Con alegría comienzo una nueva etapa de mi año sabático en el interior del país, conforme lo solicité para este tiempo. Gracias de corazón al Papa Francisco por su escucha y acompañamiento constante, y al querido Mons. Santiago Olivera, a cuya diócesis estoy yendo, en Capilla del Monte (Provincia de Córdoba). Lo considero un bálsamo y una gracia. Encomiendo apostolado a la Virgen María, a San José, a San Antonio de Padua y a los beatos Cura Brochero (próximamente a canonizar) y a Madre Antula.
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