lunes, 5 de noviembre de 2012

Primera reunión general de la renovada JuREC (Junta regional de Educación católica) con los representantes legales de los colegios del Obispado


Belén de Escobar, colegio “Santa María”, sábado 3 de noviembre, de 9.00 a 13.30.

Estuvo presente también el Sr. Obispo Mons. Oscar Sarlinga, quien habló al inicio sobre las relaciones basadas en la "verdad" y en la virtud de la verdad, en lo referente a la educación católica, y citó para ello algunos parágrafos del Catecismo de la Iglesia Católica y la q. 109 de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino.
La educación católica es una de las prioridades, tanto por el mensaje de la Jornada Mundial de la Paz para este año de 2012, que nos enviara S.S. Benedicto XVI, como por ser una de las recomendaciones pastorales especificadas para este Año de la Fe, cuya apertura hemos hecho en diócesis el 12 de octubre ppdo. en Pilar.
La primera reunión de la renovada JuREC se desarrolló con cuantiosa y valiosa presencia, con su Moderador, Prof. Hector MILA y el Vice-moderador primero: Mons. Dr. Daniel Marcelo Ferrari, el Vice-moderador segundo: Pbro. Mauricio Aracena Parra, la Responsable de la secretaría técnica y ejecutiva, Lic. Silvia Ciancio y todo el equipo, cuyos miembros pueden verse en esa página web, en el artículo dedicado a dicho organismo.
Si bien la secretaría general reside en las oficinas de Av. Tapia de Cruz 520 tel. (0348) 4680802 y subsidiaria y diariamente en la sede del colegio "Nuestra Señora del Pilar" Belgrano 556 Pilar, (0230) 4429521, la JuREC tiene pensado un itinerario formativo en las distintas ciudades de la diócesis que sean sede de colegios católicos.
La importancia orgánica y pastoral fue puesta de relieve al citar el Código de Derecho Canónico, el cual es “la eclesiología del Concilio Vaticano II puesta en lenguaje jurídico”, como lo dijo el Beato Juan Pablo II,  en lo que respecta a la educación católicaafirma que “(…) al Obispo diocesano compete, observando las eventuales disposiciones dictadas al respecto por la Conferencia Episcopal, regular lo que toca a la enseñanza y a la educación religiosa católica, que se imparte en cualesquiera escuelas o se lleva a cabo en los diversos medios de comunicación social (cf. can. 804 § 1)” y que “(…) le concierne también (al Obispo) laorganización general de las escuelas católicas y la vigilancia para que éstas mantengan siempre su identidad” (Cf. can. 806),
En nuestra diócesis se ha dado desde el inicio un desenvolvimiento de las actividades educativas que han durado hasta el presente y asimismo un iter de reorganización, en sucesivas etapas, de las actividades propias de la Junta Regional de Educación Católicade esta diócesis de Zárate-Campana, cuyo marco legal y eclesial, más que en un “estatuto” se hallaba dispersa en disposiciones diversas y de diferente valor normativo, dadas en las épocas fundacionales la misma, en tiempo de S.E. Mons. Alfredo Esposito Castro.
La Junta Regional de Educación Católica (JuREC) se corresponde en su misión con las facultades jurídico-administrativo-financiero-contables que se adjudican al creado “Centro de Gestión administrativa”, el cual es organismo anexo del Obispado en lacalidad de éste como persona jurídica civil pública, a tenor del Código Civil de la República Argentina, art. 33 y correlativos, y leyes pertinentes.

Véase el tema en
http://www.obispadozaratecampana.org/

La renovación de los moderadores, miembros y asesores de la Junta Regional de Educación Católica en la diócesis, luego del vencimiento por expiración del plazo de los anteriores miembros el día 2 de septiembre ppdo. nos recuerda la importancia de enmarcar la naturaleza y acción de dicho organismo dentro del Plan Pastoral diocesano, que se encuentra en revisión por vía de la Mesa pastoral, pero cuyos postulados son propios de la normativa de la Iglesia, así como la inserción del subsistema educativo dentro del llamado a la "nueva evangelización", conforme a las leyes en vigencia acerca de la libertad religiosa y de culto en nuestra democracia.
De hecho, en el Plan Pastoral diocesano se contempla la "educación católica" como "fermento del laicado". Fermento es una expresión bíblica, como el "fermento en la masa" y la promoción auténtica del laicado es fundamental en la nueva evangelización, comprendida aquí la promoción humana integral, como lo expresa el capítulo IV del Plan Pastoral, a saber, en su n. 8:
8. La Educación católica y la Pastoral de la cultura
Para lograr este servicio educativo a nuestra sociedad hemos de centrarnos en dos instituciones: la familia y la escuela-universidad. Además, destacamos la Doctrina Social de la Iglesia como el mejor medio para encarnar los principios evangélicos en la compleja realidad cultural, política, social, ecológica y económica.
La escuela y la universidad: "(…) el mundo de la educación es un campo privilegiado para promover la evangelización de la cultura y la inculturación del Evangelio". No podemos menos que alentar a quienes trabajan en la pastoral educativa de la Iglesia, que desde el nacimiento de nuestra Nación siempre estuvo al servicio de la educación en la escuela pública, sea de gestión estatal, privada o confesionalmente católica. Destacamos como decisiva acción pastoral el procurar que ningún educando egrese de nuestras instituciones sin una conveniente cosmovisión cristiana: sin haber interiorizado un amor y una fe firmes en Jesucristo, junto a un activo sentido de participación y pertenencia a la Iglesia, unidas a un compromiso personal y solidario para construir una Patria de hermanos.

