lunes, 29 de julio de 2013

¡Vayan! Jesucristo cuenta con ustedes, la Iglesia cuenta con ustedes, el Papa cuenta con ustedes



2013-07-28 Radio Vaticana
(RV).- (Con Audio) Fue el mandato que el Papa Francisco transmitió a más de tres millones de jóvenes el domingo por la mañana en la Santa Misa de clausura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud de Río, recordando la palabra de Dios que hoy nos indica: “Vayan”, “sin miedo”, “para servir”. 

El Obispo de Roma precisó que a donde nos envía Jesús no hay fronteras, no hay límites: nos envía a todos. El Evangelio no es para algunos sino para todos, precisó el Santo Padre. “No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente.” El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor. “Quisiera que este mandato de Cristo: “Vayan”, resonara en ustedes jóvenes de la Iglesia en América Latina, comprometidos en la misión continental promovida por los obispos. Brasil, América Latina, el mundo tiene necesidad de Cristo”.

Homilía del Papa


(Audio) 

Queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,

Queridos jóvenes

«Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Con estas palabras, Jesús se dirige a cada uno de ustedes diciendo: «Qué bueno ha sido participar en la Jornada Mundial de la Juventud, vivir la fe junto a jóvenes venidos de los cuatro ángulos de la tierra, pero ahora tú debes ir y transmitir esta experiencia a los demás». Jesús te llama a ser un discípulo en misión. Hoy a la luz de la palabra de Dios que acabamos de oír, ¿Qué nos dice hoy el Señor? ¿Qué nos dice hoy el Señor? Tres palabras: Vayan, sin miedo, para servir.
1. Vayan. Durante estos días aquí en Río, ustedes han podido hacer la bella experiencia de encontrar a Jesús y de encontrarlo juntos, sintiendo la alegría de la fe. Pero la experiencia de este encuentro no puede quedar encerrada en la vida de ustedes, o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de la comunidad de ustedes. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde. La fe es una llama que se hace más viva cuanto más es compartida, transmitida, para que todos puedan conocer, amar y profesar a Jesucristo, que es el Señor de la vida y de la historia (cf. Rm 10,9).

Pero ¡cuidado! Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, ¡Vayan!, sino que dijo: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el evangelio es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti; es un mandato que no nace de la voluntad de dominio, de la voluntad de poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no nos dio algo de sí, sino se nos dio todo Él. Ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la misericordia de Dios. Jesús no nos trata como a esclavos, sino como a hombres libres, amigos, hermanos; y no sólo nos envía, sino que nos acompaña, está siempre a nuestro lado en esta misión de amor.

¿Para dónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía para todas las personas. El evangelio es para todos, y no para algunas personas. No es sólo para aquellos que parecen más cercanos a nosotros, más abiertos, más acogedores. Es para todas las personas. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a todos los ambientes, hasta las periferias existenciales, incluidos aquellos que parecen más distantes, más indiferentes. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor.

De forma especial, quisiera que este mandato de Cristo: «Vayan», resonara en ustedes jóvenes de la Iglesia en América Latina, comprometidos en la misión continental promovida por los obispos. El Brasil, América Latina, el mundo necesita de Cristo. San Pablo dice: «¡Ay de mí si no anuncio el evangelio!» (1 Co 9,16). Este continente ha recibido el anuncio del Evangelio, que marcó su camino y produjo mucho fruto. Ahora este anuncio se les ha confiado también a ustedes, para que resuene con fuerza renovada. La Iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, de la creatividad y de la alegría que los caracteriza. Un gran apóstol de Brasil, el beato José de Anchieta, partió en misión cuando tenía apenas diecinueve años! ¿Saben cuál es el mejor medio para evangelizar a los jóvenes? Otro joven. Éste es el camino a recorrer por ustedes.

2. Sin miedo. Puede que alguno piense: «No tengo ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el evangelio?». Querido amigo, tu miedo no se diferencia mucho del de Jeremías. Escuchamos en la lectura recién, cuando fue llamado por Dios para ser profeta: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño». También Dios les dice a ustedes lo que dijo a Jeremías: «No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» (Jr 1,6.8). Él está con nosotros.
«No tengan miedo». Cuando vamos a anunciar a Cristo, es Él mismo el que va por delante y nos guía. Al enviar a sus discípulos en misión, ha prometido: «Yo estoy con ustedes todos los días» (Mt 28,20). Y esto es verdad también para nosotros. Jesús no nos deja solos, ¡nunca deja solo a nadie! ¡Nos acompaña siempre!

