MENSAJE PASTORAL DE MONS. OSCAR D. SARLINGA
EN EL DOMINGO DEL BUEN PASTOR
12 de abril de 2008
Hermanos y hermanas de esta diócesis de Zárate-Campana,
Es el Señor el que llama a quienes Él quiere hacer «Pastores según su Corazón», pastores que conozcan a sus ovejas, como las ovejas los conocen. El mismo Jesús, Buen Pastor por excelencia, nos llama a cada uno de nosotros por nuestro nombre, no somos anónimos ni masificados para él, somos personas, con dignidad y valor eterno, ya como creaturas, ya como redimidos. Es por esto que Él se entregó por nosotros (Cf. Gal 2,20).
En el Cielo, seremos amados y amaremos como partícipes de la alegría infinita, de la felicidad sin límite, de la luz inextinguible que es el mismo Dios, semejantes a Él para siempre, porque lo veremos como Él es (cf 1 Jn 3,3). Mientras tanto, en nuestra peregrinación como Iglesia congregada y congregante, necesitamos de
El Pastor, por último, puesto que el bien es difusivo de sí mismo, experimenta el ardor porque la grey crezca y prospere en el Amor, porque muchos esperan escuchar la voz del Señor, y tantos todavía no la han sentido: “Tengo otras ovejas que no son de este rebaño –dice el Señor- (….) escucharán mi voz y serán un solo rebaño y un solo pastor” (Jn 10,16). Es el ansia misionera, que es propia de toda
Por esa razón, en nuestra declaración de hoy, al término de esta Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, “(…) los obispos de
Que se me conceda hoy, Domingo del Buen Pastor, el aplicar hoy de modo especial ese llamado a los sacerdotes, siendo que aquél lo es en sí es a todo el Pueblo de Dios. Así, agradezcamos la entrega generosa de todos, como lo expresamos en dicha declaración: “Valoramos el camino pastoral que realizan las Iglesias particulares con sus nuevos planes y proyectos. Por ello, agradecemos la entrega generosa de los sacerdotes y diáconos, nuestros principales colaboradores, de los consagrados y consagradas, de los agentes pastorales y de todas las comunidades cristianas. Con ustedes deseamos seguir abiertos al impulso del Espíritu, que nos viene de Aparecida, para renovar el entusiasmo de ser discípulos misioneros de Jesucristo”.
Queridos fieles de Jesucristo, queridos hermanos. Rezamos hoy en especial por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada. Damos gracias por el crecimiento vocacional que el Señor nos ha dado en nuestra diócesis, desde su Corazón. Pero nuestra mies es inmensa, y necesitamos más obreros… Crecer en santidad y en entrega generosa será la clave del aumento, perseverancia y santificación de las vocaciones sacerdotales.
Rezamos hoy con renovado entusiasmo la oración por la patria, rezamos y nos disponemos a obrar, con energía, con alegría compartida, poniendo también nuestras mejores intenciones y fuerzas al servicio del bien común en la sociedad civil.
Como comunidad diocesana,
Unidos al Papa Benedicto XVI, Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, en comunión con toda
Bajo la mirada de María, en su advocación de Nuestra Señora de Luján, los bendice y ora por ustedes,
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