En nuestra diócesis de Zárate-Campana, es patrona de las parroquias de
Manuel Alberti y de Villa Rosa -ambas en el partido de Pilar-.
Un encuentro de dos grandes santos: Santa Rosa de Lima, "Rosa de América" y el arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo, patrono del episcopado latinoamericano. Rosa de Lima, nacida Isabel Flores de Oliva, vio la luz en Lima (Perú) el 30 de abril de 1586, hija de Gaspar Flores y de María de Oliva. Fue bautizada en la Parroquia de San Sebastián en Lima por el sacerdote Antonio Polanco. Recibió la confirmación en el pueblo de Quives de manos del entonces Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo. Todos la llamaban Rosa porque según la tradición cuando era apenas una bebé su rostro parecía transfigurarse en una rosa, con belleza irradiante. Más adelante, como consagrada, ella quiso llamarse Rosa de Santa María. Dedicó su vida a la oración, el sacrificio y la ayuda a los mas necesitados, ayuda espiritual y material, habiendo realizado de manera admirable las obras de misericordia.
Murió a los treinta y un años de edad el 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo profetizó. El Papa Clemente X la canonizó en 1671. Fue la primera Santa de América luego de producirse la primera Evangelización del continente americano. Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo) con una gran devoción del pueblo peruano y de América. En Lima se levantó un Santuario en su honor.
Un encuentro de dos grandes santos: Santa Rosa de Lima, "Rosa de América" y el arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo, patrono del episcopado latinoamericano. Rosa de Lima, nacida Isabel Flores de Oliva, vio la luz en Lima (Perú) el 30 de abril de 1586, hija de Gaspar Flores y de María de Oliva. Fue bautizada en la Parroquia de San Sebastián en Lima por el sacerdote Antonio Polanco. Recibió la confirmación en el pueblo de Quives de manos del entonces Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo. Todos la llamaban Rosa porque según la tradición cuando era apenas una bebé su rostro parecía transfigurarse en una rosa, con belleza irradiante. Más adelante, como consagrada, ella quiso llamarse Rosa de Santa María. Dedicó su vida a la oración, el sacrificio y la ayuda a los mas necesitados, ayuda espiritual y material, habiendo realizado de manera admirable las obras de misericordia.
Murió a los treinta y un años de edad el 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma lo profetizó. El Papa Clemente X la canonizó en 1671. Fue la primera Santa de América luego de producirse la primera Evangelización del continente americano. Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo) con una gran devoción del pueblo peruano y de América. En Lima se levantó un Santuario en su honor.
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