Además Jesús no dijo: «Andá», sino «Vayan»: somos enviados juntos. Queridos jóvenes, sientan la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos, en esta misión. Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Jesús no ha llamado a los apóstoles para que vivan aislados, los ha llamado a formar un grupo, una comunidad. Quisiera dirigirme también a ustedes, queridos sacerdotes que concelebran conmigo esta Eucaristía: han venido para acompañar a sus jóvenes, y es bonito compartir esta experiencia de fe. Seguro que los ha rejuvenecidos a todos. ¡El joven contagia juventud! Pero es una etapa en el camino. Por favor, sígan acompañándolos con generosidad y alegría, ayúdenlos a comprometerse activamente en la Iglesia; que nunca se sientan solos. Y aquí quiero agradecer de corazón a los grupos de pastoral juvenil, a los movimientos y nuevas comunidades que acompañan a los jóvenes en su experiencia de ser Iglesia, tan creativos, tan audaces. ¡Sigan adelante y no tengan miedo!

3. La última palabra: para servir. En el inicio del salmo que proclamado escuchamos estas palabras: «Canten al Señor un cántico nuevo» (95,1). ¿Cuál es este cántico nuevo? No son palabras, no es una melodía, sino que es el canto de nuestra vida, es dejar que nuestra vida se identifique con la Vida de Jesús, es tener sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones. Y la vida de Jesús es una vida para los demás. La vida de Jesús es una vida para los demás, es una vida de servicio.

San Pablo, en la lectura que escuchamos hace poco, decía: «Me hice esclavo de todos, a fin de ganar el mayor número posible» (1 Co 9,19). Para anunciar a Jesús, Pablo se hizo «esclavo de todos». Evangelizar significa testimoniar personalmente el amor de Dios, significa superar nuestros egoísmos, significa servir inclinándonos a lavar los pies de nuestros hermanos como hizo Jesús.

Tres palabras: “Vayan, sin miedo, para servir”. Siguiendo estas tres palabras “Vayan, sin miedo, para servir”, experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe más alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del Evangelio. En la primera lectura, cuando Dios envía al profeta Jeremías, le da el poder para «arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar» (Jr 1,10). También es así para ustedes. Llevar el Evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo. Queridos jóvenes, ¡Jesucristo cuenta con ustedes! ¡La Iglesia cuenta con ustedes! ¡El Papa cuenta con ustedes! Que María, Madre de Jesús y Madre nuestra, les acompañe siempre con su ternura: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Amén (RC-RV)

sábado, 27 de julio de 2013

Discurso del Papa Francisco en Vía Crucis con los jóvenes de JMJ RÍO 2013


RÍO DE JANEIRO, 26 Jul. 13 / 05:38 pm (ACI).-

Queridísimos jóvenes:

Hemos venido hoy aquí para acompañar a Jesús a lo largo de su camino de dolor y de amor, el camino de la Cruz, que es uno de los momentos fuertes de la Jornada Mundial de la Juventud.

Al concluir el Año Santo de la Redención, el beato Juan Pablo II quiso confiarles a ustedes, jóvenes, la Cruz diciéndoles: “Llévenla por el mundo como signo del amor de Jesús a la humanidad, y anuncien a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención” (Palabras al entregar la cruz del Año Santo a los jóvenes, 22 de abril de 1984: Insegnamenti VII,1 (1984), 1105).

Desde entonces, la Cruz ha recorrido todos los continentes y ha atravesado los más variados mundos de la existencia humana, quedando como impregnada de las situaciones vitales de tantos jóvenes que la han visto y la han llevado.

Nadie puede tocar la Cruz de Jesús sin dejar en ella algo de sí mismo y sin llevar consigo algo de la cruz de Jesús a la propia vida.

Esta tarde, acompañando al Señor, me gustaría que resonasen en sus corazones tres preguntas: ¿Qué han dejado ustedes en la Cruz, queridos jóvenes de Brasil, en estos dos años en los que ha recorrido su inmenso país? Y ¿qué ha dejado la Cruz en cada uno de ustedes? Y, finalmente, ¿qué nos enseña para nuestra vida esta Cruz?