Véase el tema en
http://www.obispadozaratecampana.org/

Por otra parte, en el año 2009, Mons. Oscar Sarlinga confió “la educación de la juventud a la intercesión y al patronazgo de San Juan Bosco”, con oportunidad de la visita de las reliquias del Santo a la vicaría de Nuestra Señora de Caacupé, en la barriada homónima, localidad de Presidente Derqui, en el partido de Pilar.

Puede verse el tema en:
http://www.aicaold.com.ar/

http://oscarsarlinga.blogspot.com.ar/

8 de septiembre de 2009

La urna con las reliquias de San Juan Bosco fue llevada este lunes 7 a la “vicaría de Nuestra Señora de Caacupé”, en el barrio de Monterrey (principalmente formado por descendientes de paraguayos) en la localidad de Presidente Derqui (partido de Pilar), diócesis de Zárate-Campana, donde fue depositada en el templo para la veneración de los fieles, una hora antes de la misa, que tuvo lugar a las 19. Cumpliéndose los 150 años de la fundación de la Congregación Salesiana y la proximidad de la celebración del bicentenario de su nacimiento (que será en 2015), dicha urna, réplica de la que se halla en Turín, la cual contiene restos de San Juan Bosco, ha recorrido diversas diócesis de la Argentina, a comenzar por su peregrinación por la Patagonia. La Vicaría de Nuestra Señora de Caacupé (sita en Uruguay 818 - (B1635BMR) de Presiente Derqui, tiene como encargado, como se ha dicho, al P. Dino Baldán, quien ha trabajado desde años allí, forjando la comunidad con espíritu salesiano, catequético, misionero. Concelebraron la Santa Misa con el Obispo el R.P. Mario Iantorno, Vicario Inspectorial y Rector de la Universidad Salesiana Argentina, Mons. Galuppo, vicario general, Mons. Santiago Herrera, pro-vicario y Rector del Seminario, el Decano de Pilar, Pbro. Oscar Iglesias, el P. Albino Cabral (párroco de La Lonja y colaborador en la vicaría) el P. Diego Zupan, responsable del traslado de las reliquias por el país, y otros sacerdotes tanto del Decanato como de otros decanatos de la diócesis.

Mons. Oscar Sarlinga, quien estuvo emocionado de recibir las reliquias de quien consideró “un gran santo, que colaboró con la transformación de la Iglesia y de sectores de la humanidad”, hizo mención también de cómo lo había denominado S.S. Juan Pablo II, quien lo llamó “Padre y maestro de la juventud”. Luego de hacer alguna referencia biográfica, tal como su nacimiento el 16 de agosto de 1815 y su fallecimiento el 31 de enero de 1888, en Turín, explicó que fue canonizado el 1ro. de abril de 1934 por S.S. Pío XI. Dijo el Obispo que, “(…) incluso antes de la formulación de algunas afirmaciones de la Doctrina Social de la Iglesia, puede decirse que Don Bosco tenía la intuición, el concepto y la acción del desarrollo humano, de “todo el ser humano” y de “todos los seres humanos”, y esto en un sentido integral, a comenzar por la evangelización, la vocación más profunda de la Iglesia”. Dijo que “(…) fue primero sacerdote, y también educador, en el sentido más profundo del término, defensor de la fe de la Iglesia, promotor de la imprenta, del progreso y del crecimiento de las virtudes, incluso cívicas”.

Realzó el Obispo la fidelidad de Don Bosco a la Iglesia, y su relación con el Papa Pío IX, el cual dio un apoyo incondicional a su apostolado y tenía un gran aprecio por el carismático sacerdote turinés. Acerca de su lema sacerdotal “Da mihi animas, coetera tolle” explicó Mons. Sarlinga que se refería al alma como “principio de vida” y por consiguiente que lo que pedía Don Bosco al Señor era que le diera a las personas, para restablecerlas en su dignidad de hijos de Dios, en su dignidad humana, en la evangelización y en la promoción integral. “Lo demás”, dijo, podía serle quitado, pero no el valor de las personas como imagen de Dios.

Mons. Sarlinga se detuvo también en explicar por qué el nombre de “salesianos” e hizo alusión a la devoción de Don Bosco por San Francisco de Sales, obispo de Ginebra y Doctor de la Iglesia, uno de sus principales modelos, pues “(…) el Obispo, que debía residir en Annecy por la persecución a los católicos en Ginebra, venía a su ciudad episcopal vestido de paisano, y recorría las casa de los católicos ocultos, llevándoles mensajes y con un gran coraje, que nunca le hizo perder la suavidad de trato, la mansedumbre y la dulzura de su carácter, fruto de la paciencia, y ésta de la esperanza teologal, y esto tanto frente a los ataques a la fe, como al fenómeno del rigorismo, que también se daba, confundiendo las conciencias”. Desde el principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa Mencionó, continuando su homilía, que Don Bosco estuvo atento a los signos de su tiempo, y a lo que hoy llamaríamos “los signos de los tiempos”, tomando en serio la educación de la juventud, tanto en el aspecto de los talleres de artes y oficios, como en el desarrollo del aspecto lúdico, de los juegos, en el Oratorio donde los muchachos podían aprender un oficio útil, asistir a los sacramentos y tener un patio para jugar sanamente con los amigos.

Mons. Sarlinga le confió emotivamente al Santo tanto la educación de la Juventud, en los numerosos colegios católicos de la diócesis, como también la “Misión Joven” que por tercer año consecutivo viene realizándose en distintas ciudades, con un grupo estable de entre 300 y 400 jóvenes misioneros que se desplazan cada año a una distinta ciudad, siendo este año, en octubre, el destino la ciudad de Campana (luego de Baradero y Escobar, en los pasados años).

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