jueves, 8 de mayo de 2008

FIESTAS PATRONALES DIOCESANAS



SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

8 de mayo de 2008

(Celebrada por traslado autorizado por el Sr. Obispo el día sábado 3 de mayo, en misa vespertina)

El día sábado 3 de mayo se congregaron en Santiago del Baradero desde las 10 de la mañana en adelante, 270 jóvenes misioneros pertenecientes a distintas parroquias, conforme al proyecto de intensificar y extender la misión interna de la diócesis, con el apoyo principal de la «misión joven», esto es, realizada por jóvenes que asumen su compromiso de ser «discípulos y misioneros», ya sea en la tradicional misión de visita «casa por casa», ya sea en la modalidad «de joven a joven» que ha dado hermosos frutos de transmisión de fe, esperanza y amor cristiano. Así, a lo largo de 2007 y 2008 fueron misionados barrios enteros de Ariel del Plata (Campana), la misma ciudad de Campana (parroquia catedral y cuasi-parroquia de Ntra. Sra. de Luján y San Pedro y San Pablo), Maquinista Savio (incluso con la misión de los seminaristas), la misma Baradero y otras localidades.

El lema convocante de la Fiesta de Nuestra Señora de Luján se dio en el espíritu del Documento final de V Conferencia de Obispos, en Aparecida, Brasil, esto es, «Discípulos y misioneros para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida».

Es el segundo año consecutivo en que, con esta impronta misional, la Fiesta patronal diocesana es precedida del encuentro de jóvenes, organizado por la «Delegación de Pastoral Juvenil» (que llevan adelante el Pbro. Hugo Lovatto y Mons. Ariel Pérez) con el Secretariado Diocesano de Jóvenes, cuyos miembros coordinan las actividades de la juventud católica, que congrega a los distintos movimientos, asociaciones y grupos juveniles de la diócesis. Es digno de destacar el apoyo y la participación de la gran mayoría de las parroquias, y asimismo de la Vicaría episcopal de pastoral (a cargo del Pbro. Justo Rodríguez Gallego), y la «Delegación de Misiones», que está a cargo de Mons. Marcelo Monteagudo.

Mons. Oscar Sarlinga, luego de celebrar la primera fiesta patronal en el atrio de la catedral de Campana, en mayo de 2006, vio, junto con el consejo presbiteral, que era importante dar un sentido más misionero y juvenil a ese acontecimiento, razón por lo cual se tomaron dos disposiciones: la primera, que era conveniente que la fiesta patronal estuviera precedida por una misión juvenil durante el año, especialmente en los lugares más necesitados, y la segunda, que aquélla se celebrara en lugares que, de un modo u otro, estuvieran más alejados o donde la conciencia diocesana tuviera que ser fortalecida. Por esa razón, en mayo de 2007 se celebró la Fiesta de Ntra. Sra. de Luján en la localidad de Maquinista Savio (de 80.000 habitantes, a mitad entre los partidos de Pilar y Escobar) y en este 2008 en Baradero, con motivo de cumplirse los 370 años de la erección canónica de la parroquia, que fue una reducción indígena a cargo de franciscanos, y que es también la más antigua de la provincia de Buenos Aires. El Pbro. Jorge Ritacco, cura párroco de Santiago del Baradero, tuvo esta iniciativa junto con su consejo pastoral, con motivo de honrar la presencia evangelizadora y civilizadora de la Iglesia local (donde fue pastor de almas el célebre Fray Luis Bolaños).

El próximo 2009, precedida de la «misión joven» que tendrá lugar en septiembre de este año 2008, la patronal será celebrada en Belén de Escobar.

En esta Fiesta Patronal de Baradero, luego del primer encuentro con el Obispo, del compartir fraterno y de la adoración eucarística, los jóvenes se unieron a la gran procesión que estaba lista para partir a cuatro cuadras del Templo de Santiago el Apóstol, y que reunía a los feligreses de la parroquia de Ntra. Sra. de Luján, también de Baradero (con su cura párroco, Pbro. Gastón Dedyn). Se hallaban presentes muchos jóvenes y niños de los dos colegios católicos, y una gran multitud, calculada en 4.000 personas, provenientes del mismo partido de Baradero, de las parroquias de los distintos partidos que conforman la diócesis, y que hicieron el trayecto hasta esa ciudad del corredor norte de la Panamericana en ómnibus, o bien acudieron en automóviles. Esto es notable puesto que Baradero se halla ubicado en la punta norte de la diócesis, lindando con la circunscripción eclesiástica de San Nicolás.

