas Patronales de esta parroquia escobarense.

En su mensaje navideño, el Obispo de la Diocesis de Zárate Campana indicó que "he pensado mucho en la maternidad divina de María, por ser Ella la Esposa del Espíritu Santo, y como, a partir de su Hijo Jesucristo, sigue engendrando y dando a luz a las almas predestinadas, en el sentido paulino, para que vivamos como creaturas nuevas, creaturas sanadas por la gracia, creaturas de un pueblo mesiánico que es la Iglesia, cada uno de nosotros con una vocación y elección, dentro de la gran vocación natalicia a la santidad".

Y añadió que "Todos somos pecadores, y por consiguiente sujetos a la muerte, y necesitados de la misericordia infinita de Dios; la “Navidad interior”, esto es, el misterio vivido en el corazón, nos ayudará a verlo como “misterio interior, renovador, misterio que nos hace profundizar en el verdadero “discurso de Jesús”, que es la humildad, la de Dios omnipotente que se hace hombre, frágil, hermoso, que nos sonríe desde el Pesebre. Desde esta perspectiva, una Navidad vivida en el misterio de Dios, es “medicinal”, o, como verbalizaba San Agustín, “la primera medicina de la cual tenemos necesidad”.

Seguidamente dijo que "Pienso que sólo desde aquí puede renacer en nosotros una vida buena; sólo desde aquí puede renacer la gracia del perdón, la de perdonar y ser perdonados. Me invito y los invito, en Navidad, el Nacimiento, el acontecer del Niño, a escuchar la amorosa (y lapidaria) frase evangélica: «Si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos» (Mt 18, 2). Misterio y desafío. Hay mucho afán del poder por el poder mismo; tanta prevaricación de los corazones, tanta inmunda calculación, traición, tanta ingratitud, tanto egoísmo… pero sobre todo, y esto es lo importante, tanta esperanza, tanta luz, tanta bondad".

Asegurando que "Esa luz nos iluminará para ver, con los ojos de la fe (tanto más en el Año de la Fe) que Belén, la que fuera la aldea perdida en el recuerdo en Tierra Santa, ha sido la esperanza por excelencia de un mundo renacido, y sigue siéndolo también para nosotros, hoy, aquí, en las circunstancias concretas de nuestra vida, en la cual Belén deviene nuevamente la Bethlehem, la Casa del Pan, promesa y garantía de la paz y de la justicia del Reino en nuestra vida, de la Mano amorosa de Jesús, el Niño, el Hombre-Dios, el dador del Espíritu que nos consuela en todas nuestras luchas".


lunes, 24 de diciembre de 2012

Mensaje de Mons. Oscar Sarlinga para la Navidad

Imagen del pesebre del retablo de la iglesia cocatedral de Escobar

23 de diciembre de 2012

Queridos hermanos y hermanas

En lo que va de este Año de la Fe al que nos ha convocado S.S. Benedicto XVI, y al cual como diócesis hemos dado apertura solemne el 12 de octubre en Nuestra Señora del pilar, he pensado mucho en la maternidad divina de María, por ser Ella la Esposa del Espíritu Santo, y como, a partir de su Hijo Jesucristo, sigue engendrando y dando a luz a las almas predestinadas, en el sentido paulino, para que vivamos como creaturas nuevas, creaturas sanadas por la gracia, creaturas de un “pueblo mesiánico” que es la Iglesia, cada uno de nosotros con una vocación y elección, dentro de la gran vocación natalicia a la santidad. Todos somos pecadores, y por consiguiente sujetos a la muerte, y necesitados de la misericordia infinita de Dios; la “Navidad interior”, esto es, el misterio vivido en el corazón, nos ayudará a verlo como “misterio interior, renovador, misterio que nos hace profundizar en el verdadero “discurso de Jesús”, que es la humildad, la de Dios omnipotente que se hace hombre, frágil, hermoso, que nos sonríe desde el Pesebre. Desde esta perspectiva, una Navidad vivida en el misterio de Dios, es “medicinal”, o, como verbalizaba San Agustín, “la primera medicina de la cual tenemos necesidad” (Cf De Trin. 8, 5, 7; P.L. 42, 952).

Pienso que sólo desde aquí puede renacer en nosotros una vida buena; sólo desde aquí puede renacer la gracia del perdón, la de perdonar y ser perdonados. Me invito y los invito, en Navidad, el Nacimiento, el acontecer del Niño, a escuchar la amorosa (y lapidaria) frase evangélica: «Si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos» (Mt 18, 2). Misterio y desafío. Hay mucho afán del poder por el poder mismo; tanta prevaricación de los corazones, tanta inmunda calculación, traición, tanta ingratitud, tanto egoísmo… pero sobre todo, y esto es lo importante, tanta esperanza, tanta luz, tanta bondad.

Esa luz nos iluminará para ver, con los ojos de la fe (tanto más en el Año de la Fe) que Belén, la que fuera la aldea perdida en el recuerdo en Tierra Santa, ha sido la esperanza por excelencia de un mundo renacido, y sigue siéndolo también para nosotros, hoy, aquí, en las circunstancias concretas de nuestra vida, en la cual  Belén deviene nuevamente la Bethlehem, la Casa del Pan, promesa y garantía de la paz y de la justicia del Reino en nuestra vida, de la Mano amorosa de Jesús, el Niño, el Hombre-Dios, el dador del Espíritu que nos consuela en todas nuestras luchas.

A María Santísima, Esposa del Espíritu Santo, Madre de Dios-Hijo, Hija de Dios-Padre, los invito a clamarle con gozo, en esta Navidad:

• “Dichosa tú que has creído”, porque ante el anuncio del Ángel, aceptó la voluntad de Dios, como Servidora, porque, siendo Mujer de la escucha, creyó.

• “Dichosa tú que has creído”, porque pese a haber entrevisto lo que significaría su misión, y tal vez haber entrevisto también los sufrimientos que le traería, sin embargo, confió y creyó, en Dios, el Único Amor, el Único que no desconsuela ni defrauda.

• “Dichosa tú que has creído”, porque no se guardó para sí misma la pregunta que formuló al Ángel, paradigma para nuestra fe, y aceptó una misión que para la humanidad era imposible, pero no para Dios; porque creyó, y de este modo esa “pequeña mujer que encontró ese día lo Infinito” recibió ya en ese momento el Sol de Justicia que la hizo “la Mujer revestida de Sol” y nos abrió así horizontes infinitos de esperanza, haciendo que en un camino de vida, donde nadie nos dijo que no tendríamos oscuridad alguna, a la oscuridad, sin embargo, siempre le ganara la luz de la fe, del amor, de la verdad profunda, la que “germina de la tierra” (Ps. 85).

Y al Padre de los Cielos, Señor de los Ejércitos, Padre de Amor y de Ternura, le confiamos nuestro corazón y nuestro itinerario de vida, el nuestro, el de nuestras familias, comunidades, el de nuestra patria, en el Nacimiento de Jesús, en la humilde y gloriosa Navidad, con acción de gracias, como es propio de los bien nacidos, el ser agradecidos.

Haciéndonos como niños, te decimos, te clamamos, ¡Gracias, Padre, de corazón, por tu Hijo Jesús, el Niño, en el Espíritu de Amor!. Bendícenos y que nada consiga apartarnos de tu Mano, que ninguna oscuridad ni maldad cubra en nosotros la irradiación de tu luz divina.

Feliz y Santa Navidad.

 Amén.

+Oscar Sarlinga, Obispo de Zárate-Campana


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sábado, 22 de diciembre de 2012

Celebraciones del Obispo en Nochebuena y Navidad

Nuestro Obispo Mons. Oscar Sarlinga celebrará la misa de Nochebuena en la iglesia concatedral de la Natividad del Señor, con oportunidad a la vez de las Fiestas Patronales de la citada parroquia. El día de Navidad, como todos los años, celebrará la Santa Misa a las 10.30 con las Misioneras de la Caridad de la Beata Madre Teresa, en Zárate, y compartirá el almuerzo con los ancianos y ancianas, y el día de la Navidad del Señor con las hermanas religiosas. Excepcionalmente, ese día se traslada, por la mañana, a la capilla de las hermanas de la Madre Teresa (elegida por el Obispo de entre las iglesias para ganar las indulgencias del Año de la Fe)  la concurrencia a la misa de Navidad de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, aledaña, junto con su párroco, el Pbro. Lucas Martínez.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Entronización de la imagen de San Pedro del inicio del Año de la Fe, en la cocatedral de Belén de Escobar.