1. Una antigua tradición de la Iglesia de Roma cuenta que el apóstol Pedro, saliendo de la ciudad para huir de la persecución de Nerón, vio que Jesús caminaba en dirección contraria y enseguida le preguntó: “Señor, ¿adónde vas?”. La respuesta de Jesús fue: “Voy a Roma para ser crucificado de nuevo”.

En aquel momento, Pedro comprendió que tenía que seguir al Señor con valentía, hasta el final, pero entendió sobre todo que nunca estaba solo en el camino; con él estaba siempre aquel Jesús que lo había amado hasta morir en la Cruz.

Miren, Jesús con su Cruz recorre nuestras calles para cargar con nuestros miedos, nuestros problemas, nuestros sufrimientos, también los más profundos.

Con la Cruz, Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia, que no pueden ya gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos; con ella, Jesús se une a las familias que se encuentran en dificultad, que lloran la trágica pérdida de sus hijos, como en el caso de los 242 jóvenes víctimas en el incendio de la ciudad de Santa María en el incendio de este año recemos por ellos.

O que sufren al verlos víctimas de paraísos artificiales como la droga; con ella, Jesús se une a todas las personas que sufren hambre en un mundo que cada día tira toneladas de alimentos; con ella, Jesús se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel; en ella, Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven el egoísmo y la corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio.

En la Cruz de Cristo está el sufrimiento, el pecado del hombre, también el nuestro, y Él acoge todo con los brazos abiertos, carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: ¡Ánimo! No la llevas tú solo. Yo la llevo contigo y yo he vencido a la muerte y he venido a darte esperanza, a darte vida (cf. Jn 3,16).

2. Y así podemos responder a la segunda pregunta: ¿Qué ha dejado la Cruz en los que la han visto, en los que la han tocado? ¿Qué deja en cada uno de nosotros? Deja un bien que nadie más nos puede dar: la certeza del amor indefectible de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos.

En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, su inmensa misericordia. Y es un amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer.

Queridos jóvenes, fiémonos de Jesús, confiemos totalmente en Él (cf. Lumen fidei, 16). porque Él nunca defrauda a nadie.

Sólo en Cristo muerto y resucitado encontramos salvación y redención. Con Él, el mal, el sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra, porque Él nos da esperanza y vida: ha transformado la Cruz de ser instrumento de odio, de derrota, de muerte, en un signo de amor, de victoria y de vida.

El primer nombre de Brasil fue precisamente “Terra de Santa Cruz”. La Cruz de Cristo fue plantada no sólo en la playa hace más de cinco siglos, sino también en la historia, en el corazón y en la vida del pueblo brasileño, y en muchos otros. A Cristo que sufre lo sentimos cercano, uno de nosotros que comparte nuestro camino hasta el final. No hay en nuestra vida cruz, pequeña o grande, que el Señor no comparta con nosotros.

3. Pero la Cruz nos invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda, a quien espera una palabra, un gesto, y a salir de nosotros mismos para ir a su encuentro y tenderles la mano.

Muchos rostros han acompañado a Jesús en su camino al Calvario: Pilato, el Cireneo, María, las mujeres… También nosotros podemos ser para los demás como Pilato, que no tiene la valentía de ir contracorriente para salvar la vida de Jesús y se lava las manos.

Queridos amigos, la Cruz de Cristo nos enseña a ser como el Cireneo, que ayuda a Jesús a llevar aquel madero pesado, como María y las otras mujeres, que no tienen miedo de acompañar a Jesús hasta el final, con amor, con ternura. Y tú, ¿como quién eres? ¿Como Pilato, como el Cireneo, como María? Jesús te está mirando ahora y te dice ¿Me quieres ayudar a llevar la cruz?.

Queridos jóvenes, llevemos nuestras alegrías, nuestros sufrimientos, nuestros fracasos a la Cruz de Cristo; encontraremos un Corazón abierto que nos comprende, nos perdona, nos ama y nos pide llevar este mismo amor a nuestra vida, amar a cada hermano o hermana nuestra con ese mismo amor. Que así sea.

jueves, 25 de julio de 2013

De la homilía en APARECIDA

DIOS "SORPRENDENTE"