Presidió la procesión de cuatro cuadras la Imagen de la Virgen de Luján, llevada a la parroquia homónima de la ciudad en 1957, y cuyo nuevo manto fuera traído a caballo desde el Santuario de Luján por el cura párroco y un grupo de jinetes, oportunidad en la cual se hizo una procesión por las calles del pueblo con la misa presidida pro el Obispo, el pasado año 2007. Al llegar al templo de Santiago el Apóstol, aunque muchos quedaron fuera siguiendo la Misa, el Obispo diocesano junto con numeroso clero presente, tuvieron el recibimiento de los niños, con los colores papales, en un clima a la vez solemne y festivo, y fueron precedidos por la sagrada Imagen de Nuestra Señora de Luján a la que hemos hecho alusión, la cual fue colocada junto al altar mayor.

Durante la Misa, concelebrada por los dos vicarios generales, el pro-vicario general, el vicario episcopal para la pastoral, numerosos presbíteros, con la asistencia de los diáconos permanentes y los seminaristas diocesanos, Mons. Oscar Sarlinga tuvo la siguiente homilía, que si bien dijo espontáneamente, hemos transcripto fielmente, incluso con las notas que de antemano tenía preparadas, y que luego no leyó:


HOMILÍA DE MONS. OSCAR D. SARLINGA EN LA CELEBRACIÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE LA DIÓCESIS CON OPORTUNIDAD DE LA FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DE LUJÁN SANTIAGO DEL BARADERO

3 de mayo de 2008

(Luego de saludar a las autoridades presentes, entre las cuales se encontraba el Intendente Municipal y el Secretario de Cultura, a los sacerdotes, diáconos, religiosas, seminaristas, dijo nuestro Obispo):

Queridos hermanos:

Hoy celebramos la Festividad de Nuestra Señora de Luján, declarada Patrona de nuestra diócesis, que fue creada por S.S. Pablo VI, de venerada memoria, en este año en el que añadimos la alegría de la celebración de los 370 años de la creación parroquial de Santiago del Baradero, en 1638, luego que en 1625 comenzara la misión, por obra de los Padres Franciscanos, con los pueblos originarios que poblaban estas regiones. Todavía está vivo, incluso, el recuerdo de la presencia en estas tierras del célebre Fray Luis Bolaños, quien entregó su vida al servicio de la transmisión de la Fe y la dedicación a los más necesitados.

I LA FESTIVIDAD

Este acontecimiento diocesano nos reafirma una vez más en nuestro compromiso con la misión, especialmente la misión joven, que llena de alegría nuestro corazón, nuestro empeño en la oración, en la Adoración al Señor de la Mies, nuestra dedicación a un proyecto de vida y a la construcción, real y efectiva, de la civilización del Amor. Por ello es preciso que todos nos unamos para impulsar un ardiente y audaz esfuerzo de evangelización en vuestras comunidades diocesanas, orientado a facilitar en todos los fieles ese encuentro íntimo con Cristo viviente, con la intercesión piadosa de María Santísima, que está en la base y en el origen de nuestro ser cristiano1. Es un proyecto, y un proyecto profundamente pastoral que se inscribe en el gran proyecto para el IIIer. Milenio que nos legara el Papa Juan Pablo II en la «Novo Millenio ineunte», y que los Obispos argentinos hemos querido como plasmar en «Navega Mar adentro».

II. LA VIRGEN DE LUJÁN Y EL PROYECTO FUNDACIONAL EN NUESTRA REGIÓN

Si de proyecto se trata, podemos hablar de un proyecto divino civilizacional, en el sentido de Su designio sobre esta región entera (más o menos abarcante de la actual jurisdicción de la diócesis), que tiene carácter «fundacional». Baradero y Quilmes (al sur de la Ciudad Autónoma) son las dos «reducciones» más antiguas de la actual Provincia de Buenos Aires, donde hubo cura de almas y protección de los habitantes naturales, en un encuentro de culturas que, sin embargo, no estuvo exento también de dolor y sufrimiento.

Remontándonos a la historia, tenemos el año 1535 como el de la primera fundación de Buenos Aires. Nunca se encontraron sus restos y a decir verdad no se tiene certeza histórica del lugar exacto de su fundación. Algunos han mencionado la zona de Escobar, aunque lo único que puede decirse con certeza es que en ese partido han sido hallados restos arqueológicos españoles que fehacientemente pertenecen al siglo XVI (más exactamente en el barrio conocido como «El Cazador»).