La imagen de San Pedro en la apertura del Año de la Fe
El sábado 22 será inaugurado por el Sr. Obispo  el nuevo retablo lateral de la iglesia concatedral de la Natividad del Señor, donde será entronizada la venerable e insigne imagen de San Pedro, del siglo XVIII, que acompañó la apertura diocesana del Año de la Fe, el 12 de octubre en Nuestra Señora del Pilar.  La sagrada imagen es una de las pocas del Apóstol San Pedro que se encuentran en la diócesis, contándose sólo con las de la ciudad de Campana, dos de la capilla de San Pedro en el barrio de Villanueva habiendo sido, la ubicada junto al altar, proveniente de la catedral de San Isidro (según documento de donación).
La otra imagen de San Pedro, junto con la de San Pablo, está en la actual parroquia de Nuestra Señora de Luján y de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en Campana (luego de haber estado en el Seminario diocesano, cuando funcionó en la ciudad, hasta el año de su cierre, en 2001). Actualmente en el Seminario hay dos imágenes pictóricas que representan a los Apóstoles.


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martes, 18 de diciembre de 2012

V peregrinación de piedad ecuménica de la diócesis de Zárate–Campana a la Basílica de Luján


El lunes 17 de diciembre se realizó, como ha venido haciéndose a lo largo de estos últimos años, la V peregrinación de piedad ecuménica , en horas de la tarde, en la Basílica Nuestra Señora de Luján. Dicha peregrinación, que crece de año en año, está a cargo de la Comisión Diocesana de Ecumenismo y diálogo interreligioso, cuyo moderador es el Pbro. Dr. Nestor Villa, y de dicho evento participan anualmente los diversos centros de piedad ecuménica de la diócesis, que funcionan mayoritariamente en parroquias y decanatos. La asociación privada de fieles “Amigos de Santa Brígida de Suecia” acoge la iniciativa y asume también el espíritu y acción de los centros de piedad ecuménica.

En el comienzo del acto, se le hizo entrega de un presente al rector y párroco de la Basílica, Pbro. José Blanchoud. En ese día se conmemoró el 20° aniversario de la visita a Argentina del Dalai Lama (Premio Nobel de la Paz y Jefe Espiritual del Budismo Tibetano), quien, con relación a un hecho mariano, trasladó a Dharamsala (India) la imagen de la Virgen María de Luján, llevando así la presencia de la Patrona de la Argentina a aquél país, un subcontinente en el gran continente asiático.
El acontecimiento tuvo lugar con la presencia del vicario general, Mons. Ariel Pérez, enviado por el Sr. Obispo Mons. Oscar Sarlinga a tales efectos, por el Pbro. Néstor Villa, el Pbro. Fernando Crevatin y demás sacerdotes, diáconos y seminaristas, junto con fieles representantes de las naciones panameña, brasileña (especialmente representada por jóvenes de la Comunidad del Cenáculo), paraguaya y filipina, esta última con el insigne acompañamiento de la Vice cónsul de dicha República, Sra. Ria Gorospe, El Obispo Mons. Oscar Sarlinga envió a la comitiva el texto de la alocución de S.S. Pablo VI, con ocasión del IV centenario de la evangelización de las Filipinas, gesta de la Iglesia en España.

La oración del rosario se efectuó en distintas lenguas, en la Cripta de la  Basílica, habiéndose puesto énfasis en la plegaria por la paz en Tierra Santa. Se comenzó y finalizó dicho rosario en la llamada "Capilla sueca", y se incluyó el rezo ante la sagrada imagen de la Virgen de la Antigua (advocación de Panamá), así como de Nuestra Señora de Aparecida (advocación del Brasil), de Nuestra Señora de Caacupé (Paraguay) y Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (Filipinas).

Al finalizar el rosario, en una colmada capilla argentina se celebró la Santa Misa presidida por Mons. Ariel Pérez, quien hizoreferencia a la universalidad de la Iglesia representada en las naciones que participaron de la V peregrinación de piedad ecuménica y la necesidad de orar por la unión y la paz entre los países.
 
 
 
 
Al finalizar la celebración, el Pbro. Néstor Villa agradeció la presencia de las distintas instituciones, sacerdotes, diáconos, seminaristas y fieles en general que se hicieron presentes para orar por la unión entre cristianos en todo el mundo, y para que crezca el diálogo intercultural en la búsqueda de la verdad, y la paz entre las distintas religiones.


Ésta noticia puede leerse también en:
http://www.aica.org/



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sábado, 15 de diciembre de 2012

Monolito recuerda “el milagro del Luján”, acontecido “en los parajes de Zelaya”

Mons. Oscar Sarlinga concurre a Zelaya, en partido de Pilar, y acompañado del Pbro. Ariel Penin, de Mons. Marcelo Monteagudo y del Pbro. Mauricio Aracena, junto con la feligresía y todas las instituciones representativas del pueblo, inaugura el monolito que recuerda “el milagro del Luján”, acontecido “en los parajes de Zelaya”. El Obispo puso el acento en la veneración de la imagen auténtica de Nuestra Señora de Luján en la Basílica, en la ciudad de Luján, desde donde Ella es “alma del pueblo argentino”, como la llamara el Papa Pío XII.
Esta tradicional iglesia de Zelaya, cuyo diagrama es casi idéntico a la capilla que fuera del capellán P. Montalvo, el primero que tuviera la Virgen de Luján en esos pagos, fue erigida como parroquia por Decreto Diocesano Nº 11/09 de fecha 17 de abril de 2009 por el Señor Obispo de Zárate-Campana, Monseñor Doctor Oscar Domingo Sarlinga, antepone a su anterior título de San José Obrero el de Nuestra Señora de Luján porque en sus límites abarca las tierras que en 1630 eran de Diego Rosendo y Trigueros en cuya estancia en los altos junto a la casa se levantó la primera pequeña capilla posiblemente elevada a curato en 1637 por el entonces Obispo del Río de la Plata D. Cristóbal de Aresti y allí por 40 años la sagrada imagen se quedó al cuidado del negro Manuel que la siguió a Luján y la sirvió hasta su muerte en 1686. Desde hace siglos esa humilde imagen de la Pura y Limpia Concepción es venerada en el Santuario de Luján, alma del pueblo argentino.

Razón y sentido del texto:
Esta tradicional capilla de Zelaya: Se valora el sostenimiento del culto en Zelaya desde hace muchos años que fue erigida como parroquia a partir del 8 de mayo de 2009: Recordatorio de la fecha en que la capilla se erige en parroquia y antepone a su anterior título: el título de Nuestra señora es primero y el anterior cede a él.
porque en sus límites abarca las tierras que en 1630 eran de Diego Rosendo y Trigueros en cuya estancia en los altos junto a la casa se levantó la primera pequeña capilla: la actual parroquia tiene jurisdicción sobre todas las tierras donde pudo quedarse la imagen de Nuestra Señora en estos pagos, afirmándose que la capilla tuvo que construirse en lugar alto junto a la casa (este dato surge del inventario de 1647).
Posiblemente elevada a curato en 1637 por el entonces Obispo del Río de la Plata D. Cristóbal de Aresti: dato histórico de interés. A no embromar, esto era el Obispado del Rio de la Plata y Luján era la primera ciudad que surgía en el camino al Norte.
Allí por 40 años: cuarenta años es un tiempo bíblico que es como decir mucho tiempo, casi todo el tiempo.
La sagrada imagen se quedó al cuidado del negro Manuel que la siguió a Luján y la sirvió hasta su muerte en 1686: el negro Manuel puede ser ejemplo de devoción Mariana y por eso merece ser recordado; también fueron 40 los años que la sirvió, es decir, siempre, su corazón es el lugar del milagro y mueve a que lo imitemos.
Desde hace siglos esa humilde imagen de la Pura y Limpia Concepción es venerada en el Santuario de Luján, alma del pueblo argentino: palabras de monseñor Sarlinga tomadas de su homilía en la Misa cuando se erigió la nueva parroquia. Significan que lo que se venera no es un lugar, sino la humilde imagen de Nuestra Señora y se la venera allí donde lo hace todo el pueblo argentino, en el Santuario de Luján.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Fue inaugurada y bendecida la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en el Barrio "24 de febrero" (ó Barrio "Fonavi") de Garín (partido de Escobar)

Ese populoso barrio, de más de 6.000 habitantes, es el extremo geográfico de la diócesis de Zárate-Campana, al lado de Pablo Nogués (diócesis de San Miguel) y perteneciente a la localidad de Garín, en la jurisdicción de la parroquia de Jesús Misericordioso, confiada a los PP. Discípulos de Jesús y de San Juan el Bautista. El párroco es el R.P. Salatiel, dj.
Nuestro Obispo Mons. Oscar D. Sarlinga concurrió para las festividades de Nuestra Señora de Guadalupe, donde una multitud de fieles acompañó ese momento, con una procesión, con la Santa Misa en la cual fue bendecida e inaugurada la nueva, espaciosa, hermosa iglesia, que es motivo de satisfacción y alegría para la numerosa feligresía católica del lugar.
Gracias al tesón, sacrificio y ejemplar trabajo de la gente del barrio, acompañada por su cura párroco, el P. Salatiel, y otras personas, la iglesia ha podido ser dedicada para los fines para la que el propio pueblo la quería, manifiestamente, y que eligió el nombre de “Nuestra Señora de Guadalupe”, siendo que antes el salón se llamaba “San José Obrero”, el cual permanece como segundo patrono. El Barrio en el que se ubica es el "24 de Febrero", también llamado Barrio "FONAVI" perteneciente al partido de Escobar, el cual se encuentra servido por escuelas de educación primaria e industrial, centro de salud, polideportivo, destacamento policial y campo de deportes. Su nombre original era Barrio "1 de Mayo" y fue inaugurado en 1985. Luego se le cambio el nombre a "24 de Febrero" por ser este el día del mecánico y el Barrio había sido adjudicado a los trabajadores del gremio de SMATA.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Mensaje de Mons. Oscar D. Sarlinga en la Inmaculada Concepción de María Virgen


8 de diciembre de 2012
Año de la Fe

La Inmaculada Concepción, “la llena de Gracia”, Madre del Mesías Salvador
En cumplimiento del espíritu profético de la Virgen María, a saber, “me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1, 39-56), hoy, en la solemnidad de su Inmaculada Concepción, en este Año de la Fe de 2012, queremos manifestar, exclamar, declamar, nuestro amor a Ella, Madre de Dios y de la Iglesia, Madre de cada uno de nosotros. “Bienaventurada” es por siempre, pues el Evangelio, al asegurarnos que la Virgen es Madre de Dios (Cf Lc 1,26ss) nos ofrece la base granítica, a la que no puede rozar sombra de duda, para dar a María el honor debido y la efusión de un sentimiento afectuoso, el cual, como amoroso eco, se resume en el Hijo, en Cristo, Pastor y Obispo de nuestras vidas, Hermano nuestro.
Ella, María, en cuyas manos de Madre ponemos nuestras frágiles vidas, es la “llena de gracia” (Lc 1,28), laKekharitouméne, la cual nos ha dado a Jesucristo, razón por la que cada uno puede ver cuánto el ejemplo de la Virgen, su intercesión, su protección, nos ayudan grandemente, como fieles suyos, a renovarnos interiormente y a reconciliarnos con Dios y con los hermanos, así como a huir del pecado y de sus consecuencias, en especial de la injusticia, presente como “misteriosamente” en todo pecado.
Celebremos hoy, este 8 de diciembre, hay mucho que celebrar, porque la “Inmaculada Concepción”, más que una “advocación”, o “título” de la Virgen, es lo que Ella misma es. La Virgen misma es la Inmaculada Concepción, porque Ella, la Virgen, es la obra maestra de la redención obrada por Cristo. Por la potencia de su amor y de su mediación única y universal, Cristo ha obtenido que la Madre fuera preservada del pecado original; por ello María ha sido totalmente redimida por Cristo, ya antes de ser concebida, en razón de la misión que le reservaba el Padre[1], el ser Madre del Mesías Salvador.

Entre nosotros se realiza también la imagen de la Iglesia como “pueblo mesiánico”
Es verdad que no habría Iglesia sin Cristo, es verdad también que el Cuerpo de Cristo es la Iglesia, su Pueblo. Es la ocasión, por esto, de redescubrir también hoy, nosotros, a la Iglesia como Cuerpo del Salvador, como Pueblo peregrinante de Jesucristo, el Ungido del Padre, nacido de María Virgen.
La Iglesia es pueblo mesiánico[2] porque, con el don recibido, el «sentido de la fe» procedente de la unción del Espíritu, se hace “pueblo profético” que exhorta con amor y con mansedumbre a todos los hombres a la conversión. Nuestra vocación y misión poseen también ese sentido profético. Desde esta perspectiva, la misión es un centro irradiador del “profetismo de la esperanza”, esa esperanza en que todo cuanto ha sido sembrado entre nosotros, en especial en la conmemoración de los 60 años de la convocación del Concilio Vaticano II, sea cultivado y produzca cosecha abundante, conforme a la voluntad de Dios, que da a uno a sembrar, a otro el cosechar (Cf Jn 4,37).
Para dar testimonio de esa índole mesiánica que tenemos como Pueblo, necesitamos esperanza. Me refiero a la esperanza teologal, más que a las meras “expectativas” o “ganas” o “tendencias” con las que a veces nuestras mentes pueden confundirse, al no escapar del todo al subjetivismo, relativismo, o incluso secularismo imperante. La esperanza verdadera es la que “renueva”, porque es Dios mismo quien dijo “Yo hago nuevas todas las cosas”; es Él, con su Gracia, el que tiene el poder de hacernos “nacer de nuevo”, y por eso la esperanza nos hace renacer, y por eso también la enseñanza de la Iglesia reactualiza la palabra que Dios Padre, en el Hijo Jesús (el Verbo) “dice” desde el origen del mundo, y que el Espíritu de Amor reactualiza hoy y hace comprensible, en el tiempo, y en los tiempos nuestros, creaturas históricas, y que podemos hoy resumir en estas tres bíblicas exhortaciones: “escucha”, “recuerda”, “conviértete”. En esto radica la base de la pastoral, de toda pastoral, a través de “la escucha de la fe”, de la catequesis, y de la misión que de allí procede.
La esperanza, queridos hermanos y hermanas, promueve al mismo tiempo una dinámica evangelizadora y promotora de la dignidad humana, de tal modo que hace desarrollar y crecer una interrelación mutua de caridad, de participación, de colaboración, de mutua ayuda, al modo como vemos en la comunidad eclesial del libro de los Hechos (Cf Hech 18,1-4).
Se trata de amar con amor gratuito, como María. Lo que aceptó la Virgen, por excelencia, es la “gratuidad” del Don de Dios. Hay que ser muy humildes para aceptar “gratuidad”. Aceptarla implica estar movidos por el Espíritu, sin sobreestimarnos a nosotros mismos, o creernos los detentores de lo absoluto, del conocimiento, de los poderes, más allá de la entidad que estos “realísticamente” tengan, si es que fueran mirados desde una escala más global. Porque, en el fondo, no hay otro “poder” que valga que el “poder de dar la vida” y esto con obediencia, la obediencia a quien compete prestarla, y una obediencia amorosa, en cierto sentido, “a los hermanos”, se trata de una “interobediencia” una “inter-escucha”.
Por esta “interobediencia” en el amor resulta que en una comunidad cristiana, parroquial, diocesana, u otra, se hace tan importante cultivar la auténtica corrección fraterna[3], para lo cual, primero, hemos de ponernos siempre a la escucha, como María, estar en relación con todos, y en especial con los más pobres, con los pequeños, los sencillos, a la manera como lo refiere San Pablo, es decir, no creyéndonos llenos de sabiduría, “sino con el amor gratuito”(cf 1 Cor 13).
Así como podríamos decir que sobre la Inmaculada Concepción de María fue concebida, por obra del Espíritu, la Cabeza de la Iglesia y en este sentido fue edificada, ya en cierne, la Iglesia, es también con espíritu de edificación como ha de ser comprendida la colaboración y el diálogo, de modo que se sienten las bases en común para ponerse a “edificar” la Iglesia. Ésta es lo que es, Cristo en el mundo, Pueblo de Dios, y a nosotros nos toca ponernos a orar y a trabajar en esta obra, la que es agradable a Dios, la que asciende “con suave fragancia”, como sacrificio, y que a la vez desciende “como bendición” sobre nuestro pueblo, porque, como ha dicho el Señor a través del profeta Jeremías: “Yo encontraré mi gozo en hacerles el bien” (Jer 32,41).

En la Inmaculada Concepción se refleja la Belleza infinita
Por último, hermanos y hermanas, oímos hablar tantas veces de relativismo y secularismo; son desafíos que hemos de asumir en una nueva evangelización. Me referiré sólo a una de las manifestaciones de aquéllos, y quiero decirles que existen tantas “falsas luces” que atraen nuestra atención, nuestra fascinación, tantas falsas bellezas que nos encandilan en este mundo en que ni todo ni mucho es como aparece; pseudo-bellezas que en realidad terminen obscureciendo nuestra mirada, y pueden enceguecernos. Así, podemos enunciar como fatuas, aquellas “falsas bellezas” que, por autorreferentes,  no translucen la Belleza del Creador,  o bien los espejismos del afán de predominio, de la fascinación del poder por el poder mismo, de la hipocresía que nos deja bellos por fuera (en el mejor de los casos) y feos por dentro, el abuso en ámbito moral e interrelacional (y otros), el mal uso del sexo, el no poner importancia más que en nuestro propio interés por encima del bien común. Todo esto puede atraer –enfermizamente- nuestras potencias y nuestras facultades, pero en el fondo y al final nos dejarán bien encajada en nuestro interior una profunda tristeza, una “nada” interior e incluso un sentimiento de vacío existencial que en nada nos potencia, sino todo lo contrario; no dan para otra cosa.
Pareciera que la contemplación está fuera de moda, “out”. Pero es tan propia del ser humano (porque del Creador salió hecho limpio, y para la adoración, y esto nunca fue destruido) que, si no se da como “viene la mano”, por la vía que corresponde, algo tiene que suplantarla, porque es necesaria, y así la suple, por ejemplo, otra clase de “fascinaciones”, a las que se eleva a “adoración”, pero que sería falsa. En eso consisten todas las idolatrías del corazón. En cambio, la contemplación de la “Toda Hermosa” es una “vía directa”. Nos ayudará en nuestro camino de fe, porque llena de Gracia como es la Virgen, llena del Espíritu, cuya Luz brilla con incomparable esplendor, nos hará participar de ese culmen de donaciones de Dios. La belleza de María nos ayudará a concentrar nuestra mirada y quitarla de las luces fatuas, las cuales por más que nos deslumbren van a terminar obscureciéndonos, haciéndonos seres obscuros u obscurecidos, por lo menos.
Vías, caminos, de oración, esto necesitamos. Desde la oración y en ella, querríamos hoy también proponer la “vía de la belleza” de María, la que Ella tiene como Esposa del Espíritu Santo, como “toda hermosa” (tota pulchra), como ideal supremo de perfección al que ningún artista ha logrado plasmar en plenitud, como “la Mujer revestida de sol” (Ap 12,1), en la cual los rayos purísimos de la belleza humana se conjugan con los rayos luminosos, soberanos, de la belleza sobrenatural.
Que en este día de la Virgen Santísima que la gracia divina esté con ustedes, como nos lo deseó San Pablo: «la gracia esté con todos aquellos que aman a Nuestro Señor Jesucristo con amor inmutable» (Ef. 6, 24)


+Oscar Sarlinga
8 de diciembre de 2012



[1] CF BENEDICTO XVI, Audiencia general, Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano, Miércoles 7 de julio de 2010
[2] Cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 9.
[3] Cf CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 37

jueves, 6 de diciembre de 2012

El Obispo celebra el 8 de diciembre en la capilla de los Sodalicios de la vida cristiana (jurisdicción de la parroquia de La Lonja, Pilar), a las 12, y a las 19.30 en la parroquia de Nuestra Señora de Luján y San José Obrero, de Zelaya, Pilar.

Mons. Oscar Sarlinga celebrará la misa principal de la Inmaculada Concepción en la parroquia de Nuestra Señora de Luján y San José Obrero, en Zelaya, partido de Pilar, parroquia erigida el 8 de mayo de 2009, habiendo sido antes una capilla dependiente de la parroquia de Santa Rosa de Lima, de Villa Rosa, cuando se llamaba “San José Obrero”. Es administrador parroquial el Pbro. Ariel Penín.
El adjunto del título de Nuestra Señora de Luján se debe a razones históricas, ya que según investigaciones históricas del eximio historiador de la Virgen de Luján, Mons. Juan Presas, ha sido en los parajes de Zelaya donde se produjo “el milagro” de la detención de la carreta que traía la sagrada imagen de la Santísima Virgen, que se venera en el Santuario Nacional de Luján desde que allí fue transportada en procesión solemne por el entonces obispo de Buenos Aires, el clero y el pueblo.  En su apreciación sobre los hechos históricos, monseñor Sarlinga remite a las investigaciones de monseñor Presas y no pretende efectuar apreciación alguna  de valor acerca de cuál de los dos lugares cercanos que dicen ser el punto exacto de la detención de la carreta fuera el correcto. Antes bien, el Obispo ha dicho que  “lo principal para la fe de nuestro pueblo no radica en el lugar exacto en que hubiera podido realizarse el hecho prodigioso, aunque destacó lo interesante y apasionante de la investigación histórica, sino en que la imagen auténtica es venerada desde siglos en el Santuario de Luján, ‘alma del pueblo argentino’, y que Ella quiso quedarse con nosotros, a través de esa ‘humilde Imagen de la Pura y Limpia Concepción’.  Según manifestó monseñor Sarlinga, “el haber adjuntado el nombre de la Virgen de Luján a la nueva parroquia obedece a razones pastorales, al pedido del sacerdote a cargo y de los fieles, y a la factibilidad histórica de haber estado la sagrada imagen algún tiempo en esas inmediaciones, o al menos el haber pasado por allí en su recorrido desde Buenos Aires al Norte”. 
Monseñor Sarlinga asignó a la nueva parroquia las fiestas patronales del 1 de mayo, festividad de San José Obrero, ya que tradicionalmente en el pueblo de Zelaya ese día las autoridades municipales, los centros educativos y la población en general, participan de un acto en la plaza central, comenzando con el izamiento de la bandera nacional, seguido de discursos, y luego se dirijen al templo (ahora parroquial) para la celebración de la Santa Misa, al término de la cual se hace la procesión alrededor de la misma plaza.  Asimismo monseñor Sarlinga asignó también el 8 de mayo, festividad de la Virgen de Luján, como fiesta patronal, con lo cual se celebrará una novena de festejos que incluya ambas fiestas patronales, separadas en el calendario precisamente por nueve días


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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ecos del cincuentenario de la presencia de la comunidad portuguesa en Fátima, Pilar

La procesión con la imagen de la Virgen de Fátima
El domingo 2 de diciembre la comunidad portuguesa en Argentina celebró el cincuentenario de su visita y peregrinación a Fátima, en el partido de Pilar, en la casa de los Padres Siervos de María. El evento contó con la presencia de nuestro Obispo Mons. Oscar Sarlinga, quien asistió a la procesión y presidio la eucaristía.
Este domingo 2 de diciembre se cumplieron los 50 años de la presencia de la comunidad portuguesa, encuentro, visita y peregrinación, a la localidad de Fátima, en el partido de Pilar. Los Padres Siervos de María tienen allí una casa con hospedería, un muy vasto predio y la capilla, que alberga la sagrada imagen de la Virgen de Fátima, don del Papa Pío XII a la nación argentina, de manos del embajador de entonces, Dr. Ruiz Guiñazú, quien luego destinara esos campos que hoy se llaman Fátima a una comunidad religiosa, y la comisión de damas llamara, por entonces, a la orden de los mencionados Siervos de María, quienes allí se encuentran, estando presentes los Padres Marco y Anselmo.
Sigue la proesión con la imagen de la Virgen de Fátima
Una multitud de portugueses, hijos, nietos, y descendientes, que forman “la comunidad portuguesa” principalmente provenientes de la Provincia de Buenos Aires, y en lo que concierne a la diócesis de Zárate-Campana, en especial de Escobar, llegaron al encuentro, en el medio siglo de su realización.
En efecto, tanto los portugueses nativos como sus hijos, nietos y bisnietos de esa localidad se dieron cita, como hace 50 años, junto a la iglesia. Por especial concesión, dado que siempre es el domingo anterior a la festividad de la Inmaculada Concepción cuando se tiene el encuentro, se celebró la misa de la Virgen, con gran asistencia de fieles, luego de un día de encuentro de familias, amigos, y público en general.  Antes de la Misa, a las  20 hubo una procesión por las calles adyacentes al predio, con reflexiones y cánticos a la Virgen (en castellano y en portugués); a las 20.30 comenzó la misa, presidida por monseñor Oscar Sarlinga, obispo de Zárate-Campana, y concelebrada por el Pbro. Mauricio Aracena, por el R.P. Anselmo, de los Siervos de María, y asistida por los Diáconos permanentes Pedro Bruno y Sergio Pandiani, junto con la presencia del seminarista Elías Duff. La jurisdicción parroquial a la que pertenece la localidad de Fátima es San Luis Gonzaga, de Manzanares-Fátima. Como se ha dicho, en la capilla de Nuestra Señora de Fátima, de los Padres Siervos de María, se encuentra una imagen que fue la primera réplica que se hizo de la auténtica y original imagen venerada en la Capelinha de las apariciones, en Fátima (Portugal) y de mano del mismo autor. Dicha imagen fue donada al Papa Pío XII, el cual la tuvo consigo un tiempo y luego quiso que fuera enviada “a la Argentina”, donde un grupo de damas que había adquirido unas hectáreas en Pilar donó los terrenos para que se instalara esa congregación religiosa, y, una vez construida la capilla, allí se entronizó a la Virgen. En la homiía que el obispo pronunció en castellano y un poco en portugués, dijo que se encontraba muy contento de recibir en la diócesis a tan numerosas familias, a las cuales a lo largo de estos años los había visto incluso casarse, tener hijos, y que los reconocía ya, y al mismo tiempo les pedía que mantuvieran la piedad que ha caracterizado al pueblo portugués, y su cultura del trabajo, tratándose de gente tan buena proveniente de un país que dio tanto a la civilización universal, con sus descubrimientos y con sus fundaciones, y a la Iglesia del Señor, con la evangelización. Habló del misterio de la Inmaculada Concepción, que no se trata de una simple advocación, “sino del ser de la Virgen María” y luego hizo alusión a la advocación de Fátima, a su historia, y a lo esencial del mensaje, que podemos actualizar para el día de hoy, y que “condensa –dijo- lo esencial del mensaje del Evangelio”. Al terminar la misa, celebrada en un altar preparado en un gran palco, se realizó un espectáculo de fuegos artificiales y luego una procesión de antorchas partió desde allí hasta la capilla en la que se encuentra la imagen histórica de Nuestra Señora de Fátima. La llamada “Patria portuguesa” o colectividad potuguesa, habiendo agradecido a Mons. Oscar Sarlinga su presencia nuevamente para un acontecimiento como éste, que los congrega como familia lusitana, ha anunciado que el año próximo, el 2012, conmemorará con grandes festejos el quincuagésimo aniversario de la peregrinación y congregación lusitana a la localidad de Fátima, donde se encuentra, como se dijo, la imagen insigne que perteneció al Papa Pío XII.
Proclamación del Evangelio en Fátima
La comunidad que se acerca a recibir la Eucaristía
La inmigración portuguesa
La inmigración de portugueses al actual territorio argentino tuvo lugar primero durante la colonización española, sobre todo en Buenos Aires y su zona de influencia, y luego en la región de las Misiones Jesuíticas, especialmente durante el período de la unión dinástica de Castilla y Portugal.

Los portugueses radicados en Buenos Aires durante la colonia, casi en su totalidad varones, establecieron una red de relaciones comerciales y familiares de gran influencia en la vida económica de la capital del virreinato. Tras la restauración de la independencia de Portugal, prosiguió una cierta inmigración.

La comunidad portuguesa de la ciudad de Buenos Aires y su zona de influencia proviene de diversos grupos sociales, como peones y artesanos pertenecientes a las clases trabajadoras y también un grupo de clase media y media alta dedicado al comercio.

A fines del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX siguieron arribando portugueses, entre los cuales no pocos caboverdianos, pueblo mixogénico con linajes africanos y portugueses en el que predominaron los rasgos culturales portugueses y que en tiempo de su inmigración a la Argentina poseían el pasaporte portugués, establecidos sobre todo en la zona sur del Gran Buenos Aires (partidos de Avellaneda, Lomas de Zamora, Quilmes, Berisso y Ensenada). También son numerosos en el partido de La Matanza, en las ciudades de Isidro Casanova y González Catán, que estuvieron presentes en el encuentro. En la diócesis de Zárate-Campana son muy numerosos los descendientes de portugueses en el partido de Belén de Escobar, y también, aunque en menor cantidad, en el mismo Pilar.+

lunes, 3 de diciembre de 2012

Primer Domingo de Adviento en Santa Florentina y Encendimiento de los cirios con la luz de la paz de Belén y Carta Pastoral de Adviento

 El encendimiento de la corona del Adviento con luz de paz de Belén
En la iglesia catedral se celebró la eucaristía del I Domingo de Adviento, en las vísperas, el día sábado a las 20, habiendo presidido el Obispo Mons. Oscar Sarlinga y concelebrado los Pbros. Nestor Villa (de la comisión de ecumenismo y diálogo interreligioso) y Oscar Moretti. Asistieron los diáconos permanentes Sergio Pandiani y Pedro Bruno, y asimismo algunos seminaristas del Seminario San Pedro y San Pablo y numerosos monaguillos de la asociación scouts de Argentina, provenientes de Campana, Zárate, Escobar y Baradero.

Mons. Oscar Sarlinga, aún mencionando la importancia de los símbolos en el pensamiento humano y en las emociones, y haciendo alusión al fanal de la luz de Belén, felicitó a los participantes de la asociación de scoutismo por su vida de fe y por su deseo de servicio al prójimo, y dijo que el símbolo o “arquetipo” de “la luz” tiene su plenitud en Cristo, Lumen de Lumine, Dios verdadero de Dios verdadero, y centró su homilía en torno de “tres aspectos de la luz”, a saber, “la luz antropológica”, “la luz familiar”, “la luz social”, todo lo cual encuentra su sentido verdadero y más profundo, la razón de su existencia, “a la luz del Verbo que se hizo carne”, como lo ha dicho el Concilio Vaticano II. Ya acerca de la temática simbólica y a la vez realista de la "luz", Mons. Oscar Sarlinga hizo alusión en su carta pastoral para el inicio del Año de la Fe, que tuvo lugar en Pilar el 12 de octubre pasado: "Jesucristo es Luz; la fe nos abre la puerta a su misterio, resumido por San Agustín con una bellísima expresión, cuando afirma: "(...) aquello que para los ojos del cuerpo es el Sol que vemos, lo es (Cristo) para los ojos del corazón" ; esta luz, dijo el Obispo, "es necesaria para renovar nuestros corazones", renovar la sociedad entera, a la manera como dijo Dios en la Escritura: "Yo les daré un corazón nuevo..." (Ez 36, 26), y la promesa del "corazón nuevo" -acotó el Obispo Sarlinga- se cumplió de modo máximo en el Corazón del Hijo del hombre, que llama a todos, sin excepción, a todo el "pueblo mesiánico" (la expresión es del teólogo Yves Congar) a "la luz de la paz, a la de una civilización nueva, la civilización del amor". En algunos de los demás tópicos que tocó, remitió a la lectura de su carta pastoral de Adviento 2012, que sería enviada por medios digitales, dijo, en la noche misma del sábado en que se celebró la misa en la iglesia de Santa Florentina.

La diócesis de Zárate-Campana recibió en la iglesia catedral de Santa Florentina (Campana) la “Luz de la Paz de Belén", una iniciativa promovida en el país por los Scouts de Argentina, y que persigue ayudar a vivir el tiempo de preparación a la Navidad y trabajar por la paz internacional. El fanal con la mencionada “luz” fue portado por una muchedumbre por las calles de la ciudad, hasta el templo catedralicio, con mucha presencia de jóvenes scouts, y otros. Como sabemos, el gesto simbólico  surgió de una iniciativa surgida en 1986 y que llegó a la Argentina en 2010. La Luz fue encendida por un rabino de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en la Basílica de la Natividad de Belén de Galilea, en Israel. Desde allí fue traída a la Argentina donde se distribuyó en la Conferencia Nacional de Pastoral Scout Católica, de Scouts de Argentina Asociación Civil. En la Argentina, la Comisionada Diocesana de Pastoral Scout Católica MS María Pía Sernani, recibió la luz en esa oportunidad y desde entonces la trae para ser repartida a todas las asociaciones, movimientos, instituciones y personas que lo deseen con el objetivo de distribuirla por todos los rincones de la diócesis de Zárate-Campana.

El gesto, mencionado por el Obispo como “simbólico”, proviene  originariamente de una iniciativa de la Radio Televisión de Austria (ORF) surgida en 1986, la cual, a través de los scouts y guías de ese país, y de distintos países de Europa y otros continentes, han comenzado desde entonces a "redistribuir la Luz de la Paz de Belén", encendida por un niño o niña austríaco en la gruta del Nacimiento de Jesús en Belén, Israel. Hubo adhesión de las sociedades israelitas, y presencia de representantes de la autoridad palestina en Zárate.
Feliz y Santo tiempo de Adviento

Carta Pastoral

El Adviento constituye una Casa del Pan”, un “Bethlehem”, un Belén esperanzador para nuestras vidas

Queridos hermanos, hermanas, tengan ustedes todos un sereno y feliz comienzo del tiempo de Adviento, “tiempo de María”

Puesto que la esperanza da sentido, fortaleza interior (Cf  I Tesalonicenses 3, 12-4, 2) y alegría de verdad a nuestra vida, los invito a “hacer un alto” y considerar el comenzar con ese espíritu este maravilloso “tiempo de María”, tiempo precisamente, de esperanza, también penitencial, en el cual la misma liturgia se adecua, con mayor sobriedad, para favorecer la reflexión, la meditación, el recogimiento, la conversión, transformación, de los corazones, que nos lleven a recibir al Niño naciente. Se ha cumplido la promesa del Señor a Jeremías (Cf Jer 33, 14-16) pues la germinación de justicia y bondad que Él suscitó ya nos ha liberado, y viene. Sí, Él viene con el poder del Amor.

Veamos nuestro acontecer diario. Hay muchas fatigas. No pocas veces hay dificultades que llevamos con pesadez, ansiedad, y corremos el riesgo de “perder horizonte”. Incluso puede acosarnos el frenesí. ¿Es digno el vivir de ese modo?. ¿Podríamos trabajar nuestro convencimiento para vivir “de forma distinta”, y si es así, de qué forma?. Pienso que mucho nos reconstituirá por dentro el detenernos un poco, a ver cómo reforzar (o recuperar) la esperanza verdadera, la cual es muy diferente de esa caricatura pseudoesperanzada de la “expectativa anxiógena”, de la fragmentación psicológica e incluso espiritual, a las cuales nos somete el mismo frenético modo de “durar en lucha” más que de “vivir” (de hecho, las ansias en cierto modo son sintomáticas de disturbios, en todos los órdenes de la vida humana). Claro, este cambio no resultará cual simple fruto de nuestro esfuerzo, es la Gracia la que tiene la preminencia, es la Gracia y el Don del Espíritu. Por eso, los invito a tomar muy en serio el querer recibir “la gracia especial” serenadora y sanante, de este tiempo propicio (es decir, de este “kairós”, como nos lo dice la Biblia).

Tenemos para lo anterior una poderosísima ayuda. María, la Madre y Señora, nos guía hoy de modo especialmente luminoso. María “la Mujer de la espera”, es, así, la imagen de la Iglesia que a su vez transmite y propaga la belleza del Salvador, y que con este vigor que viene de lo profundo, produce liberación. Hay mucho estruendo en nuestras conciencias, en nuestro psiquismo y en nuestro espíritu. Liberémonos del estruendo, revivamos la belleza de la oración, como lo hemos hecho en el rezo de las vísperas cantadas en la misa en la iglesia catedral, un modo en el que hemos visto con los ojos de la fe cómo el espíritu recibe liberación con la oración sálmica, lo cual decía ya el Padre de la Iglesia San Juan Crisóstomo: “Nada eleva el alma, le da alas, le aleja de la tierra, le libera de los lazos del cuerpo y le invita a meditar, a pensar adecuadamente las cosas de este mundo, como la armonía (…) que expresa la divina melodía con mesura”[1].

Detengámonos un poco a considerar… Liberémonos, o, mejor, dejémonos liberar, de las ansiedades que nos acosan. Dios es eterno. Su salvación, realizada en Cristo, “ad-viene”, viene hacia nosotros, en el corazón de los acontecimientos de nuestra historia, para encaminarnos al encuentro de Quien nos amó primero, quien nos da de su Espíritu de consuelo, quien ·”llegó”, “está” y a la vez , en el sentido de la esperanza, “se acerca”, hasta que la historia del mundo llegue a ese fin el cual a la vez iniciará una plenitud, en el eterno presente de Dios, instante del que “no conocemos ni el día ni la hora” (Cf Mt 25, 13). Pidamos el Don del aumento de nuestra fe, en el Año de la Fe.

LLEVAR LA LUZ DE BETHLEHEM.. LA CASA DEL PAN
El Adviento nos potencia y nos previene, y lo hace “afianzándonos”. ¿Qué actitud se requiere de nosotros?. Más que el optimismo naïf, siempre es el realismo de la esperanza, en la fe, el que nos alimenta y consolida. El Adviento nos alimenta, pues desde esa perspectiva constituye como una renovada “Casa del Pan”, una “Bethlehem”, un Belén esperanzador.

Adviento nos alimenta y nos previene respecto del optimismo desmesurado como del pesimismo desesperanzado y del nihilismo; pensémoslo, porque no pocas veces nos asaltan tentaciones, de “no querer ver”, lo cual pareciera, al menos en primera instancia, menos problemático para nuestras vidas, pero no es así. En cambio si nos atrevemos, si osamos mirarnos  a nosotros mismos y luego no quedarnos dentro sino salir para abrirnos a la luz de la verdad (lo cual no es tan frecuente, se requiere valor para hacerlo), entonces constataremos cuánta necesidad de sanación, de conversión, hay en nosotros (y en los demás). Osemos también verlo en lo que concierne a nuestra misión en la Iglesia, lejos del optimismo artificial y del pesimismo, como nos lo aconseja este pensamiento: “(…) hay un optimismo fácil y muy artificial, el cual presupone que todo es bueno y que todos nosotros somos buenos. No es ésta la realidad del hombre de hoy. Si fuera así, no tendríamos droga, ni suicidios (…) Cómo sería agradable hablar sólo de cosas buenas y bellas. Mas los hombres vienen a nosotros porque sufren y necesitan una respuesta verdadera a sus pena profundas (…) Necesitamos tener una fuerza nueva, estar convencidos que tenemos en nuestras manos los medios para curar a los hombres, que es nuestro deber entregarles esta palabra de salvación y que ella es verdaderamente muy necesaria para el hombre (…)”[2].

En este contexto de “fuerza nueva”, para la figura de la luz, hemos previsto un símbolo coadyuvante con el cual comenzar el Adviento. Hoy hemos un gesto especial en nuestra iglesia catedral de Santa Florentina, un símbolo: “la luz de la paz de Belén” que cada año un niño scout austríaco enciende en la gruta del Nacimiento de Jesús en Belén y la lleva hasta ese país, Austria, desde donde, en una ceremonia que profundiza en el ecumenismo y el diálogo intercultural e interreligioso, se distribuye luego a parroquias, hogares particulares, hospitales, asilos, prisiones...

Con esa luz hemos encendido hoy por la tarde el primer cirio, el azul, de la “corona de Adviento” en el presbiterio de la iglesia. ¡Es un gesto que respira amor!. Lo hacemos con agrado, tanto más en presencia de tantos niños que asistieron (scouts y muchos otros) pues el símbolo sirve y vale si lo sabemos apreciar, y sobre todo si queremos realizar “lo que simboliza”. El símbolo tiene “algo” de lo simbolizado; en el gesto de la “luz de la paz de Belén” de Galilea, hay algo del trascendental belleza, definida como quae visa placent[3], hay, diríamos, una simbólica contagiosa chispa del esplendor de la verdad.

Pero la Liturgia del Adviento es el “gran símbolo”. Para nosotros, en la plenitud de Cristo, nos hace reflexionar, con una renovada luz, en lo más importante, que es entregarnos a la adoración de Dios. La plenitud la tenemos, sólo debemos dejar entrar en nosotros la Presencia real, vivir de la Presencia eucarística, dejar entrar en nuestros corazones la relación intrínseca, amorosa, entre la eucaristía y la adoración[4].

Pastores y fieles nos comprometemos en este nuevo Adviento a llevar luz, pues esparcir obscuridad es lisa y llanamente una emanación del pecado. En especial a los consagrados, les recuerdo, me lo recuerdo a mi mismo, comprometámonos más, con mayor fervor, ése que caracteriza a la “nueva evangelización” a ser “luz y sal”, como nos lo pidió Cristo Señor, Hijo de Dios vivo, el cual vino para salvar a su pueblo de sus pecados (Cf. Mt 1,21) y para santificar a todos los hombres.

Sintámonos deudores para con una misión recibida pues como Él ha sido enviado por el Padre, así envió a sus apóstoles (Cf. Jn 20,21), a los que santificó, dándoles el Espíritu Santo, a fin de que, a su vez, glorificasen al Padre en la tierra y salvaran a los hombres, «por medio de la edificación de su cuerpo» (Ef 4,12), que es la Iglesia.

Entonces el obispo también desea decirles esto: que hoy quiere expresar ante ustedes su necesidad de conversión y renovada misión como profeta y servidor, porque los obispos, puestos por el Espíritu Santo, suceden a los apóstoles como pastores de almas, y junto al Sumo Pontífice y bajo su autoridad tienen la misión de perpetuar la obra de Cristo, Pastor Eterno, y es por eso que son auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores[5]. Convencido de este servicio al que el Señor nos llama y al cual le hemos entregado la vida, les digo que hoy, aquí, el símbolo de la luz nos recuerda que esta iglesia catedral es también Casa del Pan para la diócesis, la Iglesia misma es Casa del Pan, Bethlehem, para la humanidad, para llevar en la misión, la Luz de Cristo.

EL FIN DE “UN MUNDO” SIGNADO POR EL EGOÍSMO
En la Palabra de este primer Domingo de Adviento hubo referencia a “un fin”. ¿Hemos escuchado con atención el Evangelio?. La liturgia inicia hoy la celebración del primer domingo de Adviento, con un trozo del Evangelio de Lucas (Lc 21, 25-28. 34-36). “Llegarán los días…” nos dijo el Señor, invitándonos a estar despiertos, prevenidos, invitándonos a la vigilancia; más que sucumbir al miedo, a vigilar, velar.
“Todo se pasa, Dios no se muda” nos enseñó en poesía Santa Teresa de Jesús. Este mundo pasa, todos nuestros acontecimientos, tan significativos, de tanto peso y espesor que son, o que simbolizan o significan para nosotros, también pasan, por no decir cuán presto, si nos fijamos bien, pasamos nosotros por este mundo. Tempus fugit, huye velozmente, y qué pena da el ver que no poca gente (¿algunos consagrados pueden estar afectados también por ello?) parece “transcurrir” su tiempo “como si Dios no existiera” o bien como si “nuestro tiempo” fuera “un vacío a llenar con nuestro propio “relleno”.

Pero vacío, en sí, no hay. Con divina sabiduría, el Evangelio nos invita a vivir con plenitud, el cristianismo es plenitud. Y si en realidad hemos escuchado (shemá) el Evangelio de hoy, descubrimos que Jesús anuncia para un “cuando” que sólo el Dios Altísimo conoce, la inminencia de su retorno como “en gloria presencial” (Kebod, Shekihah, ambas juntas), y esto con un previo proceso, el de nuestra historia, la historia del mundo, es decir, un iter… que se desarrolla en el tiempo, hasta que su Aparecimiento sea anunciado “a la voz del Arcángel y al son de la trompeta de Dios” (Cf 1 Tes 4, 16).

¿Y mientras tanto –podemos preguntarnos- cómo obrar?. Orar y vivir, trabajar y amar. El pasaje evangélico de este primer Domingo del Adviento se despliega a la manera de un “díptico”, presentando, por un lado, una especie de “de-creación” cósmica, y una “re-construcción” sobrenatural, con “la Venida”. Mientras tanto, y sabiendo que, en cierto sentido y en cierta medida, algo de cada uno de los postigos de ese “díptico” a venir, ya los vivimos día a día, crezcamos en la fe, no nos dejemos ganar por el miedo o la desesperanza, y sepamos que lo único que puede destruirnos es el pecado como alejamiento de Dios y de su Amor, como “frustración” en lo particular de nuestras vidas, del proyecto de la divina Sapiencia.
En síntesis, podrían incluso caer a plomo los astros que Dios mismo colocó en el firmamento, podrán desencadenarse los elementos en la tierra (todo eso, si Él lo quiere o permite, será para un mayor bien, en su “Proyecto”).

Pero, como tal, es el pecado en tanto negación, aversión, rechazo al Amor divino y sus consecuencias, lo único que atrae des-construcción, lo que provoca la muerte del alma. Aunque se cayera el mundo material, aun así, en su caída, ésta, por vertiginosa y potente que fuere, nunca podría destruir nuestra unión con Cristo, si confiamos de verdad en Él. Dios es fiel, admiremos su “fidelidad” (el bíblico emét), ni un cabello de nuestra cabeza cae sin su permiso.   

Creo que uno de los sentidos convergentes que podemos dar al pasaje evangélico –también aunque no sólo- es que en cada Adviento “muere” y “termina”, “cae” un mundo signado por el egoísmo, y el odio, y renace, por la fidelidad de Dios, la reconciliación. Un día terminará el mundo y vendrá el Justo Juez. En este tiempo, mientras tanto, la Iglesia, dentro de los particulares espacios para la belleza que nos proporciona, nos da en el Adviento la armonía en la justa proporción, para poder admirar la Liturgia y no caer en el puro activismo; así como tampoco en la pereza y las omisiones, tan letales.

La Iglesia, diría, nos presenta en el Adviento a considerar “la actitud del que admira”, como decía ese muy buen teólogo y gran persona que fue el (difunto) Padre Servais Pinckaers: “La admiración constituye a nuestro parecer la fuente más profunda de la energía y de la calidad (…); ningún imperativo se la puede igualar (…) Dime lo que admiras y te diré quién eres”[6]. En este aspecto, la fe implica también admiración, en la medida en que ésta “nos abre” más y más, con humildad, a la luz de Dios.

Contemplativos para la acción (como decía el Cardenal Eduardo Pironio), pienso que así hemos de ser. Por eso, la actitud admirativa acerca de las obras de Dios, proyecta “un rayo de luz”, como ese rayo al que se refiere el Papa Benedicto XVI en Porta Fidei, aludiendo a la carta de Pedro: “Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo (…) alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P 1, 6-9)”[7].

JESÚS, EL ALFA Y OMEGA, VIENE
La otra cara del díptico, como hemos dado en llamarlo, del Evangelio de hoy, nos habla de la venida del Hijo del hombre: “sobre una nube, lleno de poder y de gloria”. Lo creemos, lo esperamos. Mientras tanto, ciertos de la Resurrección gloriosa, nuestra conversión consistirá en “abrirnos de corazón” al proyecto de Cristo, el proyecto de un mundo nuevo y de la nueva creación; abrirnos, en última instancia, y permítanme que lo repita, pues ya lo he dicho, “a la adoración”, que nos abre a horizontes infinitos…. A decir verdad, podríamos considerar que si testimoniáramos más y con mayor realidad irradiante esto dicho, con seguridad no habría en el mundo que nos rodea tanto vacío existencial.

La entera Liturgia nos lleva a amar y adorar, a dignificarnos y a dignificar, tal como en una oportunidad lo dijera el Papa Pablo VI: “De nada serviría la reforma litúrgica si no aumentaran en la Iglesia los verdaderos adoradores del Padre en espíritu y verdad, conscientes de su dignidad de miembros del Cristo, que está presente de modo eminente en la comunidad del culto y ofrece con nosotros su sacrificio a Dios”[8].
Por cierto, dicho último pero no menos importante, la Liturgia nos lleva a la vida, a realizar en la vida la caridad de Cristo, que nos apremia, la caridad interpersonal, social, al amor hasta que duela, hasta dar la vida, como en una “teodramática” a la manera de Von Balthasar, con ese teo-dramatismo del Sí, del “Amén”.  

Será entonces la ocasión de contemplar este misterio, en este Adviento, con la viva admiración como a una viviente obra de arte, la cual, precisamente por serlo, como decía M. D. Philippe, nos “lleva al misterio del cuerpo glorioso de Cristo”[9].

Dios es fiel, su fidelidad es grande, tengamos confianza en el Señor, por difíciles que sean las circunstancias que nos toca vivir (y lo son). Obremos en consecuencia, en las circunstancias concretas de nuestra vida, con la Cruz Pascual que el Señor nos dé, sea como fuere el devenir de la figura de este mundo, orando y trabajando por la realización, muy noble, leal, realística y esperanzada, de la “luz de la paz de Bethlehem” porque, al final, en última instancia, nos sucediera lo que nos sucediera: ¿quién podrá separarnos de Dios?.
Estamos unidos al Señor, el Principio y el Fin; el que es, y que era, y que viene, el Todopoderoso. Él nos ha salvado; Él viene. Nada puede separarnos de su Amor. Con la ayuda materna de la Virgen Madre de la Iglesia, a quien le imploramos protección, guía, que nos tenga de su mano amorosa, a nosotros, nuestras familias, nuestras comunidades.

+Oscar Sarlinga
Sábado 1ro de diciembre de 2012, víspera del I Domingo de Adviento


 [1] SAN JUAN CRISÓSTOMO, Expositio in psalmum 41, 1: PG 55, 156.
[2] J. RATZINGER- Davanti al protagonista. Alle radici della liturgia. Cantagalli. Sena 2009, pp. 59. 60. 61.
[3] SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa theologiae, I, 5, 4 ad 1m.
[4] Cf. BENEDICTO XVI, Adhortatio apostolica Sacramentum caritatis (22-II-2007), n. 66: AAS 99 (2007) 155-156.
[5] Cf. CONC. VAT. II, Cost. dogm. sobre la Iglesia Lumen Gentium, cap. III, nn. 21, 24, 25: AAS 57 (1965), pp. 24-25.29-31 [pag. 163ss, 173ss].
[6] SERVAIS Th. PINCKAERS, À l´école de l´admiration. Saint Paul. Versalles 2001, p. 5.
[7] BENEDICTO XVI, Carta Apostólica en forma motu proprio PORTA FIDEI con la que se convoca al Año de la Fe, dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de octubre del año 2011, n. 25.
[8] PABLO VI, Discurso al Colegio Cardenalicio, 22-VI-1973: AAS 65 (1973) 382.
[9] M.-D. PHILIPPE, Philosophie de l´art. Ed. Universitaires. París 1994, p. 51.


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sábado, 1 de diciembre de 2012

Creación de la nueva parroquia del Sagrado Corazón en Ingeniero Maschwitz y puesta en posesión de su cura párroco

Sagrado Corazón de Jesús en la iglesia concatedral
 Dióc. de Zárate-Campana 

El Obispo dijo que el Sagrado Corazón de Jesús es el “centro de irradiación misional” de la Iglesia.
El Obispo de Zárate-Campana subvididió el territorio de la jurisdicción parroquial de la Inmaculada Concepción, de Maquinista Savio, creando la nueva parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en la amplia franja entre la autopista Panamericana y las vías férreas del ferrocarril Gral. Mitre, con una población aproximada de 30.000 habitantes y habiendo sido prácticamente concluido por obra de la parroquia madre y en especial del cura párroco, Mons. Justo Rodríguez Gallero, el hermoso y espacioso templo (aún sin inaugurar de manera definitiva, aunque desde meses al servicio del culto, por necesidad de terminación de algunos cerramientos) así como los salones pastorales y la vivienda sacerdotal. El Obispo diocesano, que entronizó también la imagen del Sagrado Corazón, ya venerada en la capilla anterior, recibió también otra bellísima imagen del mismo, de manos de los sacerdotes de la iglesia concatedral de Escobar, que pidieron fuera destinada a los “gestos misioneros” de la nueva parroquia.

La nueva parroquia del Sagrado Corazón de Jesús es la octava creada desde 2006 por Mons. Oscar Sarlinga, después de San Luis Gonzaga (de Manzanares, Pilar), Nuestra Señora de Luján y Santos Apóstoles Pedro y Pablo (de Campana), Jesús Misericordioso (de Garín), Nuestra Señora de Luján y San José Obrero (de Zelaya, Pilar), San Manuel Mártir (de La Lonja, Pilar), Nuestra Señora de la Paz y San Francisco de Asís (de Pilar) y Nuestra Señora de Fátima (en el Bajo de Zárate). 

La autopista Panamericana (ramal Escobar hacia Buenos Aires) separa, precisamente, la zona de Ingeniero Maschwitz-centro de la zona de esa localidad (que pertenece al partido de Escobar) hacia el ferrocarril y el partido de Pilar, siendo trescientos metros los que separan las vías férreas del límite entre ambos partidos y estando la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción (de Maquinista Savio) exactamente en la acera de la calle donde comienza el partido de Pilar, siendo éstas razones que provienen del boom demográfico de la región, donde 40 años atrás apenas si había un poblado. 

En efecto, el domingo 18 de noviembre el Sr. Obispo diocesano Mons. Oscar Sarlinga puso en posesión de la mencionada nueva parroquia del Sagrado Corazón de Jesús al Pbro. Alfredo Meóniz, con gran participación de fieles laicos, religiosos, religiosas, muchos jóvenes, 20 sacerdotes y seminaristas del Seminario “San Pedro y San Pablo”, en el flamante templo homónimo, en la arriba explicada nueva jurisdicción parroquial, que abarca los barrios de Lambaré y Doña Justa, así como Amancay, de la localidad de Ing. Maschwitz, partido de Escobar. Mons. Oscar Sarlinga estuvo acompañado por Mons. Justo Rodríguez Gallego, cura párroco de Maquinista Savio, por Mons. Ariel Pérez, vicario general, Mons. Santiago Herrera, rector y provicario, por los párrocos de parroquias vecinas, como Ing. Maschwitz-centro (San Antonio de Padua), Pbro. Guido Helfensheim, y sacerdotes de los distintos decanatos. Una nutrida participación del barrio Amancay, que cuenta con la capilla de la Medalla Milagrosa, se hizo presente, así como de otros barrios de esa zona en continuo crecimiento demográfico. La nueva parroquia, además del bello y espacioso templo parroquial, cuenta también con la mencionada capilla de la Medalla Milagrosa, en el populoso barrio de Amancay, y la antigua capilla del Sagrado Corazón, que ahora cedió su nombre al nuevo templo parroquial y aguarda aún ser titularizada y bendecida como tal, permaneciendo como la segunda capilla barrial de la nueva jurisdicción. 

La entera zona, que encuentra sus orígenes más remotos en 1686, cuando el Teniente Francisco de Pereyra adquirió la primera de las fracciones donde hoy se ubican el Country Maschwitz, Barrio Los Ñanduces, Los Nogales, Los Naranjos, Acacias Blancas, Lambaré y Doña Justa de Ing. Maschwitz, actualmente está muy poblada, y pertenecía hasta la creación de la nueva jurisdicción parroquial, a la parroquia de la Inmaculada Concepción, de Maquinista Savio. El límite entre la nueva parroquia y la parroquia madre fue fijado en las vías del ferrocarril (Ferrocarril General Bartolomé Mitre)) del Ramal Victoria - Capilla del Señor.



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