Pienso que tiene que ser "re-re-leída, re-re-reflexionada", sobre todo en un punto sobre el cual observo que no se le ha dado la relevancia que posee, si lo interpretamos a la luz de esas homilías matutinas en Santa Marta. Me refiero: habría que profundizar más en lo que para el Papa Francisco significa, me parece, "dejarse sorprender" por Dios.... Me parece quiere decir "Dios que amorosamente irrumpe con su -quizá por nosotros inesperada- MISERICORDIA", que sana, que cura, que nos hace creaturas nuevas. Tampoco el hijo pródigo "se esperaba" la reacción de su Padre de Amor...lo "sorprendió", porque a decir verdad, como merecer, merecía, "ser tratado como uno de los servidores, y no ya como hijo". Pero.... la "sorpresa" de Dios.... como locus theologicus.... tal vez nos deparará sorpresas en la consideración de nosotros mismos como "hijos" y en la renovada evangelización a la que somos llamados. Es una impresión, un hermeneuta no soy. Pero de mi parte al menos voy a ponerlo en oración, esto que mencioné, no sea cosa que, en el cúmulo y fárrago de la hiperinformación que recibimos, me pierda algo "que el Espíritu dice a las Iglesias...." como dice el libro del Ap. en la Biblia.
Dios, "que nos sorprende"
La categoría del "encuentro"
La categoría de la "sorpresa"
La gracia del perdón; la maravilla de la Misericordia.
Las "nuevas creaturas" que somos, por la Gracia de Jesús.
El Reino del Señor, cuya primicia es la Iglesia, "que camina" hacia la Casa del Padre, guiada por la luz de la Estrella de la Mañana, María, la Virgen.
Francisco inciensa el ícono de Jesús Misericordioso en el Domingo de la Divina Misericordia, en Roma
La homilía en youtube
 

miércoles, 24 de julio de 2013

Francisco vuelve a APARECIDA como Obispo de Roma y Papa

Santuário Nacional de Aparecida
Reflexión de Mons Oscar D Sarlinga
Pienso en: la misión programática y paradigmática.... Y en una visión relectural de Aparecida, que sería oportuno "repristinar" como un programa pro-visivo y pro-activo "ante litteram". Esta visión nos ha de impulsar a calibrar Aparecida, más que como a un "documento", como una viviente "llamada-a-la-misión-en-acto", en la "tradición viviente de la Iglesia", "en pro".
Hasta aquí mi reflexión, el texto que sigue está tomado de Vatican insider:

"Allí, en el Santuario mariano de Nossa Senhora da Conceição, el más visitado de Brasil, el primer Papa latinoamericano de la Iglesia encomendará la JMJ y todo su pontificado a la protección de María. Justamente en el mismo lugar, en 2007, se llevó a cabo la última asamblea general del CELAM, es decir del episcopado latinoamericano, y el entonces cardenal Bergoglio dirigió el trabajo para la redacción del documento final.
Un documento fundamental para la misión en ese que fue definido como “el Continente de la esperanza”, pero que, especialmente después de la elección de Francisco, tiene un valor que va mucho más allá de sus fronteras, porque refleja su mirada sobre la evangelización.
Al hablar sobre Aparecida y sobre la redacción del documento final en una entervista con 30Giorni (de noviembre de 2007), Bergoglio definió aquella reunión como «un momento de gracia para la Iglesia latinomaericana». El documento, explicó en esa ocasión, fue el fruto de «un trabajo que se movió desde abajo hacia arriba, y no al contrario». Según el futuro Papa, este era uno de los «pilares» de Aparecida.
«Es, tal vez, la primera vez que nuestra Conferencia general no parte de un texto base preconfeccionado, sino de un dálogo abierto, que ya había comenzado entre el CELAM y las Conferencias episcopales». Bergoglio, en aquella ocasión subrayó la gran libertad que Benedicto XVI había dado a los obispos, y la disposición, frente a la enorme cantidad de material, a «recibir todo lo que venía desde abajo, del pueblo de Dios, y a llevar a cabo no una síntesis, sino una armonía». Armonía hecha por el Espíritu Santo, que solo «puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo hacer unidad. Porque, cuando nosotros somos los que quieren hacer la diversidad, hacemos los cismas; y, cuando somos nosotros los que quieren hacer la unidad, hacemos la uniformidad, la homologación. En Aparecida colaboramos en este trabajo del Espíritu Santo». El segundo «pilar» de Aparecida, también explicó el entonces arzobispo de Buenos Aires, era que, por primera vez la Conferencia del episcopado latinoamericano se reunió en un santuario mariano.
«Y el lugar, de por sí, expresa todo el significado. Cada mañana recitamos laudes, celebramos misa junto a los peregrinos, a los fieles. El sábado o el domingo había dos mil, cinco mil. Celebrar la eucaristía junto al pueblo es diferente que celebrarla solo entre notostros los obispos. Esto nos dio el vivo sentimiento de pertenencia a nuestra gente, de la Iglesia que camina como pueblo de Dios, de nosotros obispos como sus servidores. Y luego, los trabajos de la Conferencia se desarrollaron en un ambiente situado bajo el santuario. Y desde allí se seguian escuchando las oraciones, los cantos de los fieles...».
«En el documento final -añadió Bergoglio- hay un punto sobre la piedad popular. Son páginas muy hermosas. Y yo creo, es más, estoy seguro de que fueron inspiradas justamente por ella. Después de las que contienen los “Evangelii nuntiandi”, son las páginas más hermosas que se hayan escrito sobre la piedad popular en un documento de la Iglesia. Es más, osaría decir que el de Aparecida es el “Evangelii nuntiandi” de América Latina». El futuro Papa, en la entrevista con “30 Giorni”, también habló sobre el tercer «pilar»: la misión. «El documento de Aparecida no se agota en sí mismo, no cierra, no es el último paso, porque la apertura final es sobre la misión. El anuncio y el testimonio de los discípulos. Para permanecer fieles hay que salir. Siendo fieles se sale. Esto es lo que dice en el fondo Aparecida. Que es el corazón de la misión».
Bergoglio explicó también en la entrevista que ser fieles «implica una salida. Se permanece en el Señor justamente si se sale de sí mismo. Paradójicamente, justamente porque se permanece se es fiel, se cambia… La fidelidad siempre es un cambio, un florecimiento, un crecimiento. El señor lleva a cabo un cambio en los que le son fieles. Es la doctrina católica». Al final, Bergoglio, después de haber aludido al tema fundamental de la misericordia, invitó a «ver a nuestra gente no como debería ser, sino cómo es para ver qué es necesario. Sin previsiones o recetas, sino con apertura generosa. Dios habló para las heridas y para las fragilidades. Dejemos que el Señor hable… En un mundo en el que no logramos interesar con las palabras que decimos, solamente Su presencia que nos ama y nos salva puede interesar. El fervor apostólico se renueva porque somos testimonio de Aquel que fue el primero en amarnos».

