11/26/2013
Es el llamado de la exhortación “Evangelii gaudium”, que representa el documento programático del actual Pontificado
Sacerdotes durante la Misa inicial del Pontificado |
Ciudad del Vaticano
«Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación». Este es el “sueño” de Papa Francisco, que con la exhortación apostólica “Evangelii gaudium” pide a todos los creyentes que salgan e indica a toda la Iglesia la vía de esa «conversión pastoral» que durante estos primeros meses de Pontificado, con su testimonio y predicación, ha tratado de enseñar.
«La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad».
Francisco estuvo trabajando en este documento exhaustivo, como si fuera casi una encíclica, durante todo el verano. Y en él hay muchos ecos de las sugerencias y de las referencias que surgieron gracias al trabajo de los padres sinodales, que se reunieron en Roma en octubre de 2012 para afrontar el tema de la Nueva Evangelización. En la exhortación se citan muchos documentos de las conferencias de los diferentes continentes, empezando por ese texto, fundamental, de Aparecida, que es casi la anticpación de una perspectiva que Bergoglio pretende poner en práctica, dando mayor valor al aporte de las Iglesias locales y, al mismo tiempo, descentralizando funciones y poderes.
En “Evangelii gaudium” se encuentran muchos de los temas y alusiones que han ido caracterizando los primeros meses del Pontificado. El Papa, al aludir al tema del aborto, insiste en que la vida es sacra, por lo que «no es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana». También insiste en el “no” de la Iglesia a la ordenación de las mujeres, propugnado por los que identifican en la orden sacra un “poder” y quisieran “clericalizar” a las mujeres (una óptica que también campea en el debate sobre las “cardenalas”). Al mismo tiempo, Francisco subraya la línea que ha seguido hasta ahora (y que ha recibido las críticas de los que esperan que la Iglesia sea una barricada a la “law & order”) de no insistir en la predicación sobre los llamados «valores no negociables», como si constituyeran el «kerygma», el alma del anuncio y de la propuesta evangélica. La pastoral misionera que propone Bergoglio «no se obsesiona por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia», sino que, en su anuncio, «se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario».
Otro tema significativo que aparece en la exhortación es el de la Iglesia que no debe nunca convertirse en una aduana, sino en la casa paterna «donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas». Las puertas de los sacramentos nunca deben estar cerradas; Francisco habla sobre el bautismo y sobre la eucaristía, que (explica citando las reflexiones de San Ambrosio sobre los sacramentos) «no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles». Una convicción que tiene «consecuencias pastorales» y que se puede extender hasta las reflexiones y la enfoque sobre el argumento de los divorciados que se han vuelto a casar. Un argumento pendiente del que se ocupará el Sínodo de los obispos, para tranquilidad de los “aduaneros” que pretenden rodear con alambre de púas a esa Iglesia “hospital de campo” que sueña el Pontífice.
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