Cierto es también que el capitán Luján, gravemente herido, es llevado por su caballo desbocado hacia las márgenes del río que lleva su nombre, no lejos de donde, casi 100 años después (más exactamente en 1630), «una humilde imagen de la pura y limpia Concepción quiso quedarse» a orillas del mencionado río Luján, mediante una accción prodigiosa, o milagrosa, también humilde, con carácter pedagógico. No fue un hecho esplendoroso, como por ejemplo el milagro de Guadalupe, que marcó el signo de unión de pueblos y culturas en la fe; pero no por eso el milagro de Luján fue menos fundacional. Aquí también se dio encuentro de culturas, aquí se dio el milagro de quedarse, de fundar, donde no había sino desolación, cardos y ortigas, en el camino hacia el Alto Perú y el Virreinato de Lima. La Virgen de Luján ha sido Fundadora, y así reza la rayera de la imagen auténtica, custodiada en su Santuario, la cual dice: «Es la Virgen de Luján, la primera Fundadora de esta Villa», Patrona de la Argentina y de esta querida diócesis.

Ha quedado en la memoria de los estudiosos, y quisiera que quedara en la nuestra, que durante el Congreso Eucarístico Internacional de 1934, quien fuera Legado Papal, el Cardenal Eugenio Pacelli (luego Papa Pío XII), visitó el Santuario de Luján y rezó ante la sagrada Imagen. Años después, ya siendo Pontífice, escribió que allí, en Luján, había encontrado «el alma del pueblo argentino». Con ese espíritu celebramos hoy su Fiesta.

III. LA DIÓCESIS, CONGREGADA EN LA UNIDAD

Podemos tener seguridad de una cosa: todo esto, la renovación de la misión y la celebración no podrían ser posibles sin la vivencia del misterio de la unidad de la Iglesia, obra del Espíritu Santo. Al mismo tiempo, aquí, en la Iglesia local, se manifiesta la catolicidad de la misma Iglesia, de manera que, en Cristo y por obra del Espíritu, todos y cada uno de los miembros, todos y cada uno de los elementos eclesiales, nos acrecentamos los unos a los otros y nos comunicamos el don que, a la vez, nos hace tender cada vez más a la plenitud de la unidad y del Amor.

Experimento en esto, permítanme que se lo diga, una gran responsabilidad como vuestro Obispo, recordando las palabras del Papa Benedicto XVI, en la Encíclica «Deus caritas est» en la cual reafirmó que los Obispos tenemos la primera responsabilidad de edificar la Iglesia como «familia de Dios» y como «lugar de ayuda recíproca y de disponibilidad». Ayudémonos los unos a los otros, pues, a construir una pastoral que, como decía Juan Pablo II en la «Novo Millenio ineunte», esté centrada «en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en él la vida trinitaria y transformar con él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste». Unidos al Santo Padre, unidos como presbiterio, unidos como fieles de Cristo, hay que ayudar cada día más a los fieles laicos a que redescubran la riqueza espiritual de su bautismo, por el cual están «llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del Amor», lo cual iluminará el empeño que pongan en ser «luz y sal», testimonio de Jesucristo viviente en medio de la sociedad humana , haciendo amistad social, progreso legítimo, construyendo sociedad civil, hasta que todo ello, en camino hacia el Cielo, sea transfigurado en Cristo, para la eternidad, en «cielos nuevos y tierra nueva».

Entonces, queridos amigos, y especialmente queridos jóvenes y niños, la paz, la amistad social, el crecimiento humano y cristiano, serán transfigurados en Cristo, en el Cielo. Pidamos a la Santísima Virgen una paz verdaderamente bíblica, que no sea sólo un «pacto» que permita una vida más o menos tranquila, o una mera ausencia de conflictos graves, sino esa Paz que es el estado del ser humano que vive en armonía primero con Dios, también con la naturaleza, consigo mismo, con los hermanos. Pidamos a nuestra Patrona la Paz que es concordia en una vida fraterna, confianza mutua, la suma de los bienes otorgados a la justicia, también en sentido bíblico.

Es lo que pido de corazón para ustedes, para nuestras familias, para nuestra patria, para esta comunidad parroquial de Baradero y su partido, que cumplen 370 años, y para nuestra querida diócesis.

¡Nuestra Señora de Luján!. Ruega por nosotros.

¡San José!. Ruega por nosotros.

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