lunes, 22 de julio de 2013

50 ° Aniversario de la Parroquia Maria de Nazareth

El sábado 20 de julio, Mons. Sarlinga, presidio la Santa Misa por el 50 ° Aniversario de la Pquia. Maria de Nazareth (Zárate). Participaron de ella varios sacerdotes y seminaristas, entre los primeros se encontraban: el administrador de la pquia. Pbro. Adrian Lázaro, Mons Ariel Perez, Alberto Evangelista, Fernando Crevatin, Carlitos Barbero, Nicolas Guidi , Fernando Crevatin y Mauricio Aracena; ademas del diacono Ricardo Dib.
Mons. Oscar Sarlinga durante la homilía en María de Nazaret, de Zárate, en su quincuagésimo aniversario
En representación del Intendente de la ciudad , estuvo el presidente del Honorable Consejo Deliberante de la ciudad, el Sr. Aldo Morino.
También se encontraban familiares del Pbro. Antonio Antonelli (que fue durante casi 10 años cura párroco) y descendientes de la Sra. Elena Murray de Fox . Ella fue quien dono los terrenos para que se construyera la parroquia y la escuela hoy denominada N°6 en Villa Fox.
P. Adrián Lazaro, de "María de Nazaret", y P. Alberto Evangelista, de "Beata Teresa de Calcuta" -surgida desde la parroquia-madre de María de Nazaret- en el quincuagésimo aniversario de esta última.
Como se esperaba la participación de numerosos fieles, se preparo con anticipación  el salón parroquial que se encuentra detrás del templo para que los asistentes pudieran seguir la celebración en forma simultanea a través de una pantalla gigante. De este modo, con el templo y salón  efectivamente colmados se compartió  la Eucaristía.
Mons Oscar, pidió muy especialmente que el fruto de este aniversario sea que todos pudieran:  caminar, construir y testimoniar a Jesús, tal como lo pidió SS Francisco al comienzo de su pontificado. Hablo también de la Virgen Maria, de como ella  supo guardar todo lo que le ocurría en el corazón y estuvo luego fielmente al pie de la Cruz, y que dejemos que Ella nos renueve, para que digamos que si al Padre en toda circunstancia.
Al finalizar la misa, el Obispo bendijo dos placas recordatorias de este aniversario.
Placas conmemorativas del quincuagésimo aniversario de María de Nazaret
 Alegría y festejo comunitario
En el Salón Cultural tuvo lugar el festejo y ágape fraterno luego de la celebración litúrgica. Hubieron diferentes números musicales animando la fiesta.
Charlas, anécdotas y agradecimientos no faltaron en la velada de la cual participo la comunidad parroquial, el Sr. Obispo , sacerdotes y seminaristas, miembros de otras comunidades parroquiales y otros vecinos de la ciudad de Zárate.
El Pbro. Mario Medina  (que fue cura párroco de la comunidad) y otros sacerdotes  se sumaron en esta instancia a los festejos, no pudiéndolo hacer antes, debido a sus compromisos pastorales.

