"Saulo perseguía a la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, y por eso perseguía, sin saberlo, o por lo menos sin tener expresamente la intención de hacerlo, al mismo Jesús. El acontecimiento de la presencia del Resucitado "irrumpió" en la vida de Saulo. “Señor, ¿Qué quieres que haga?” repuso Saulo, confundido y temblando, a lo que el Señor le responde que entre en la ciudad y allí se le diría lo que tenia que hacer. En la ciudad estaban los cristianos, es decir, "la Iglesia", es decir, "Jesús mismo presente", quienes habrían de recibirlo e iniciarlo en el misterio de Cristo y la Iglesia. Nacía el Apóstol de las Gentes, quien dedicaría a probar, con la autoridad de la Escritura unida a la de los milagros, que Jesucristo era el verdadero Mesías anunciado por los profetas, y el Redentor del género humano". Mons.+ Oscar Sarlinga.
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