sábado, 10 de agosto de 2013

Madre, junto con el Papa Francisco queremos ofrecerte hoy también todo nuestro mundo, todo nuestro ser.

La verdadera "autoridad" y Santa María la Mayor

Basílica de Santa María la Mayor.
Hoy celebramos la dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor, María, imagen perfecta de la Iglesia, y de la "auctoritas" -término que proviene de "augeo", hago crecer, doy cauce, engrandezco, es un significado parecido al hebreo "Yosef"; mirémoslo: lo parental. La "autoridad" nos "hace libres y responsables". Por eso, quisiera referirme hoy a este tema del que hasta ahora hemos conversado sólo tangencialmente: la "autoridad". Para el caso, sería incluso conveniente que adjudicáramos la relevancia espiritual que ha tenido esta Basílica en lo que lleva el Papa Francisco como Obispo de Roma, y lo que allí nos ha transmitido, como por ejemplo estos dos parágrafos con ocasión del rezo del rosario en dicho templo, el 4 de mayo. ¿Y qué tiene que ver la "autoridad"?. El Evangelio nos refiere que Jesús hablaba "como quien tiene autoridad". Autoridad, lejos de ser imposición, puede verse en su ser más profundo como "el hacer crecer", "el educar, en sentido de e.ducir", el "velar" porque aquellos que están encomendados a dicha "autoridad" crezcan fuertes, responsables, capaces de pro-tender hacia grandes ideales, a superar los problemas y a ser siempre fecundos de fe y de alegría". La autoridad, por fin, es "dadora de vida, física y espiritual" o no es autoridad, al menos no es "autoridad verdadera". No es fácil, y, no es el caso de extendernos, pero tengamos en cuenta que en esta temática entra a jugar -en lo psicológico, en lo práctico de cada día, y no menos en las profundidades de nuestro espíritu- el "rol parental". En nuestra historia, en la "chispa de eternidad" que hay en cada instante el llamado "rol parental", en realidad trasciende lo psicológico, y se remonta a lo profundamente humano, tiene que ver con la "pietas", piedad. Es decir, la autoridad tiene que ver, en cierto sentido, con la misión "del padre y de la madre", aunque no tomados literalmente, porque puede referirse al papá y a la mamá, pero también a los educadores, a la Iglesia, al estado, en cuanto promotor del bien común, y todo esto tiene mucho que ver con el principio de subsidiariedad, entendido como un principio de la teología moral de la Iglesia, y no sólo sociológicamente.
Pidamos al Señor a través de la Virgen María, esa Madre "que nos da la salud en el crecimiento, que nos da la salud de afrontar y superar los problemas, que nos da la salud de hacernos libres, para opciones definitivas". Y la gracia de soportar, sobrellevar, todos los aspectos "martiriales" de "ser autoridad" en cualesquiera de los órdenes de la vida, no por "grado" sino por misión... de sobrellevar y ser "testigo" sin desfallecer, y sin perder la esperanza, sino lo contrario, y, más aún, dando esperanza, y liberación.... Como suelo decirles, "el realismo de la esperanza", un realismo esperanzado y esperanzador.
Bendiciones en este día que la Virgen derrame hoy su intercesión piadosa sobre todos nosotros, para que nos consiga del Señor Jesús el don de perdonar, ser perdonados, y "mirar hacia adelante" y "salir a caminar".

+Oscar Sarlinga

Aquí están los dos textos del Papa Francisco que les mencioné, y que en parte cité:

“Una mamma aiuta i figli a crescere e vuole che crescano bene; per questo li educa a non cedere alla pigrizia - che deriva anche da un certo benessere -, a non adagiarsi in una vita comoda che si accontenta di avere solo delle cose. La mamma ha cura dei figli perché crescano sempre di più, crescano forti, capaci di prendersi responsabilità, di impegnarsi nella vita, di tendere a grandi ideali
(...) La Madonna fa proprio questo in noi, ci aiuta a crescere umanamente e nella fede, ad essere forti e non cedere alla tentazione dell’essere uomini e cristiani in modo superficiale, ma a vivere con responsabilità, a tendere sempre più in alto”. (Rosario a S. Maria Maggiore, 4 maggio 2013)

“La Salus Populi Romani è la mamma che ci dona la salute nella crescita, ci dona la salute nell’affrontare e superare i problemi, ci dona la salute nel renderci liberi per le scelte definitive; la mamma che ci insegna ad essere fecondi, ad essere aperti alla vita e ad essere sempre fecondi di bene, fecondi di gioia, fecondi di speranza, a non perdere mai la speranza, a donare vita agli altri, vita fisica e spirituale”. (Rosario a S. Maria Maggiore, 4 maggio 2013)

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