sábado, 20 de julio de 2013

Para SABER y "COMUNICAR"

"Estar comunicados" es también un acto de Amor.

Conexión con la JMJ by JMJ Zárate - Campana

Desde esta web se irán posteando fotos y videos con las vivencias de los jóvenes de la Diócesis de Zárate - Campana durante los días de la JMJ en conexión con la Vigilia que se realizará en la Catedral Santa Florentina de Campana el sábado 27 a las 19:30 hs.:
https://new.livestream.com/accounts/4711829/events/2251505

domingo, 7 de julio de 2013

Misa de “bendición y envío misionero” por la JMJ Rio 2013

El domingo 7 de julio por la mañana, Mons. Oscar D. Sarlinga presidió la misa de “bendición y envío misionero” a los jóvenes que participarán de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en la Cocatedral Natividad del Señor ,de Belén de Escobar.
Durante su homilía,  el Sr. Obispo, menciono (entre otras cosas) que el sentido de la vida de cada uno de nosotros, es Cristo y también hablo de la felicidad verdadera , que se manifiesta en el corazón que tiene al Dios de la Vida en el:
Ser consolados……recibir consolación del Señor, clamar a El……”Abbá”, y caminar juntos con el gozo de vivir con Cristo en el corazón…”Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice el Señor”. “Consolar” es infinitamente más que recibir “un premio-consuelo”, y menos es “el ayudarnos a resignarnos”. “Consolar” es darnos la fortaleza de la esperanza, nos la da el Señor, como dijo San Pablo: “El Señor me ayudó y me dio fuerzas” (2 Tm 4, 17).
Participaron de la celebración varios sacerdotes, entre ellos el Párroco Pbro. Albino Cabral , el Pbro. Mauricio Aracena y el Delegado de Pastoral Juvenil Zarate- Campana Pbro. Hugo Lovatto, junto con algunos seminaristas.

También se hicieron presentes familiares y amigos de los peregrinos, además de los miembros de la comunidad de la Cocatedral..

Al final de la Santa Misa, todos los que viajaran a Rio de Janeiro, fueron especialmente llamados y reunidos , recibiendo entonces, de parte del Obispo, la aspersión y bendición.

La animación musical de la misa estuvo a cargo de la Pastoral de Música Diócesis de Zárate – Campana.


También puede leerse en:  http://obispadodezaratecampana.org/

jueves, 4 de julio de 2013

Aniversario de consagración episcopal de Mons. Esposito y de la diócesis

Aniversario de la consagración episcopal de S.E. Mons. Alfredo Mario Esposito.
4 de julio de 1975 ordenación de Mons. Esposito
Nuestro Obispo Mons. Oscar Sarlinga celebrará la Santa Misa por su eterno descanso en la capilla episcopal del Obispado.
 
Nuestra diócesis de Zárate-Campana fue creada el 21 de abril de 1976 mediante bula de Su Santidad Paulo VI ("Qui divini consilio").
Nuestro primer Obispo fue consagrado en la iglesia catedral de Santa Florentina, el 4 de julio de 1976. Hoy es el 37mo. aniversario de su consagración, de manos del entonces Nuncio Apostólico, S.E. Mons. Pio Laghi.
Nos recuerda el trigésimo séptimo aniversario de creación de nuestra diócess, iglesia particular, en la cual, en la comunión, se dan todas las notas de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica.
Rezamos por nuestra diócesis, y por el eterno descanso de +Alfredo Mario, Obispo de la Iglesia de Dios.
Réquiem aeternam dona ei, Domine, et lux perpetua luceat ei. Requiescat in Pace. Amen.
 
Para mayor información: